Bruselas acusa al director de Frontex de ocultar y tergiversar información


La guerra abierta de la Comisión Europea contra el director ejecutivo de Frontex entra esta semana en una fase decisiva, con la conclusión del primer informe sobre las supuestas irregularidades cometidas por la agencia de fronteras y su participación o connivencia con numerosas devoluciones de inmigrantes en caliente. En vísperas de una reunión extraordinaria de la cúpula de Frontex, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, exige “transparencia” a Fabrice Leggeri, máximo responsable de la agencia. El departamento de Johansson acusa a Leggeri de haber ocultado y tergiversado información en su pugna por intentar despejar las sospechas que pesan sobre su gestión.

Por encargo de Johansson, la directora general de Migración de la Comisión ha remitido una misiva a Leggeri en la que refuta punto por punto los argumentos esgrimidos por el director de Frontex no solo en su defensa ante la Comisión sino también ante el Parlamento Europeo.

“No me queda más remedio que corregir un número de importantes puntos que son presentados de manera engañosa en su nota, sobre todo, teniendo en cuenta que repitió algunos de ellos durante su audiencia ante la Comisión de Libertades del Parlamento Europeo del 1 de diciembre de 2020”, señala la misiva, a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

El texto de la directora general es descarnado y sin miramientos, un tono casi nunca visto en las comunicaciones interinstitucionales en la UE. Tampoco es habitual que la Comisión cuestione a los directivos de las agencias comunitarias, pero la ofensiva contra Leggeri parece generalizada y el francés podría tener las horas contadas. Además de la investigación interna, el directivo afronta el escrutinio de la Defensora del Pueblo europeo, del Parlamento Europeo (donde el grupo socialista ya reclama su dimisión) y hasta de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (por supuestos casos de acoso laboral).

La comisaria Johansson no se pronuncia sobre la posible dimisión de Leggeri. Pero durante un encuentro con varios medios internacionales, entre ellos EL PAÍS, no oculta su disgusto por la falta de colaboración del director de Frontex en clarificar lo sucedido con las expulsiones de migrantes antes de que puedan pedir asilo y por su retraso en poner en marcha un marco de vigilancia interna que evite la violación de los valores fundamentales de la UE.

“Mi deseo es que Frontex cumpla totalmente [la legislación europea] y que lo haga de manera abierta y transparente”, señala Johansson durante la entrevista en el edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea en Bruselas. “Una agencia europea tiene que cumplir el acervo comunitario y ser capaz de demostrarlo”, añade la comisaria sueca.

A través de la carta, la Comisión acusa a Leggeri de haber “obstruido” y “retrasado” la puesta en marcha de los controles internos e independientes “reforzados” previstos en el reglamento de Frontex (de 2019) para garantizar el respeto a los derechos fundamentales de la UE, “teniendo en cuenta la ampliación del mandato, las capacidades y los recursos de la agencia”, detalla la misiva.

“A finales de 2020, según el reglamento, la agencia debía contar con 40 personas encargadas de velar por el respeto de los valores fundamentales. A 18 de diciembre del año pasado, no había ninguna”, según explica la comisaria Johansson.

El documento también atribuye a Leggeri demoras e irregularidades en el nombramiento y la delimitación de las funciones del oficial y del suboficial de derechos fundamentales, los supervisores independientes de la agencia, los cuales, junto a ese equipo de 40 personas, deberían conformar la arquitectura de vigilancia interna de Frontex.

Durante su comparecencia en el Parlamento, Leggeri intentó descargar su responsabilidad atribuyendo el retraso en la contratación a las pegas manifestadas por la Comisión. La directora general de Migración reconoce en su carta que, efectivamente, el organismo comunitario obligó en 2019 a retirar una convocatoria de vacantes para el puesto de supervisión de los valores fundamentales. Pero añade que el veto se debió a que “las convocatorias eran sencillamente ilegales” y no cumplían con los requisitos del reglamento.

Derechos fundamentales

La misiva culpa a Leggeri de todos los retrasos. Y le reprocha haber ignorado sistemáticamente desde marzo de 2019 tanto los requerimientos de Comisión como las directrices emitidas por el organismo comunitario para que Frontex pudiera subsanar las carencias y evitar nuevas dilaciones, por la especial importancia que reviste para “la protección de derechos fundamentales”. La directora general llega a asegurar que se sintió “descorazonada al escuchar las observaciones y comentarios [de Leggeri]” para justificar ante el Parlamento Europeo el incumplimiento del plan de contratación de los 40 agentes.

El cerco se estrecha así un poco más sobre el francés, a la espera de las conclusiones del consejo de administración de Frontex, que se reúne este miércoles y jueves para estudiar las primeras conclusiones de la investigación interna abierta tras la publicación en varios medios de comunicación de informaciones sobre las presuntas prácticas ilegales cometidas por la agencia en la frontera entre Grecia y Turquía. Esas informaciones denunciaban, con imágenes, la participación de los agentes de Frontex en devoluciones en caliente o al menos su tolerancia con las llevadas a cabo por los guardacostas griegos. La propia agencia reconoció numerosos incidentes en un informe interno remitido a la Comisión que fue revelado por EL PAÍS a finales del año pasado.

“Nos encontramos ante una agencia fuera de control”, denuncia Sira Rego, eurodiputada española del grupo de izquierda europeo, que trabaja en la puesta en marcha de una comisión de investigación en el Parlamento Europeo sobre la gestión de Frontex. Rego considera a Leggeri “el síntoma” de un organismo caracterizado por la “opacidad”, del que se desconoce el funcionamiento interno y las cadenas de responsabilidad, y lo acusa también de “haber mentido” durante su comparecencia en la Eurocámara.

La inquietud en torno a la ausencia de control de Frontex resulta especialmente preocupante cuando precisamente este año comienza a desplegarse por primera vez un cuerpo propio y armado en las fronteras exteriores de la UE, cuyo número crecerá progresivamente hasta los 10.000 efectivos. Sobre este nuevo cuerpo la directora general de Migración se muestra “decepcionada” en la carta que le dirige a Leggeri, por la falta de claridad en cuanto al número de efectivos y el retardo en las propuestas de algunas partes esenciales del nuevo marco, como la regulación que tiene que ver con “el porte y uso de armas de fuego”.

Leggeri lleva al frente de la agencia desde 2015 y a lo largo de su mandato el peso y el presupuesto de Frontex han ido creciendo de forma considerable. Pero su visión de la migración, centrada en reducir números y cifras, chocaría con la de la comisaria Johansson, una sueca socialdemócrata para quien la migración no es un fenómeno que haya que temer. “No supone ninguna amenaza”, dice Johansson en la entrevista. “Lo que hay que hacer es gestionarla”.


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