Caos en la frontera: arrojan gas lacrimógeno a migrantes que intentan cruzar a EEUU


TIJUANA- Agentes fronterizos lanzaron gas lacrimógeno y balas de goma sobre cientos de migrantes centroamericanos que protestaron el domingo cerca de la frontera con México después de que algunos intentaron saltar la cerca que separa ambos países.

En un video obtenido por Telemundo 20 que proporcionó EXCELSIOR TV se ve a los agentes federales estadounidenses disparando balas de goma o gas a una multitud que cruza la cerca. 

“Los agentes de la Patrulla Fronteriza desplegaron gas lacrimógeno para disipar al grupo debido al riesgo para la seguridad de los agentes”, explicó la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.

Las autoridades estadounidenses aseguraron que migrantes también lanzaron proyectiles a los agentes ubicados en el puerto de entrada San Ysidro, en San Diego. 

A causa de estos hechos, el Gobierno de Estados Unidos cerró por varias horas los cruces fronterizos junto a la ciudad de Tijuana, donde miles de centroamericanos aguardan su turno para pedir asilo.

Ante el lanzamiento de gas lacrimógeno, Lorella Praeli, subdirectora política de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), enfatizó que “bajo ninguna circunstancia, la CBP debe usar gas lacrimógeno en los niños”.

“Esta muestra de violencia es indignante e inhumana. Los migrantes en nuestra frontera sur son seres humanos, incluyendo madres y niños pequeños, que están ejerciendo su derecho legal y humano a buscar asilo”, agregó la subdirectora en un comunicado, en el que critica la “cruzada obsesiva y racista de Trump contra los inmigrantes”. 

La situación de este domingo se deterioró después que un grupo marchó pacíficamente para exhortar a Washington a que agilice el proceso de solicitud de asilo.

La policía mexicana había impedido que pasaran por un puente que conduce al puerto de ingreso en México, pero los migrantes empujaron a los agentes y cruzaron el río Tijuana debajo del puente.

Aunque en la otra ribera había más policías antimotines, los centroamericanos caminaron por el río hasta un área donde sólo un dique de tierra y alambre de púas los separaban de los agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense.

Entonces algunos intuyeron que había una oportunidad de cruzar.

Un reportero de The Associated Press vio a agentes estadounidenses disparar varios cartuchos de gas lacrimógeno después de que algunos migrantes intentaron penetrar la frontera a través de varios puntos. La televisora mexicana Milenio mostró imágenes de personas subiendo cercas y arrancando láminas de metal.

La Secretaria de Seguridad Nacional de EEUU, Kirstjen Nielsen, hizo mención a ese incidente en un comunicado de prensa emitido este domingo: “Buscaremos procesar al máximo de la ley a cualquiera que destruya propiedad federal, ponga en peligro a nuestros agentes o viole la soberanía de nuestra nación”.

“Como he dicho continuamente, el DHS no tolerará este tipo de ilegalidad y no dudará en cerrar los puertos de entrada por razones de seguridad”, agregó la secretaria.

La hondureña Ana Zúñiga, de 23 años, dijo que vio a los migrantes abrir un pequeño agujero en el alambre de púas del lado mexicano de un dique, ante lo cual los agentes arrojaron los cartuchos.

Los niños gritaban y tosían en el caos que se desató por el gas, el cual fue arrastrado por el viento hacia personas que estaban a cientos de metros de distancia. “Corrimos, pero cuando uno corre más le asfixia el humo”, le dijo a la AP mientras cargaba a su hija Valery de 3 años.

Unos 500 migrantes intentaron ingresar “de manera violenta” a Estados Unidos, indicó la Secretaría de Gobernación de México, y señaló que los deportará de inmediato y reforzará la seguridad.

Durante todo el día, helicópteros de la Patrulla Fronteriza estadounidense sobrevolaron la zona, mientras que agentes vigilaban detrás de la cerca en California.

Más de 5,000 migrantes han estado acampando en el interior y en los alrededores de un complejo deportivo en Tijuana tras recorrer México en las últimas semanas como parte de una caravana.

Muchos tienen la esperanza de solicitar asilo en Estados Unidos, pero los agentes en San Ysidro están procesando menos de 100 peticiones diarias.

Ireneo Mújica, que ha acompañado a los migrantes durante semanas como parte del grupo activista Pueblo Sin Fronteras, dijo que el objetivo de la marcha del domingo hacia la frontera con Estados Unidos era hacer que la difícil situación de los migrantes sea más visible para los gobiernos de México y Estados Unidos.

“No podemos tener a toda la gente allí”, le dijo Mújica a la AP. Durante la marcha se escucharon varios cánticos de agradecimiento a México y lemas como “los migrantes no somos criminales”.

En esta ocasión, al grupo se sumaron, además de observadores de grupos de derechos humanos, actores políticos de esta ciudad, en tanto que a pocas millas de donde se desarrolla esta caminata que inició con cánticos y rezos, nadie atendió al llamado de grupos contrarios a la migración que convocaron a otra manifestación.

Paralelamente, en el Parque Larsen de San Diego, California, se celebró una marcha en apoyo al fenómeno migratorio.

Juan Manuel Gastélum, alcalde de Tijuana, declaró el viernes una crisis humanitaria en esta ciudad fronteriza de 1.6 millones de habitantes, que dice pasa apuros para darle alojamiento a la gran cantidad de migrantes.

El presidente estadounidense Donald Trump expresó el domingo en Twitter su descontento con las caravanas en México.

“Sería muy inteligente si México detuviera a las caravanas mucho antes de que lleguen a nuestra frontera sur, o si los países de donde provienen no les permitieran crearlas (es una forma de que saquen a ciertas personas de su país y las echen a Estados Unidos. Pero ya no)”, escribió.

La Secretaría de Gobernación informó el domingo que México ha enviado a 11,000 centroamericanos de vuelta a sus países de origen desde el 19 de octubre. Indicó que 1,906 de ellos eran integrantes de las últimas caravanas.

México se encamina a deportar a unos 100,000 centroamericanos para fines de año. 


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