Quien hace aseveraciones y augurios en un vídeo de YouTube había lanzado antes la carrera de las hermanas Williams y había impulsado a figuras como Maria Sharapova, Jennifer Capriati o Andy Roddick. Es Rick Macci, prestigioso entrenador estadounidense que a sus 67 años sigue al pie del cañón en su escuela de Haines City (Florida). Allí continúa moldeando a talentos emergentes, pero ninguno hoy día en el circuito masculino como Carlos Alcaraz, al que se refiere así: “He visto a muchos jugadores ir y venir, a muchos con gran potencial, a Federer, Nadal y Djokovic cuando eran jóvenes… Pero en los 30 últimos años nunca había visto a alguien como él. Es el lote completo. Si no sufre una lesión importante, será el mejor de siempre. Sé que parece una afirmación desmesurada porque aún ni siquiera ha ganado un Grand Slam, pero es un tenista de los que se ven una vez en la vida”.
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La voz de Macci sigue la corriente de otras que aseguran que el tenis se encuentra ante un fenómeno extraordinario. Alcaraz, que este miércoles abrirá la gira de tierra batida en el Masters 1000 de Montecarlo contra Sebastian Korda, después de haber conquistado Miami y de seguir deslumbrando, cumplirá 19 años el 5 de mayo. En su breve trazado en la élite ha levantado tres trofeos –Umag (de categoría 250), Río de Janeiro (500) y el logrado el pasado día 3 en el Hard Rock Stadium–, ha conseguido progresar hasta los cuartos de un grande (US Open 2021) y en un abrir y cerrar de ojos ha ascendido hasta el undécimo peldaño del listado mundial, batiendo por el camino a jugadores de entidad y llevando al límite a Nadal en un duelo que el balear acabó lastimado de las costillas por el esfuerzo. Hasta ahora, suma 51 victorias.
Nadal posa con el trofeo de campeón de Roland Garros en 2005.LIONEL CIRONNEAU (AP)
Señalado de forma unánime e internacional, el murciano –cuyas cifras están condicionadas por el parón de 2020 a raíz de la pandemia– es considerado el siguiente eslabón de la cadena de los elegidos. Pero, ¿qué habían hecho a los 19 aquellas figuras que dejaron huella en la historia del tenis moderno? ¿A qué altura está el listón?
En la línea de Djokovic, pero mejor. Antes de coger su verdadero relieve, el actual número uno registró unos logros similares a los de Alcaraz hasta ahora. En su segundo curso como profesional, el serbio había firmado unos cuartos en Roland Garros y los octavos en Wimbledon, y había celebrado un par de títulos en Metz y Armersfoort (de categoría 250). Entonces sumaba 53 victorias y acabó la temporada de 2006 en el 16º puesto del ranking.
Federer, en 2002 durante un partido contra Hewitt en Shanghái. / AP
Federer y Lendl, despegues a fuego lento. Al suizo se le resistieron las primeras rampas en la élite. A los 19 ya había alcanzado los octavos de un grande (Roland Garros), pero el primer trofeo profesional se demoró hasta 2001 (Milán) y el primer major (Wimbledon) hasta 2003. Su límite lo marcaban las finales de Basilea y Marsella, y en su casillero figuraban 51 triunfos. Cerró aquel 2000 en el puesto 64º. Mientras, el checo (nacionalizado estadounidense) había llegado a la misma cota en París y tampoco había festejado ningún título. Selló 1979 con 47 victorias y 21º, y a partir de 1984 empezó a cosechar a lo grande.
Borg y Nadal, dos devoradores. El sueco se abrió paso a golpe de éxitos y precocidad. En 1975, año que terminó en el tercer cajón del podio clasificatorio, ya había conquistado dos veces Roland Garros, además de los Grand Prix de Roma y Boston (2). A esos premios les añadió ocho trofeos más y una ristra de victorias (242) incomparable a su edad. El español siguió sus pasos y a los 19 elevó su primer cetro en el Bois de Boulogne, además de avanzar hasta los octavos en Australia. Ya se hizo fuerte en el territorio de los Masters 1000 (Montecarlo, Roma, Canadá y Madrid) y también en el de los 500 (Acapulco, Barcelona y Stuttgart). También había engarzado Costa do Sauípe, Bastad y Pekín, y en 2004 dio su primera dentellada en Sopot; sin embargo, su verdadera carta de presentación se produjo en la Copa Davis de La Cartuja. Al acabar 2005 contabilizaba 124 victorias y acosaba a Federer desde la segunda posición.
Boris Becker, en un partido de 1996 en Wimbledon. / REUTERS
Wilander se destapa y Becker toma Londres. A principios de los ochenta, el nórdico se destapó. Su primer zarpazo se produjo en Roland Garros y al año siguiente, 1983, se convirtió en el campeón más joven del Open de Australia, con 19 años y 4 meses. Al finalizar ese curso poseía otros 11 trofeos –entre ellos Barcelona, Cincinnati y Montecarlo– y sumaba 156 triunfos, amenazando desde la cuarta posición. El rubio alemán irrumpiría en 1985 como un tiro y tanto ese año como el siguiente se apoderó de Wimbledon; lo hizo, además, como el ganador más precoz, con 17 años y 7 meses. Su explosión le condujo a jugar dos veces la final del Masters y a lograr siete títulos más, con 137 victorias y como segundo de la ATP.
Edberg y Sampras, mucho más que estilistas. El exquisito sueco ganó en 1985 el Open de Australia y acabó ese ejercicio con cuatro galardones más (Milán, Memphis, San Francisco y Basilea), 104 triunfos y quinto en el ranking. Un lustro más tarde irrumpiría como un rayo otro estiloso jugador, pero con sello estadounidense. Con 19 años y 1 mes, Sampras hizo historia en el US Open –no hay vencedor masculino más joven todavía– y añadió a su expediente Filadelfia, Mánchester y la Grand Slam Cup. Era quinto y en su ficha constaban 79 triunfos a esas alturas.
Agassi y Connors, en 1994 antes de un partido de exhibición en Las Vegas. / REUTERS
McEnroe y Agassi, de rebelde a rebelde. A la edad de Alcaraz, el carismático Big Mac no había alzado aún ningún grande, pero sí la Copa de Maestros de 1978 y cuatro reconocimientos más en Hartford, San Francisco, Estocolmo y Wembley. Llevaba 108 victorias y se instaló en el 5º puesto. Recogió el testigo su compatriota, que en 1989 ya se había adentrado en las semifinales de Nueva York y celebrado dos 1000: Canadá y París. Festejó también en escenarios más discretos como Itaparica, Memphis, Charleston, Forest Hills, Stuttgart, Stratton, Livingston y Orlando. A sus espaldas portaba ya 135 victorias y lucía en el séptimo peldaño.
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Connors, la explosión más tardía. Entre todas las grandes figuras, el norteamericano es el que más se hizo esperar. En 1971, su tope en un grande era la segunda ronda del US Open y solo había obtenido 28 triunfos. Después, ya con 22 años, descorcharía el champán por todo lo alto: Australia, Wimbledon y Nueva York en la misma temporada (1974). Aunque no fue tan precoz, defiende hoy día el récord de victorias: 1.274 a lo largo de 24 años de carrera. Por detrás está hoy día Federer, con 1.251.
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