Una caravana de unos 1,600 migrantes centroamericanos acampó el martes en la ciudad mexicana de Piedras Negras, México, cerca de una sección relativamente abierta en la frontera con Estados Unidos en la ciudad de Eagle Pass, Texas.
El gobernador del estado norteño de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, dijo que los migrantes eran personas en busca de asilo, insinuando que todos habían expresado su intención de entregarse a las autoridades estadounidenses.
Aunque caravanas previas han preferido llegar a la ciudad mexicana de Tijuana, la relativamente abierta sección en la frontera alrededor de Eagle Pass, en Texas, solo está bordeada por el Río Bravo, que EEUU denomina Río Grande, y carece de las largas secciones de barreras altas encontradas en Tijuana.
Ante la posibilidad de que los migrantes traten de cruzar al país vecino, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) juró el martes que no permitirá la entrada a la “caravana ilegal”.
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“Aproximadamente 2,000 extranjeros llegaron al norte de México como parte de una ‘caravana’ que busca cruzar la frontera de Texas. La entrada ilegal no será tolerada y estaremos listos para impedirla”, dijo la secretaria de DHS, Kirstjen M. Nielsen, en un comunicado. Agregó que el “DHS tomará todas las medidas para garantizar la seguridad del lugar y de los agentes al frente”.
Imágenes de la prensa local mostraban a agentes estadounidenses con equipo antimotines y escudos, parados sobre el puente internacional que divide a Eagle Pass de Piedras Negras.
El DHS dijo que algunos agentes de la Patrulla Fronteriza ya aprehendieron a algunos migrantes que cruzaron la frontera de manera ilegal durante la noche.
Riquelme dijo que los migrantes llegaron la tarde del domingo en 49 autobuses provenientes de las ciudades de Saltillo y Arteaga. Otro grupo más pequeño se dirigía al estado de Nuevo León.
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Un albergue improvisado se montó para los migrantes en una fábrica maquiladora en desuso y las autoridades locales dijeron que se entregaron colchonetas y frazadas para dormir, así como alimentos y acceso a internet inalámbrico.
Las autoridades estatales de bienestar infantil reportaron que en la caravana había unos 46 menores no acompañados de entre 15 y 17 años de edad.
El área de Piedras Negras, al oriente de Nuevo Laredo, ha estado bajo control desde hace mucho tiempo del ahora fragmentado cártel del narcotráfico mexicano de los Zetas. La caravana fue escoltada por soldados y policías. El gobierno local dijo que no permitirá a los migrantes separarse del grupo principal porque “este tipo de caravanas han sido víctimas de la delincuencia organizada, que los busca y obliga a trabajar para ellos”.
“Por eso fuimos estrictos con la seguridad”, dijo el secretario de Gobierno, José María Fraustro Siller.
La prensa local reportó que algunos migrantes rechazaron a los guardias y cerraron las rejas del albergue, alegando que no querían ser encerrados bajo llave.
Los participantes de las caravanas pasadas, principalmente migrantes hondureños, se dirigieron a la ciudad fronteriza de Tijuana el año pasado en un intento de llegar a Estados Unidos.
Sin embargo, las autoridades de Tijuana dijeron que la ciudad está abrumada y que no está preparada para recibir a más migrantes después de que cerraran temporalmente algunos de los cruces fronterizos cuando los migrantes intentaron atravesar la frontera corriendo.
Riquelme dijo que las autoridades estatales intentan evitar dichos eventos. El gobierno estatal dijo que las autoridades buscan “mantener el diálogo con los migrantes atendiendo a sus necesidades, sin afectar la vida cotidiana de los nigropetenses”.
Se prevé que una segunda caravana más grande con varios miles de migrantes atraviese México pronto.
La agencia de refugiados de la ONU informó que México recibió 12,574 solicitudes de visas humanitarias entre el 17 y 29 de enero, casi todas de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños.
La agencia entrevistó a casi 1,000 migrantes en el puente fronterizo entre México y Guatemala. De los entrevistados, casi 30% dicen que quieren llegar a Estados Unidos; 46% dijo que quizás permanezcan en México. Casi una tercera parte eran menores de edad.
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