La gripe vuelve a aparecer en escena en Cataluña. La comunidad ha entrado en epidemia de gripe por primera vez en dos años y su convivencia con el coronavirus aumenta el riesgo de poner de nuevo en tensión la atención primaria. De momento no existe una sensación de estrés en los centros sanitarios y las últimas cifras absolutas de la gripe en Cataluña aún son bajas en comparación a los años previos a la pandemia. El consejero de Salud de la Generalitat, Josep Maria Argimon, alertó que la gripe “está subiendo de manera vertical”, pero defendió la retirada de las mascarillas por tratarse, dijo, de un “símbolo” de la lucha contra la covid.
La pandemia de la covid había reducido al mínimo la gripe desde marzo del 2020. La dominancia epidemiológica del coronavirus limitó su expansión, pero la recuperación de la normalidad y la protección colectiva contra la covid han abierto una brecha que la gripe pretende aprovechar. “La gripe ocupa ahora el espacio que está empezando a dejar ómicron”, analiza Tomás Pumarola, jefe de Microbiología del hospital Vall d’Hebron. La gripe acostumbra a llegar entre diciembre y enero. Cataluña inició a finales del 2021 un primer repunte de esta patología, pero la llegada desbocada de ómicron modificó el panorama. La gripe hizo un paso atrás y los contagios de covid se dispararon. “Ahora reaparece desplazada en el tiempo”, apunta Pumarola. “La duda es saber hasta dónde llegará y cuál será el pico”.
Según datos del Institut Català de la Salut (ICS), Cataluña detectó 1761 casos de gripe en los últimos siete días, por los 998 de la semana anterior. En febrero de 2020, antes de la llegada de la covid, se llegaron a contabilizar más de 11.000 casos semanales; y en 2019, más de 16.000. A pesar de las cifras actuales, Argimon recordó que la gripe “causa estragos de en personas frágiles y presiona mucho el sistema sanitario”.
El aumento de la gripe es generalizado en España, aunque su impacto aún es menor, como determina el Sistema de Vigilancia de Respiración Aguda (Sivira), del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. “Todos los indicadores de vigilancia indican un aumento en la circulación de virus gripales. Esta evolución deberá confirmarse en semanas próximas”.
Si bien Argimon admitió que la mascarilla contribuye a evitar el contagio de gripe, el consejero consideró que es “un símbolo de la covid” que considera habría que ir retirando para “normalizar” la vida: “Y si las cosas no van bien, siempre podemos dar un paso atrás”, insistió. Pese a la epidemia de gripe, Argimon mantuvo durante una atención a los medios en la presentación del Plan de Salud 2021-2025 su posición favorable a retirar la mascarilla en interiores de forma progresiva, empezando por las escuelas y por los niños más pequeños hasta llegar a la población adulta en último término.
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