Camp Nou: el proyecto para hacer del nuevo campo del Barça un innovador ‘estadio montaña’ y no otro edificio trofeo



Imagen del proyecto de remodelación del Bernabéu.
“El mejor estadio del mundo”. A punto de comenzar las obras de remodelación del estadio Santiago Bernabéu, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, no fue precisamente modesto en la presentación del proyecto. Tampoco se podría haber esperado otra cosa de un club acostumbrado a tirar de triunfalismo en sus puestas en escena. Un revestimiento de acero (aparente guiño a la idea de lo galáctico), una cubierta retráctil que se abre y se cierra a conveniencia, estudiadas asimetrías e iluminación con LED conforman la apuesta estética de este proyecto en el que han colaborado el estudio alemán gmp Architekten y los españoles L35 y Ribas, y cuya ejecución costará 525 millones de euros.
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, lo definió como “urbanismo de consenso”, entendemos que en referencia al largo proceso según el cual el proyecto fue finalmente aprobado por las instituciones públicas. ¿Pero es realmente así como lo ve la crítica? Nos interesa saber qué opinan otros arquitectos sobre este nuevo Santiago Bernabéu que busca ser el futuro icono arquitectónico de una ciudad sin iconos.
“Habla más de poder y política que de arquitectura”
Javier Peña Ibáñez, que coordina el festival de arquitectura y diseño Concéntrico en Logroño, abre el fuego al plantear sus dudas acerca de lo que por el momento ha podido ver. “Me pregunto si aquí lo realmente importante es la estética del edificio. Un proyecto que ha sido revisitado en tantas ocasiones por la labor de la justicia, que finalmente se presenta en olor de multitud y que plantea tantas cuestiones urbanísticas, quizá hable más de la relación con el poder y la política que de la propia arquitectura”.

“Esa piel metálica puede aumentar la temperatura en el interior del estadio y causar problemas en el tráfico y los vecinos” (Teresa Sapey, arquitecta e interiorista)

La arquitectura ha sido un medio para reafirmar el poder por lo menos desde los zigurats mesopotámicos y a esa tradición parece remitirse el proyecto. En ello incide también el catedrático y director de la ETSAM, Manuel Blanco Lage: “Es, finalmente, una arquitectura de poder que expresa la fuerza económica de un club, una maquinaria de killer, y una de las marcas más conocidas del mundo, conceptos que se han llevado al propio edificio. Además, se ha jugado a hacer algo igual de galáctico que lo que en su día fue el club. El Santiago Bernabéu siempre ha sido un símbolo. Todas sus remodelaciones han tratado de tener modernidad muy eficaz, y ahora directamente se han ido a hacer una nave espacial”.
“El exterior está pasado de moda”

Nave poco convincente para la arquitecta e interiorista Teresa Sapey, quien ve una antigualla en algo pretendidamente futurista y no encuentra ningún motivo para morderse la lengua al respecto: “No es el proyecto que yo habría seleccionado. No sé nada de fútbol, pero lo que veo es que han ido sobre seguro, haciendo un traje que no es ni icónico ni sexy. El exterior está muy pasado de moda. Es arquitectura de hace veinte años, del siglo pasado”.
Además, “esa piel metálica puede generar inconvenientes prácticos, como aumentar la temperatura en el interior del estadio y causar problemas en el tráfico y los vecinos. Acuérdate de cuando se inauguró la ampliación del Reina Sofía de Jean Nouvel, que los vecinos lo veían todo teñido de rojo. Pues imagínate tener enfrente un enorme espejo. ¡Eso sí, que me llamen a mí para hacer el parking, que yo acepto encantada!”.
En cambio, Belinda Tato, cofundadora del estudio de arquitectura Ecosistema Urbano, y autora de los árboles de aire o pabellones bioclimáticos del Ensanche de Vallecas, quiere destacar algunos aspectos de partida que encuentra muy positivos: “El club ha decidido continuar en el centro de Madrid en lugar de salir, cuando esto último quizá le resultaría más eficiente. Estos edificios son catalizadores de vida, de imagen de ciudad, y por eso es importante que estén en el centro. Además, reciclar un edificio preexistente habla en principio de sostenibilidad”.

