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Cadena perpetua para los Turpin, el matrimonio que secuestró y torturó a 12 hijos durante toda su vida



Los Turpin, el matrimonio que estremeció a medio mundo por haber mantenido encerrados y en condiciones infrahumanas a 12 de sus 13 hijos durante toda su vida, fueron condenados este viernes a cadena perpetua, con posibilidad de obtener la libertad condicional a los 25 años de cárcel. Deshechos en lágrimas, David Allen Turpin, de 57 años, y Louise Ann Turpin, de 50, pidieron perdón y declararon un amor profundo por esos niños, como si fueran seres completamente disociados de los que sometieron a sus descendientes a tan largo periodo de secuestro y torturas. Solo el más pequeño, de dos años, no presentaba signos de maltrato.
El matrimonio fue detenido en enero del año pasado en su casa de Perris (sur de California), gracias a que una de las hijas, de 17 años, logró escapar y llamar al teléfono de emergencias. Al llegar, la policía se encontró con lo más parecido una casa de los horrores, habitada por una docena de niños malnutridos y sucios, que apenas salían, eran encadenados con frecuencia y subsistían en la oscuridad. Todos parecían, según las autoridades, mucho más jóvenes de lo que en realidad eran. La mayor, de 29 años, pesaba 37 kilos. Hacían vida de noche, dormían durante el día y apenas tenían permitido asearse. Sí les dejaban, en cambio, escribir un diario: unos cuadernos que se convirtieron en claves para la investigación.

En la vista de este viernes se pudieron escuchar por primera vez las declaraciones públicas de varios de los hijos. Algunas de ellas son perturbadoras, como la del chico que pidió una sentencia más liviana alegando que todo lo que les habían hecho sus progenitores no buscaba más que “protegerles”, según recoge la agencia AP. “Quiero a mis padres y les he perdonado por muchas de las cosas que nos hicieron”, dijo otro de ellos. “Mi vida ha podido ser mala, pero me ha hecho fuerte. Luché para convertirme en la persona que soy. Vi a mi papá cambiar a mi mamá y casi me cambian a mí, pero me di cuenta de que lo estaba pasando”, afirmó una de las chicas.
Los Turpin ya se habían declarado culpables en febrero de los cargos más graves que se les imputaban —tortura, detención ilegal, maltrato de adultos dependientes y maltrato de menores—. Si consiguen la condicional dentro de 25 años, el padre tendrá 82 y la madre, 75. Louise pidió perdón “por todo el daño” había hecho a sus hijos. “Les quiero más de lo que jamás imaginarán”. David tuvo que cederle el grueso de su discurso a su abogada, ahogado en llanto como se encontraba. “Quiero a mis hijos y ellos me quieren a mí”.
El fiscal de Riverside, Mike Hestrin, definió lo ocurrido en aquella casa como un caso de “depravación humana”. Pese a todas las rarezas que mostraba la familia —apenas se veía a los niños, que parecían muy pálidos y retraídos—, los padres lograron mantener los delitos ocultos a los vecinos. Tampoco mantenían contacto con los parientes. Sin embargo, sí publicaban fotografías en sus redes sociales con apariencia de familia feliz.



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