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Cambiar o no de entrenador no garantiza salvarse

El Huesca, el Valladolid y el Eibar han bajado a Segunda
División. En la última jornada,
Sergio
González
, el entrenador vallisoletano, estaba bien jodido mientras el Atlético celebraba el título en Pucela. En Eibar,
Mendilibar
vivía con resignación el último partido en Primera tras siete años de ensueño. Lo curioso es que Valladolid y Eibar han querido mantener el entrenador durante todo el curso. A pesar de estar siempre merodeando en la zona roja, las directivas de ambos clubes decidieron mantener la apuesta y seguir confiando en
Sergio
y
Mendilibar
. Pensaron que merecían seguir, confiaron que ellos sacarían al equipo del atolladero y no vieron un candidato para el relevo a media temporada. El Huesca sí, cambió a
Michel
por
Pacheta
y el equipo siguió en línea descendente de resultados. Al Alavés, en cambio, le sirvió poner a
Calleja
en el puesto de
Abelardo
. El revulsivo fue inmediato.

Está claro que no hay una fórmula infalible. En la temporada anterior, el Espanyol fue cambiando de entrenador cada dos por tres e, igualmente, se fue al infierno. Ese mismo año, el Mallorca aguantó a
Vicente
Moreno
durante todo el campeonato y bajaron igual. En tiempos de grave crisis económica, quizá lo más sensato es confiar en el proyecto y no tener que indemnizar a entrenadores. Ni en la cola ni en lo alto de la tabla.




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