gmp Architekten

“Podría ser una experiencia piloto de eficiencia energética”
También expresa sus esperanzas sobre la oportunidad de que el nuevo Bernabéu tenga utilidades añadidas: “Ojalá sirva de altavoz para otras expresiones culturales, como música, arte o teatro, por ejemplo. Además, precisamente por ser un icono, e independientemente del resultado, va a ser visto en millones de pantallas en todo el mundo. No toda la arquitectura logra esa exposición”.
Por eso, a Tato le gustaría que se aprovechara para que sus arquitectos hablen sobre qué puede aportar como espacio de encuentro, no solo a los hinchas de fútbol, sino también al resto de la ciudadanía, “y sobre cómo en términos técnicos han resuelto los problemas energéticos. Sería ideal que se convirtiese en una experiencia piloto y un edificio ambicioso en términos de sostenibilidad y eficiencia energética, para que esa marca Real Madrid venda no solo fútbol, sino también capacidad técnica para hacer las cosas bien”.
“Resuelve el hecho de que hoy el exterior no tiene demasiada unidad”
Antonio Cobo, arquitecto, docente y también comisario (responsable de la exposición Prada Poole: la arquitectura perecedera de las pompas de jabón, en el CAAC de Sevilla), destaca otros casos a los que esta intervención se parece o debería hacerlo, aunque es cauto en su valoración: “Hablando de memoria, me recuerda por su forma al Museo Mercedes de Stuttgart por UN Studio, porque aparentemente es como un coche que sirve de estuche al contenido y que resuelve el hecho de que el edificio, exteriormente, no tiene a día de hoy demasiada unidad. Además su asimetría le da movimiento y dinamismo. También me recuerda a la estación de Birmingham de Alejandro Zaera, por su fachada compleja y por cómo juega con los reflejos del metal desmaterializando algo muy masivo. En general es verdad que se transmite una imagen lujosa, digamos”.

Curiosamente, Mara Sánchez Llorens, que recientemente comisariaba la exposición Lina Bo Bardi: tupí or not tupí en la Fundación Juan March, se remite como Teresa Sapey a la polémica del Reina Sofía y, al igual que Cobo, aporta otras experiencias anteriores que deberían haberse tenido en cuenta: “En una ocasión pude visitar el Estadio Olímpico de Ciudad de México, el segundo más grande del país. Arquitectónicamente es un espacio apasionante que reproduce desde su forma un cráter de volcán y que, sin embargo, transforma la escala del entorno en el que se sitúa y desborda el tráfico del lugar… más si cabe. Pero ese estadio no ofrecía ni una cubierta retráctil, ni gradas calefactadas, ni restaurantes o tiendas”.
“Es torpe: se precipita sobre algunos edificios de alrededor”
En este sentido, “el edificio del nuevo Bernabéu parece funcionar como un artefacto bioclimático muy sofisticado y eficaz. En eso me recuerda a los grandes contenedores romanos, como el Coliseo de Roma, cuyo funcionamiento todavía hoy nos sorprende, aunque lo fascinante de ellos es que interactuaban con otros espacios públicos de los foros. Pero en eso creo que el Bernabéu es más torpe, porque se precipita sobre algunos edificios de alrededor y tampoco sé qué impacto tendrá el material de la fachada sobre las viviendas de los vecinos”.
Manuel Blanco también incide en sus implicaciones urbanísticas: “Solo he visto imágenes y por tanto no puedo conocer el impacto urbano. Pero, por lo visto, no se trata solo del edificio en sí, sino que se ha trabajado también lo que pasa a su alrededor”.

“El reto ahora es humanizar el entorno para mejorar la conexión entre el estadio y la ciudad” (Javier Peña, coordinador del festival de arquitectura y diseño Concéntrico)

“El interés actual tiene que ver con lo urbano y con la forma de construir las ciudades”, apoya Javier Peña. “El espacio que ocupa el Bernabéu y su entorno eran un lugar por solucionar, pero quizá no de esta forma. El reto ahora es humanizar el entorno para mejorar la conexión entre el estadio y la ciudad”.
En resumen, se destaca la búsqueda de una imagen de poderío y modernidad –quizá fallida en este último caso, según la opinión de algunos de los expertos– y una relación con el entorno que genera bastantes incógnitas. “Claramente se nota que no han primado la estética o el urbanismo, así que supongo que lo han hecho los aspectos técnicos”, concluye Sapey. Quizá haya que buscar ahí ese consenso al que se refería Carmena.


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