Esta es la tormenta perfecta que explica por qué hay algunas personas en Madrid que esperan días y días sin que les comuniquen el resultado de su test de coronavirus: el mercado no siempre puede atender a la demanda global que hay de los reactivos necesarios para la prueba; la Comunidad ha multiplicado su uso para intentar contener la segunda ola de la epidemia; y la rapidez con la que han llegado los rebrotes, ya en agosto y no en otoño, ha pillado a algunos gestores a contrapié, según los profesionales sanitarios.Con más de 29.000 contagios en agosto, la Comunidad defiende que la situación epidemiológica es “de cierta estabilidad” y está “controlada”, según detalló este miércoles Ignacio Aguado, vicepresidente regional, que aseguró que hay capacidad para hacer más de 20.000 PCRs diarias. Sin embargo, el Ejecutivo admite que hay situaciones puntuales de escasez de suministros.“A fecha de hoy puede haber algún retraso, pero es puntual y en algún hospital concreto”, ha dicho este jueves el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero. “En el resto de Madrid hay reactivos para hacer PCRs de forma absolutamente normal”, ha seguido. “El compromiso es comunicar a las 24 o 48 horas el resultado positivo o negativo”.“Cada hospital compra en función de las máquinas con las que trabaja”, ha explicado un portavoz de la Consejería de Sanidad. “En algún caso ha habido retraso puntual de los proveedores por la alta demanda”, ha añadido sobre los reactivos necesarios para las pruebas.La situación se arrastra desde casi principios de verano, cuando empezaron los problemas, según documentación a la que accedió EL PAÍS.“El servicio de microbiología del hospital necesita realizar la adquisición de reactivos de la empresa Grifols y Hologic de manera urgente”, se lee en un contrato del hospital 12 de Octubre de principios de julio y valorado en 2,6 millones de euros. “Hologic no garantiza el suministro, y lo está realizando de manera irregular tanto en la cuantía como en los plazos, por diversos problemas derivados de la situación actual de la pandemia”, sigue. “Las existencias disponibles en el servicio cubren al ritmo de consumo actual aproximadamente 10 días, y [hay] un pedido pendiente que si se recibiera cubriría como máximo 15 días de consumo”, advierte. “Es por tanto absolutamente necesario disponer de otra empresa que garantice el suministro. [Con la seleccionada] la garantía de cumplimiento de plazos y cuantía se incrementa al ser un producto realizado en España, y no tener riesgo alguno por dificultades hipotéticas que pudieran existir en el comercio mundial”.Mientras tanto, los retrasos se traducen en días de tensa espera para aquellas personas a las que no les llega el resultado de su prueba, y que no solo temen estar contagiadas, si no haber contagiado a otros. Al tiempo, dejan en pausa el trabajo de los rastreadores, dificultando que localicen a quienes hayan estado en un contacto estrecho con nuevos positivos. Una zancadilla en el esfuerzo por contener la expansión del virus.La espera en los centros de atención primaria “Los centros dependientes del hospital Clínico informan de que ante el retraso en los resultados de las PCR desde el día 18 de agosto se han puesto en contacto con el departamento de microbiología de dicho hospital y les indican que tienen un problema de stock de reactivo, por lo que se retrasa el procesado de las muestras”, denuncian desde la asociación Atención Primaria Se Mueve. “Recordamos que varios centros dependientes del hospital Clínico están en el distrito de Carabanchel, en el que la incidencia acumulada de casos es muy preocupante, y este retraso en el procesamiento de las muestras puede suponer un gran riesgo para la salud pública”, siguen. Y añaden: “Tenemos la duda de si el cribado con test masivos ha interferido en el procesamiento de las muestras de los pacientes sintomáticos y los estudios de contactos o ingresos hospitalarios”.No es una referencia casual. La Comunidad está llevando a cabo un programa con más de 6.000 test aleatorios que ha empezado a hacer en los distritos capitalinos (Usera, Carabanchel, Vallecas, Villaverde…) y municipios (Alcobendas, Fuenlabrada, Móstoles…) con más incidencia del virus. Una vez realizadas, esas pruebas son analizadas en los hospitales Doce de Octubre, Gregorio Marañón, La Paz, Móstoles y Fuenlabrada. El programa ha multiplicado la demanda de reactivos en una situación de suministros escasos.“Tienen varias máquinas y proveedores”, explican sobre el caso concreto del Clínico en la consejería de Sanidad. “Ha habido retraso puntual en el suministro de algunos reactivos de algunas de las empresas fabricantes”.El portal de contratación de la Comunidad de Madrid refleja una intensa actividad en la adquisición de reactivos y kits de test con vistas al otoño.Así, precisamente el Clínico San Carlos, que atiende a una población de casi 400.000 personas, comenzó el lunes un procedimiento de contratación de emergencia por casi 800.000 euros para garantizarse existencias de test en septiembre, octubre, noviembre y diciembre. “Los Centros Sanitarios deben adoptar las medidas necesarias para hacer frente a una nueva situación de emergencia, que ha dejado de ser hipotética para convertirse en una amenaza real”, se argumenta en la justificación de la operación.Días antes, el 20 de agosto, el paso lo dio el Gregorio Marañón, con un contrato de más de un millón de euros. El temor a la falta de reservas quedó explicitado en el documento: “Esta empresa seleccionada garantiza el suministro en las cuantías que sean necesarias y tiene disponibilidad inmediata del equipo”.Ese mismo hospital fue incluso más taxativo a principios de mes, el 12 de agosto, cuando se gastó otro medio millón de euros en un producto similar: “Es absolutamente necesario garantizar la recepción de estos reactivos para poder atender las necesidades asistenciales”.El hospital de La Paz ya dio pasos similares a principios de julio, igual que lo ha hecho ahora el centro de transfusiones, que espera realizar el test a unas 6.000 muestras tras pagar 30.000 euros. La enfermedad avanza antes de lo esperado, y la Administración se adapta tan rápido como puede en un contexto extremadamente complejo: la pandemia es un enemigo global, y por eso la competición por hacerse con las herramientas con que combatirla es mundial.
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