Carlos Alcaraz se forra de músculo


Una vena gruesa y alargada, en forma de anaconda, serpentea al brazo de Carlos Alcaraz desde el deltoides hasta la muñeca. La tensión muscular desemboca en la empuñadura y ahí, el murciano, 18 años pero como si tuviera 30 por la naturalidad con la que despacha la primera ronda australiana, descarga en su máxima expresión: cañonazos que escupen la bola por encima de los 200 kilómetros por hora y que empujan hacia el murete oscuro del fondo, una y otra vez, al chileno Alejandro Tabilo. Este, peleón, guerrea con su zurda, replica y se estira a la caza de la estela amarilla, pero sabe que no hay vuelta de hoja y termina entregándose: 6-2, 6-2 y 6-3, en 1h 54m.

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De esta forma, el español, que juega con un martillo en la mano derecha, reafirma lo que ya se sabe: que es muy bueno, que tiene un porvenir de oro y que quiere comerse el mundo. Sin prisa pero sin pausa, Alcaraz sigue progresando a zancadas. El curso pasado aterrizó en Melbourne como primerizo y cedió en la segunda ronda, después de 14 días de encierro forzado en el hotel y de superar los tres partidos de la fase clasificatoria; esta vez, la situación es muy diferente, porque irrumpe más hecho y habiéndose destapado, reluciente como cabeza de serie (31º) y convertido en una seria amenaza para cualquiera que pueda cruzarse a su paso. Con él, hay pocas cosas descartables.

“No me presiona, al revés. Me lo he ganado”, matiza ante los periodistas, mejorado con el inglés y a los que también cuenta que ha aprovechado la estancia en casa para sacarse el teórico de conducir. “Me gusta estar consolidado, que sepan de tu presencia y que estás ahí, que te vean como un rival cercano. Eso es bueno. El año pasado fue muy positivo y me asenté, así que es bueno que vayan conociéndote y te tengan un poquito de respeto”, prosigue después de firmar 40 winners y 12 aces durante la puesta de largo contra Tabilo, sin mangas y marcando tríceps. No es casualidad. Detrás de ese mazo y ese corpachón hay estrategia.

Tras lo exhibido en su primera campaña en la élite, ya no sorprende Alcaraz. En todo caso, continúa impactando su evolución física. Con solo 18 años, el murciano –primer título de la ATP en Umag, Croacia, el pasado 26 de julio– posee una carrocería forrada de músculo. Horas y horas de trabajo van configurando la figura del chico del Palmar, que en lugar de trasladarse pronto a las Antípodas y disputar algún torneo preparatorio optó este año por quedarse en Villena, donde se ejercita a las órdenes de Juan Carlos Ferrero. Allí, entre ese pliegue que ofrece la zona, sol mañanero y frío seco por la noche, siguió con el pico y la pala, puliendo un tenis arrollador que deslumbró en 2021 y apunta a hacerlo de nuevo en este 2022.

Ser ‘top-15’, el nuevo objetivo

“El año pasado terminé tarde [el 13 de noviembre] y luego tuve el covid [lo que le impidió jugar la Copa Davis], así que preferí hacer bien la pretemporada”, razona. “He intentado mejorar la velocidad de reacción y ponerme un poquito más fuerte para aguantar los partidos duros”, prosigue. “Sabíamos que esta temporada iba a jugar partidos bastante largos, contra gente muy buena, así que es importante sentirte bien físicamente. Saber que vas a aguantar es muy importante, y tanto esta pretemporada como la pasada hemos estado muy enfocados en eso. He dado un cambio físico muy bestia y me alegro mucho de haberlo hecho”.

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Si el objetivo del ejercicio anterior era colarse entre los 50 mejores del circuito, la nueva meta es igualmente ambiciosa. Aspira el español a figurar en el top-15 y, por qué no, así lo dice, acceder a la Copa de Maestros que señala a los ocho más fuertes del curso. Devoró la cita juvenil de Milán, en noviembre, y allí demostró que el escenario se le queda pequeño y que su juego reclama oposiciones mayores. Por eso, él y su equipo lo tuvieron muy claro a la hora de pisar Melbourne Park: entrenamientos de calidad. Esto es, Zverev (3º) o Rublev (6º), por ejemplo. No se pone límites, sino que eleva por voluntad propia el listón, sin miedos. Tras la presentación en sociedad, Alcaraz acelera. El plan es meridiano: pretende ponerlo todo patas arriba.

“Me he sorprendido a mí mismo. Era el primer partido y en los primeros siempre cuesta un poquito adaptarte al ritmo de competición, pero hoy no me ha costado. Me he encontrado muy cómodo ante un rival que venía jugando muy bien. He jugado a lo que tenía que jugar, con las cosas bastante claras”, valora antes del duelo con el veterano Dusan Lajovic (31 años, 39º en el listado de la ATP): “Soy de los que mira el cuadro, me gusta soñar. Me gusta saber quién podría estar en las semifinales y demás, pero en un Grand Slam debo ir partido a partido”.

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