Casado cambia su estrategia de oposición tras sacrificar a Álvarez de Toledo: vuelven los gestores

El PP aprendió pronto que si hablaba Cayetana Álvarez de Toledo, daba igual lo que dijera cualquier otro, incluido el presidente del partido, Pablo Casado. Su tono y sus declaraciones agresivas se llevaban rápidamente el titular. Eso la enfrentó con los vicesecretarios, con el secretario general y finalmente, con el líder de la formación, el único apoyo interno que le quedaba, junto al de José María Aznar. Su sustituta, Cuca Gamarra, hasta ahora vicesecretaria de Política Social, representa todo lo contrario, una voz moderada y ajustada al argumentario oficial del partido como un reloj suizo.

La propia Álvarez de Toledo presumió este lunes, en su rueda de prensa de despedida en el Congreso, de haber dicho en ocasiones “cosas heterodoxas, sorprendentes, que no gustaron a gente del PP”. Por ejemplo, cuando dijo que el tiempo político actual es peor “que cuando ETA mataba”. Por ejemplo, cuando se desmarcó de la manifestación del 8-M, en la que iba a participar su partido, asegurando que ella era “feminista amazónica” y que en su nombre no hablaba nadie.

Era el verso suelto —pese a ejercer como portavoz— y le gustaba ese papel. Antes del cese ya tuvo que responder en muchas otras ocasiones a preguntas sobre las críticas en su partido. Así, el pasado junio, preguntada por si había pensado en dimitir tras los reproches internos después de llamar hijo de terrorista a Pablo Iglesias, declaró: “Desde antes de ser nombrada, fui objeto de comentarios por fuentes anónimas sobre mis aptitudes para el cargo. No me interesaron entonces, creo que no influyeron en mi nombramiento y no sé si ahora influirán en mi continuidad, pero creo que no”.

El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo se refirió a aquella intervención en el Congreso con los términos “espectáculo” y “pérdida de papeles”. “Agradezco al señor Feijóo que se haya identificado públicamente y diga lo que piensa de mi intervención. No comparto su valoración. Discrepo de él. Entiendo que no le gusten algunas intervenciones mías, como él entenderá que a mí no me gusten algunas de las suyas. Creo que esa es la manera de debatir en un partido político con naturalidad”, dijo Álvarez de Toledo.

La reciente y arrolladora victoria de Feijóo en Galicia también animó a los barones del área moderada a pedir cambios a Casado. Todos señalaron entonces, en primer lugar, a Álvarez de Toledo. “No puede ser que el discurso de la portavoz no coincida con el de los barones más poderosos del partido”, señalaba un dirigente.

Ninguno de esos problemas atormentará a Casado con Cuca Gamarra, exalcaldesa de Logroño, de talante moderado y más adecuada para ese perfil de gestores con el que el líder del PP quiere dirigir la oposición en los próximos meses de crisis económica. El presidente de los populares, que ya barajó su nombre en junio del año pasado como candidata a la portavocía, ha dado más protagonismo a Gamarra en los últimos meses, al tiempo que se lo quitaba a Álvarez de Toledo.

En el PP este lunes calificaron de “poco elegante” a su antigua portavoz por sus ataques a Casado al tiempo que se volcaban en defender a su sustituta: “Es una buena negociadora, logró acuerdos con el PSOE en el Ayuntamiento de Logroño”, aseguran fuentes de la dirección. Una nueva voz para una nueva época. Casado trata de bajar el tono y recuperar el mensaje del PP de Rajoy, el de la gestión.


Source link