Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva durante el debate en los estudios de TV Globo, en Río de Janeiro.Antonio Lacerda (EFE)
Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro han tenido su último y decisivo cara a cara antes de los comicios del domingo. El debate, organizado en la noche de este viernes por la cadena de televisión Globo, se ha extendido por más de dos horas. Fue una de las últimas oportunidades de Bolsonaro para atraer a los pocos indecisos que quedan y acercarse a Lula, el favorito de las encuestas en un duelo muy reñido. A dos días de la votación, el tono ha sido bastante bronco.
William Bonner, el presentador del noticiario nocturno de Globo, tuvo un papel discreto, con un formato que favorecía las preguntas entre los propios candidatos, que se atacaron sin tregua. Entre las reglas, se estableció que no se permitiría ningún contacto físico, a diferencia del primer debate de la segunda vuelta, el pasado día 16. En aquel encuentro, Bolsonaro tocó en un momento el hombro de Lula, que se sacudió el gesto. “No quiero estar cerca de usted”, le llegó a decir Lula en un momento del cara a cara de este viernes. Estas son algunas claves del encuentro.
El salario mínimo a debate
Bolsonaro abrió el debate con la promesa de que se propone aumentar el salario mínimo hasta 1.400 reales (unos 264 dólares), después de que la prensa brasileña reportara que el Ministerio de Hacienda tenía planes para congelarlo. “La verdad es que el salario mínimo es menor que cuando él llegó”, aseguró Lula atacando un flanco débil del ultraderechista. “Yo di 74% de aumento real al salario mínimo”, dijo más de una vez. En varias ocasiones mencionaron sus respectivos programas banderas de ayudas estatales, Bolsa Familia y Auxilio Brasil, sin profundizar en sus planteamientos.
“El mayor mentiroso de la historia de Brasil”
El debate estuvo repleto de descalificaciones, con la acusación de “mentiroso” como el arma arrojadiza favorita de ambos candidatos. El tono áspero recayó una y otra vez en los señalamientos de falsedades cada vez que alguno de los dos se quedaba sin argumentos para responder una pregunta de su adversario. “Pare de mentir”, fue el estribillo de Bolsonaro, a lo que Lula le replicó que “el pueblo sabe quién es el mentiroso”. En varias ocasiones el aspirante del Partido de los Trabajadores, más encendido que en las citas anteriores, mencionó la cifra de 6.948 mentiras del actual presidente durante su periodo, sin aclarar de donde la sacaba, hasta llegar a calificarlo como “el mayor mentiroso de la historia de Brasil”.
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SuscríbeteUn “paria” mundial
Bolsonaro intentó repetir su estrategia de atacar a Lula por los escándalos de corrupción, y el periodo que pasó en la cárcel, asegurando que nunca fue absuelto sino “descondenado” (exonerado). Lula llevó la conversación varias veces a la política exterior, un terreno en el que insistió en acusar a su rival de haber aislado a Brasil hasta convertirlo en un “paria”. “No tiene relación con ningún país del mundo”, le fustigó, mientras este volvió a señalarlo de privilegiar el trato con los Gobiernos de Venezuela, Cuba y Argentina, un país democrático –y vecino– al que equiparó a los regímenes de Caracas y La Habana. “Hicimos la política exterior más eficaz”, “Brasil era un gran protagonista internacional”, reivindicó Lula, en referencia a los logros de su Gobierno.
Cruce de acusaciones sobre Roberto Jefferson
Algunos de los momentos más agrios giraron en torno al exdiputado Roberto Jefferson, un aliado de Bolsonaro y gran aficionado a las armas que el domingo se atrincheró en su casa y disparó contra los agentes que iban para detenerlo. Lula lo calificó de “pistolero” de Bolsonaro. El presidente intentó distanciarse al recordarlo como un “delator” en uno de los escándalos de corrupción del PT. “Usted mandó a la policía federal a negociar. Si fuera un negro de una favela, usted lo habría mandado matar”, le soltó Lula.
Sergio Moro y Marina Silva, exministros reconciliados
Bolsonare decidió repetir la estrategia del anterior debate y llevar como acompañante al exjuez Sergio Moro, elegido senador el pasado 2 de octubre. Moro, responsable por el caso de corrupción que mandó a prisión a Lula, llegó a ser ministro de Justicia y de Seguridad de Bolsonaro, pero después fue muy crítico con el presidente hasta que sellaron una reciente reconciliación. Otra sonada reconciliación emergió cuando debatieron sobre la deforestación, que ha llegado a sus cifras más altas en 15 años con Bolsonaro. Lula invocó la “respetabilidad” de Marina Silva, su ministra de Medioambiente, que se ha volcado en apoyar al expresidente tras dar por superados años de desencuentros.
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