Dillon Brooks no cambia ni tiene pinta que lo vaya a hacer, cómodo en su papel de nuevo villano de la NBA que se dedica por oficio a molestar estrellas. La última de ellas, LeBron James, en lo que ha sido un intenso duelo entre ‘The King’ y Brooks en el Lakers-Grizzlies de la primera ronda de playoffs en que acabó con clasificación para los de púrpura y oro.
En las comparecencias de final de temporada de Memphis, el polémico alero no se retractó de su actitud con LeBron, al que llamó “viejo” y al que propinó un golpe en los testículos en el tercer partido que le costó la expulsión.
“Soy quien soy. No me arrepiento, soy un competidor, compito. No pienso que LeBron se emocionara, él está de vuelta a los playoffs, ha sido poco tiempo. Pienso que él estaba listo para jugar”, destacó Brooks, multado por la NBA con 25.000 dólares por no atender a los medios tras el sexto y definitivo partido.
El alero no cree que todo el jaleo que se trae con sus provocaciones le desconcentre de su trabajo en la pista, aunque sus números en esta serie han dejado mucho que desear, especialmente en el tiro: 10,5 tantos, 3 rebotes, 2 asistencias y un 31% en tiros de campo y un 23,8% en triples con un más-menos de -7,3.
“La mayoría de la gente tiene miedo de competir y eso es por lo que se inquietan o se sienten así cuando juego contra ellos. Intento competir al más alto nivel que puedo, es la única manera con la que entré en esta liga. No voy a cambiar, voy a seguir haciendo lo que hago y mejorar”, advirtió el jugador de 27 años, al que LeBron le envió un par de contundentes mensajes tras consumarse la victoria de los Lakers.