Los primeros datos ofrecidos por la Generalitat de Cataluña muestran que la administración de una sola dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech reduce a partir de los 10 días a menos de la mitad el riesgo de enfermar por coronavirus en comparación con quienes todavía no la han recibido. “Empezamos a notar el efecto de la vacunación en las residencias. Es algo muy importante porque nos ayudará al control de la situación”, destacó este miércoles la subdirectora general de Promoción de la Salud de la Generalitat, Carmen Cabezas.
Los beneficios de la primera dosis empiezan a notarse “a los 10 días” de su administración y son más evidentes a partir del 12º. Cabezas destacó la relevancia que esta protección anticipada supone en plena tercera ola, ya que habitualmente no es “hasta dos semanas después de la segunda dosis cuando se obtiene la máxima efectividad de la vacuna”. La segunda dosis se administra, si no hay retrasos, 21 días después de la primera.
Estos buenos datos se suman a la seguridad demostrada hasta ahora por la vacuna de Pfizer-BioNTech. Según el primer informe de farmacovigilancia publicado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps), las primeras 651.500 dosis administradas en España causaron 374 “acontecimientos adversos” (un 0,06%), casi todos ellos leves (fiebre, mareos, diarrea…). Solo en cuatro ocasiones el episodio fue grave y, como ha ocurrido en otros países, fue a causa de reacciones alérgicas, tres de ellas en personas con antecedentes.
La Generalitat ha obtenido estos resultados tras hacer el seguimiento de 36.000 personas que viven en residencias y otros 32.000 profesionales de estos centros. Se trata, hasta donde ha podido saber este diario, de los primeros datos ofrecidos por una Administración de la Unión Europea que muestran los beneficios de las campañas en marcha con esta vacuna. El Gobierno catalán, pese a su optimismo, pide cautela y recuerda que se trata de “resultados preliminares” que en las próximas semanas deberán ajustarse.
Los expertos consultados comparten el entusiasmo y la prudencia de la Generalitat. “Son datos muy buenos, tremendamente elocuentes”, afirma Santiago Moreno, jefe de servicio de enfermedades infecciosas del hospital Ramón y Cajal (Madrid). “Analizan algo muy reciente y en estos casos siempre hay el riesgo de que existan algunos sesgos. Nos falta algo de información y tiempo para acabar de valorarlos, pero en cualquier caso son una excelente noticia”, añade Moreno.
La Generalitat, que por ahora no ha ofrecido más detalles de la investigación, ha utilizado la llamada curva Kaplan-Meier para presentar los datos. Esta permite comparar la evolución en el tiempo de dos grupos de población teniendo en cuenta en este caso que en el primer día de estudio (el día 0) el 100% de las personas están libres de una enfermedad.
En el caso de los 36.000 residentes, tras la vacunación (día 0), los dos grupos —quienes han recibido la primera dosis y quienes no— siguen enfermando a un ritmo similar hasta llegar a cerca del 1% del total el día 10. “Pero a los 10-12 días, las dos curvas empiezan a separarse claramente”, explicó Cabezas. Transcurridos 23 días, el 3% de quienes recibieron la primera dosis habían enfermado de covid, porcentaje que casi se triplicaba (el 8%) entre quienes todavía no la habían recibido.
La tendencia se reproduce entre los 32 profesionales de los centros sociosanitarios estudiados, aunque en este caso las personas contagiadas eran menos en ambos grupos: 2% entre los que recibieron la primera dosis y 4% entre los que no.
EL PAÍS ha pedido a una docena de comunidades autónomas y a seis grandes hospitales —que ya han empezado la vacunación de miles de trabajadores— si cuentan con algún análisis similar. La respuesta ha sido en todos los casos que no lo están haciendo o que aún no cuentan con datos que permitan extraer conclusiones. El Ministerio de Sanidad, por su parte, dispone por ahora de información “más cualitativa que cuantitativa”, según un portavoz. “Son las impresiones que nos trasladan los consejeros de Sanidad de las comunidades y es que han empezado a descender los brotes en residencias, pero aún faltan los datos que lo confirmen”.
“Con todas las cautelas, son datos esperanzadores”, sostiene Amos García, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic (Barcelona) celebra que “estos primeros resultados con la población general muestran una correlación con los de los ensayos clínicos que avalaron la efectividad de estas vacunas”. “Son datos muy positivos”, dice.
José Miguel Cisneros, jefe de enfermedades infecciosas del hospital Virgen del Rocío (Sevilla) apunta que en su caso aún no tiene datos que lo confirmen, pero que “las impresiones en la actividad clínica” coincide en que “la primera dosis ya está teniendo un efecto protector sobre la población que la ha recibido a los 14 días”.
Los datos ofrecidos por el Govern inician lo que a partir de ahora se prevé que sea un goteo constante de estudios, análisis e investigaciones sobre los niveles de protección ofrecidos por las distintas vacunas que han empezado a aplicarse. En Cataluña, hasta ahora han recibido la primera dosis 182.000 personas, de las que algo más de 18.000 ya han completado la pauta con la segunda, según los datos ofrecidos este miércoles por la Generalitat. De ellas, el 98% corresponden a las de Pfizer-BioNTech y el resto, a Moderna.
En toda España, según datos del Ministerio de Sanidad, las personas que han recibido la primera dosis son casi 1,2 millones, de las que 173.000 han completado la pauta.
Los primeros resultados obtenidos por la Generalitat son similares a los de los ensayos clínicos que llevaron a la aprobación de la vacuna de Pfizer-BioNTech. Según una investigación publicada en The New England Journal of Medicine, su efectividad es del 52% tras la primera dosis y del 95% tras la segunda. En Europa, solo la agencia de salud pública del Reino Unido hizo una estimación de la efectividad de la primera inyección, que elevó hasta el 89%.
Este alto porcentaje se debe a que la agencia “excluyó los casos confirmados en laboratorio” que juzgó “demasiado cercanos a la primera dosis para considerarlos un fallo de la vacuna”, según un artículo publicado en el Bristish Medical Journal. Otra investigación, en Israel, redujo al 33% la efectividad de la primera dosis, aunque los resultados aún deben ser revisados por pares.
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