Casado rechaza renovar los órganos constitucionales mientras esté Podemos

La minicrisis entre el PSOE y Unidas Podemos por los Presupuestos y el veto a Ciudadanos está cerrada hasta nuevo aviso. El ambiente en el Consejo de Ministros de este martes así lo sancionó. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han pactado las condiciones para seguir adelante: primero habrá un esbozo del plan presupuestario negociado entre ambos grupos, y después se abrirá a otros partidos, en especial Cs, el apoyo más delicado. Socialistas y Podemos se reunieron este martes para trazar las líneas maestras de las cuentas públicas, con la reforma fiscal como piedra de toque, y el partido que lidera Iglesias estará en la negociación con los demás grupos.

El viernes parecía una crisis de fondo. Encima de la mesa no estaba un asunto de los que suele dividir al PSOE y Unidas Podemos, como la Monarquía, sin consecuencias prácticas: lo que estaba en juego eran los Presupuestos, el proyecto central de cualquier Gobierno y más ahora, en plena pandemia, con las cuentas prorrogadas desde 2018 y un maná de 140.000 millones llegado de Europa que solo puede vehicularse con un proyecto presupuestario que debe servir de base para toda la legislatura. Con el veto de Unidas Podemos a Ciudadanos, todo saltaba por los aires. El PSOE no ve alternativa a aprobar las cuentas con el grupo de Inés Arrimadas, porque ERC, la opción que prefieren los de Iglesias, parece muy alejado ahora en plena tormenta política en Cataluña y con un ambiente ya preelectoral.

Sin embargo, después de un fin de semana de inquietud y una reunión interna de Unidas Podemos en la que quedó muy claro que todos estaban de acuerdo en exigir que haya primero un acuerdo dentro de la coalición y que este grupo esté presente en las negociaciones con Ciudadanos y todos los demás, Sánchez e Iglesias cerraron un pacto en el que ambos ceden en varios ámbitos.

El líder de Unidas Podemos renuncia a cualquier veto a Ciudadanos, un grupo con el que mantiene una distancia ideológica notable. A cambio, Sánchez acepta lo que le propuso su socio: quedará muy claro que los Presupuestos son de la coalición, y no del PSOE con Ciudadanos, y Unidas Podemos estará en las reuniones de negociación, al contrario de lo que sucedió en agosto.

Este martes empezó la primera fase de ese nuevo acuerdo interno con una reunión entre María Jesús Montero, ministra de Hacienda, y Nacho Álvarez, secretario de Estado en la vicepresidencia de Iglesias y su hombre de confianza en cuestiones económicas. Ambos se conocen bien y ya han negociado muchos documentos, entre ellos los Presupuestos de 2019, que finalmente decayeron por el rechazo de ERC, lo que forzó la convocatoria electoral de abril de ese año.

Montero y Álvarez serán presumiblemente la pareja negociadora en la ronda que viene a partir de ahora con todos los demás grupos, porque la coalición tiene solo 155 escaños y necesita al menos otros 21 para llegar a la mayoría absoluta. Ciudadanos quería evitar a toda costa una fotografía con Unidas Podemos, y de hecho Arrimadas reivindica cada día que gracias a ellos el grupo de Iglesias tendrá menos influencia en las cuentas públicas. Pero el acuerdo dentro de la coalición es claro, y este martes lo refrendaron tanto Sánchez, en una entrevista en la cadena SER, como la propia Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Sánchez, como es habitual, suavizó la polémica: según su versión, “no ha habido veto de Unidas Podemos a Ciudadanos”. Y después detalló ese acuerdo con Iglesias, aunque sin citarlo. “Vamos a hacer unos Presupuestos que incorporen el acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos. Pero después tendremos que hablar con otros. No vamos a vetar a ningún partido”. “Somos un Gobierno de coalición, no monocolor. Todos los interlocutores tienen que reconocerlo”, señaló cuando le preguntaron si Unidas Podemos estará en las reuniones.

Era un claro mensaje a Arrimadas, que parece haber aceptado esta nueva fórmula de juego. Aunque este martes admitió que no le resulta “cómodo” negociar con este Gobierno de coalición, la líder de Cs explicó que lo hará porque la situación es excepcional y los españoles lo necesitan.

En público y en privado, dentro del Consejo de Ministros, Sánchez dio por zanjada la crisis. “Estoy muy satisfecho con la lealtad y el funcionamiento del Gobierno de coalición. El entendimiento está siendo óptimo en las circunstancias de una pandemia. La estabilidad está garantizada”, señalo en la cadena SER.

Montero confirmó que habrá miembros del grupo de Iglesias en las citas con los demás partidos. “Estarán miembros del Gobierno de Hacienda y miembros del Gobierno de Unidas Podemos, podría ser el propio Nacho Álvarez. No habrá ningún problema para sentarnos las horas que sean necesarias”, sentenció.

Una vez puestos de acuerdo en las formas, ahora hay que hacerlo en el contenido. En realidad, según explicó la propia Montero y confirman ministros de los dos sectores, Hacienda ya lleva semanas hablando con los ministerios sobre sus prioridades y las necesidades de cada uno, por lo que ya hay un armazón de Presupuestos. Sin embargo, Montero y Álvarez tienen que discutir de un asunto especialmente sensible; también para Ciudadanos, que querrá dejar su impronta: los impuestos.

Montero lleva semanas avisando de que no se podrá hacer ahora la reforma fiscal que estaba prevista en el programa de Gobierno pactado por el PSOE y Unidas Podemos, y habrá que dilatarla a lo largo de la legislatura. Hacienda cree que en plena crisis económica hay que tener el máximo cuidado con las subidas fiscales para no truncar la recuperación. Ahí está el corazón de la negociación entre el PSOE, Unidas Podemos y después con Cs. Los socialistas confían en que el grupo de Iglesias será pragmático porque ahora mismo la prioridad es que haya Presupuestos.

La idea que manejan en Hacienda es acelerar ahora las negociaciones con Unidas Podemos y después con todos los demás grupos —Montero lo intentará también con ERC aunque parezca difícil— para poder aprobar a finales de mes la senda de déficit y después presentar los Presupuestos a principios de octubre. La intención es poder aprobarlos antes de que acabe el año. Lo que sí tiene claro el Gobierno es que si no tiene los apoyos garantizados no los presentará, porque una derrota como la de 2019 sería un varapalo político inasumible. Las primeras cuentas de la coalición y de Sánchez empiezan a vislumbrarse. Pero aún queda mucho.


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