Muchos ojos están puestos en la negociación del ERE de CaixaBank. Entre ellos, los del Gobierno, que por boca de su vicepresidenta segunda, Nadia Calviño, ha reclamado un acuerdo sindical en la negociación del expediente, el más grande de la banca y uno de los más numerosos del sector empresarial español. El Estado posee el 16% del capital del banco por su antigua participación de control en Bankia, que se fusionó con la entidad catalana.
La dirección de CaixaBank ha presentado este martes una nueva propuesta a los sindicatos que rebaja a 6.750 el número de personas afectadas por el ERE. De esta cifra, 686 se mantienen como recolocaciones en empresas filiales del grupo CaixaBank, mientras que el resto son disminuciones en la estimación de excedente. Esto supone una rebaja de 1.541 trabajadores frente a los 8.291 puestos que se iban a eliminar en un principio. El descenso es del 18,6%, menor que el del BBVA, que se acercó al 30% de la cifra inicialmente presentada.
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La empresa ha planteado también medidas de movilidad geográfica y funcional para que las salidas se produzcan, siempre que sea posible, maximizando la voluntariedad. Es una nueva oferta cuando, en teoría, quedan horas para cerrar la negociación, algo que debería producirse antes de esta medianoche. No obstante, la falta de acuerdo hace pensar que se podría “parar el reloj” y mantener las conversaciones hasta la madrugada.
El objetivo sindical: 6.300 despidos
Los sindicatos no han respondido a la propuesta del banco, pero pretenden que la rebaja de los despidos llegue hasta los 6.300 empleados. Mientras, hacen recuento del éxito de la huelga de este mismo martes. Fuentes sindicales de CaixaBank afirman que la huelga ha provocado el cierre de más del 90% de las oficinas y un descenso de la actividad superior al 95%. La empresa no ha dado sus cifras sobre la incidencia. Además de mantener clausuradas las sucursales, miles de trabajadores han realizado protestan en la calle contra el ERE y exigen que todas las salidas sean voluntarias. Según UGT, en muchas comunidades autónomas, los cierres de oficinas llegan al 100%.
Las diferencias entre la propuesta de la entidad y los objetivos a los que quieren llegar los sindicatos se centran en las salidas por cupos, sobre todo por provincias, que quiere realizar CaixaBank, y que los sindicatos temen que provoquen despidos forzosos.
La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri vive momentos de zozobra. El 22 de junio se hizo la primera huelga en CaixaBank en los 117 años que tiene la entidad que ha dado origen al banco. Y en una semana ha tenido su segunda huelga, también con un seguimiento mayoritario que ha paralizado su actividad.
Encajar el puzle de las plantillas por provincias
Los sindicatos han roto una tradicional forma más calmada de negociar porque no están dispuestos a aceptar las salidas forzosas. El banco quiere aliviar algunas regiones donde tiene mucha presencia porque tanto Bankia como CaixaBank ya estaban muy presentes antes de la fusión. Ese es el caso de Baleares, un territorio de origen para el banco catalán, que se junta con la gran presencia que tenía Sa Nostra, el banco integrado en Bankia.
El nuevo banco también tiene gran presencia en Andalucía y está presentando cifras de despidos elevadas que podrían provocar salidas forzosas. Fuentes de la entidad apuntan que la falta de movilidad de unas regiones a otras, o de unas provincias a otras, hace más difícil organizar el diseño equilibrado de la plantilla y temen que muchos trabajadores podrían salir de zonas en donde no sobran, mientras que se mantiene el excedente en otras regiones.
La distancia es tan importante que los sindicatos afirman que podrían impugnar el ERE si CaixaBank no acepta finalmente incorporar la voluntariedad a las salidas de empleados previstas, para lo que ya se habrían puesto en contacto con abogados.
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