El fiscal de distrito del condado de Collin, Greg Willis, anunció que Adam Steven Barney, de 17 años, residente de McKinney, fue sentenciado a cadena perpetua por asesinato y multado con $10,000.
“La víctima en este caso fue brutalmente asesinada por su propio hijo, a quien ella pasó toda su vida tratando de ayudar a superar sus oscuras características. Pero al final, la maldad en Adam Barney no pudo evitarse. Nuestros pensamientos y oraciones están con toda la familia Barney mientras continúan sufriendo la pérdida de su hermosa esposa y madre”, dijo Willis después de la sentencia.
El 3 de enero de 2021, los oficiales del Departamento de Policía de McKinney fueron llamados a la casa de la familia Barney después de que el padre le dijo al 911 que su hijo había matado a su esposa. Cuando llegaron los oficiales, el padre les mostró a los oficiales que respondieron las imágenes captadas por las cámaras de seguridad instaladas en toda la casa.
El video mostró que el joven atacó a su madre por la espalda mientras estaba sentada en el sofá de la sala, la golpeó en la cabeza once veces con un martillo y luego la estranguló hasta que dejó de respirar. Cuando el padre de Barney salió de su habitación sin darse cuenta de lo que acababa de ocurrir, Barney lo atacó con un destornillador y luego huyó por la puerta principal. Barney se fugó durante más de siete horas, hasta que los agentes lo encontraron caminando por la calle a la mañana siguiente.
El detective del Departamento de Policía de McKinney, Steven Robinson, testificó como el investigador principal del caso, el oficial Mark Brydges testificó como el primer oficial en la escena y la investigadora forense Joy Wright testificó sobre la escena del crimen.
En el juicio, el Estado presentó evidencia adicional de la larga historia de violencia, manipulación y agresión no provocada de Barney hacia otros. Según el diario de su madre reveló que Barney había hecho declaraciones expresando su deseo de asesinar a su familia desde los siete años. La Dra. Kristi Compton, psicóloga forense, testificó que el acusado tenía rasgos de psicópata.
Barney se declaró culpable y un jurado evaluó la pena de cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional y una multa de 10,000 dólares. La jueza Andrea Thompson presidió el juicio.
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