WASHINGTON – Un día después de enviar al presidente Donald Trump a juicio político, la Cámara de Representantes concedió el jueves al mandatario una abrumadora victoria bipartidista en el acuerdo comercial que su gobierno renegoció con Canadá y México.
Con una votación de 385 a favor y 41 en contra, la cámara baja aprobó un proyecto de ley que implementa los términos del T-MEC.
El plan fue aprobado luego de que la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y sus colegas ganaron concesiones clave de un gobierno ansioso de aprobar el acuerdo comercial antes de la temporada electoral del próximo año, el cual complicaría las cosas.
Se prevé que el acuerdo tenga un modesto impacto en la economía. Pero da a los legisladores de ambos partidos la oportunidad de apoyar un acuerdo ansiado por agricultores, granjeros y empresarios impacientes por superar los últimos meses de tensiones comerciales que han complicado sus decisiones de inversión y contratación.
El Senado, controlado por los republicanos, probablemente tomará el proyecto de ley cuando los miembros regresen a Washington luego de la temporada navideña y tras lidiar con el juicio político.
Trump hizo que la renegociación del TLCAN fuera un sello distintivo de su campaña presidencial en 2016 mientras trataba de obtener los votos de la clase trabajadora en estados como Michigan, Ohio, Wisconsin y Pensilvania.
“Los críticos dijeron que no podría hacerse, pero logramos que sucediera. Otra promesa que se hizo, otra promesa que se cumplió”, señaló Kevin McCarthy, líder de la minoría en la Cámara de Representantes.
Algunos dijeron que el acuerdo no hizo lo suficiente para evitar que los empleos estadounidenses se reubicaran en México, pero obtuvo el elogio de los demócratas, quienes a menudo han votado en contra de otros tratados comerciales.
“Hace 26 años me opuse al TLCAN con cada hueso de mi cuerpo”, comentó el representante John Lewis. “Nunca pensé que llegaría el día en el que tendríamos la oportunidad de corregir algunos de los errores de ese acuerdo”.
Pelosi señaló que el tratado estaba adelantado por “años luz” a lo que el gobierno negoció con Canadá y México. “Sabíamos que podíamos hacerlo mejor”, añadió.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se congratuló de la aprobación del tratado y en un video subido el jueves por la tarde a su cuenta oficial de Twitter, en el que se le ve junto a una computadora que retransmitía la votación en Washington, dijo que se trataba de una “muy buena noticia”.
“Es benéfico este acuerdo para el pueblo de Canadá, de Estados Unidos y para nosotros los mexicanos”, agregó. “Estamos bien y de buenas”.
El TLCAN había eliminado casi todos los aranceles sobre los productos fabricados y comercializados en Norteamérica. Fue algo extraordinario debido a que vinculaba a dos países acaudalados y desarrollados con uno pobre y en vías de desarrollo. Desde entonces, el comercio con Canadá y México ha aumentado a una velocidad mayor que el comercio con la mayoría de otros países.
Durante años, los demócratas han dicho que el TLCAN provocó enormes pérdidas de empleos manufactureros bien pagados en Estados Unidos debido a que las compañías mudaron su producción a territorio mexicano, donde los salarios son bajos. Trump se distinguió de los republicanos – tradicionalmente partidarios del libre comercio – en las primarias presidenciales con su retórica contra el TLCAN, y su gobierno logró que Canadá y México renegociaran el acuerdo.
En abril, la Comisión de Comercio Internacional proyectó que el acuerdo renegociado impulsaría la economía por $68,000 millones y añadiría 176,000 puestos de trabajo seis años después de entrar en vigor.
Algunos de los impactos más grandes se sentirían en la industria automotriz estadounidense. El acuerdo busca que se produzcan más vehículos donde los trabajadores tienen un pago promedio de al menos $16 la hora.
La comisión encontró que el nuevo acuerdo crearía 30,000 empleos en las fábricas de autopartes. Por el otro lado, señaló que el pacto aumentaría el precio de las pickups y automóviles. Ello podría repercutir en la demanda y reducir en alrededor de 1,500 el número de puestos en las fábricas que ensamblan vehículos.
Los grupos empresariales y agrícolas habían acudido a los medios y a los pasillos del Congreso para lograr que los legisladores respaldaran el acuerdo, poniendo presión sobre los demócratas para que trabajaran con el gobierno, incluso cuando sindicatos desconfiaban de que el nuevo acuerdo representara una gran mejora respecto al TLCAN.
Trump parecía estar resignado a que los legisladores nunca llegarían a un acuerdo. “Es incapaz de moverlo”, aseveró hace algunas semanas en referencia a Pelosi.
Tras bambalinas, el representante comercial Robert Lighthizer – el principal negociador de Trump – estaba trabajando con los legisladores demócratas en unas modificaciones al acuerdo para abordar sus inquietudes. El acuerdo incluye un proceso que podría conducir a inspecciones en las plantas e instalaciones de México que no cumplan con las obligaciones laborales.
También asegura más de $600 millones para problemas ambientales en la región. Eliminó darles a las farmacéuticas 10 años de protección contra medicamentos genéricos en la onerosa categoría de medicamentos biológicos, que se utilizan para luchar contra enfermedades como el cáncer, artritis reumatoide y diabetes.
A fin de cuentas, el sindicato AFL-CIO apoyó el pacto, así como la Cámara de Comercio de Estados Unidos y otras asociaciones industriales.
Los críticos señalaron que entendían que el acuerdo renegociado era una mejora respecto al TLCAN, pero destacaron que no era suficiente.
“Los empleos estadounidenses seguirán yéndose a otros países”, afirmó el representante demócrata Bill Pascrell.