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Carlos Soler se gana el 10


Cargando a pecho descubierto sobre la portería de Pachecho en un enloquecido final de partido, la caballería del Valencia levantó un 2-0 en Mendizorroza. El pelotón de Javi Gracia, otra vez un equipo de dos caras, entró al partido dormido y estuvo a punto de llevárselo con las revoluciones que le imprimieron al duelo las salidas del eléctrico Manu Vallejo y del arrinconado Gonzalo Guedes. Machín, en un exceso de confianza, retiró a sus mejores peones sobre el campo y puso el balón, y el partido, a pies del once de Gracia.

Pablo Machín, que había dispuesto una jaula para encerrar al gigantón Maxi Gómez, se encontró con la presencia en el once del murciélago de Kevin Gameiro, otro perfil distinto de delantero que, además de estar fallón, parece desganado. Quizás por esa razón, el técnico de Soria desmontó los barrotes de la trampa para encerrar el influyente juego del uruguayo y dispuso una defensa de cuatro jugadores. Sin Maxi, que condiciona en positivo la fase ofensiva del equipo y mediatiza al rival, el equipo baja un par de peldaños en capacitad de intimidación, remate y gol. El uruguayo, lesionado en la rodilla derecha, es imprescindible. Gameiro, al que engulleron Laguardia y Lejeune, marró una ocasión magnífica de gol en el minuto 58 en un mano a mano con Pacheco y otra, más grave, delante del meta en el descuento que impidió la victoria.

Claro que Machín tampoco esperaba el amodorramiento con el que pisó Mendizorroza el Valencia. A los dos minutos marcó Ximo Navarro tras rematar solo, como en un entrenamiento en una tarea de finalización sin oposición, un córner que le puso Lucas Pérez. En otras dos acciones a balón parado, el Alavés estuvo a punto de marcar de nuevo frente a un Valencia grogui, que pronto concedió el segundo.

El gélido Hugo Guillamón, un central con un porvenir espléndido en cuanto a jerarquía, derribó a Ximo Navarro en el área en una acción errónea que apenas menoscabó durante el resto del partido la suficiencia con la que suele jugar el joven murciélago. El penalti lo transformó Lucas Pérez. La pifia de Guillamón llegó provocada por una pérdida de Carlos Soler sobre una proyección de Gayà que dejó ese costado desprotegido. Hugo salió de su zona, dudó, y, sobrepasado por Navarro, cometió penalti. Luego se levantó, fruto de su madurez, y marcó el gol del empate. Sexto partido en diez jornadas en el que el grupo de Gracia encaja un gol antes del minuto 20. Primero en el que recibe dos tantos en el mismo periodo.

La aparición en escena del VAR privó al Valencia de un penalti sobre Guedes, que recibió una patada de Ximo Navarro que el videoarbitraje dejó en manos del portugués, pero validó los dos goles seguidos del once de Gracia, bordeando el fuera de juego, con Carlos Soler estelar. En el primero, Soler filtró un pase sobre Gameiro que, esta vez sí, eligió bien asistiendo al bullicioso Manu Vallejo, que embocó. Y en el segundo, a balón parado, Soler le puso un balón espléndido a Hugo Guillamón que, con un cabezazo cruzado, hizo el segundo rematando como un delantero centro.

Machín, con el partido en sus manos, cometió el error de cálculo de retirar a sus mejores peones. Retiró a Lucas Pérez y a Joselu en el minuto 70, cuando previamente había sustituido a Jota Peleteiro. En el 72 marcó Vallejo y en el 77 lo hizo Guillamón. El Alavés se deshizo y el Valencia se desbocó. Gameiro solo ante Pacheco tras una larga cabalgada de Guedes encaló el balón. Era el gol del triunfo y el de una remontada épica. Claro que lo pudo arreglar Manu Vallejo que intentó, sin éxito, colgarle la pelota al buen meta babazorro.


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