La coordinadora del Bloco de Esquerda, Catarina Martins, hace campaña en un mercado en Matosinhos el pasado sábado.

Catarina Martins, la estrella del Bloco portugués que lucha contra el declive

La coordinadora del Bloco de Esquerda, Catarina Martins, hace campaña en un mercado en Matosinhos el pasado sábado.
La coordinadora del Bloco de Esquerda, Catarina Martins, hace campaña en un mercado en Matosinhos el pasado sábado.JOSE COELHO (EFE)

Catarina Martins comparte cafés con posibles votantes y visita colegios y centros de salud, dos pilares que el Bloco de Esquerda (BE) coloca en el centro de sus demandas para Portugal. Mientras, André Ventura —líder de Chega, el partido ultra— viaja con guardaespaldas que obstaculizan acercamientos indeseados y asiste a comidas con simpatizantes. Martins, coordinadora del BE, propone “desprivatizar” (nacionalizar, de hecho) empresas estratégicas y pagar más al personal sanitario al que quiere en exclusiva en el sector público. Ventura se queja de que medio país trabaja para la otra mitad. Los subsidios son una de sus dianas favoritas, mientras que las fuerzas de seguridad reciben sus mimos. Desde extremos ideológicos, Martins y Ventura se disputan en las elecciones legislativas del próximo domingo ser la tercera fuerza en la Asamblea de la República.

Hasta ahora los sondeos alegran la campaña de Chega y ensombrecen la del Bloco, al que todos dan un retroceso considerable. “Mucha gente joven que les votaba se siente un poco decepcionada porque no apoyaron los Presupuestos de 2022, pero me parece prematuro afirmar que van a ser penalizados”, reflexiona por teléfono João Vieira, director del semanario Expresso. El fracaso que sufrieron en las elecciones municipales no es extrapolable para las generales. “El Bloco es un fenómeno de las grandes ciudades, donde tienen mucha implantación. Están muy centrados en Lisboa y Oporto y en las municipales acaban castigados”, añade.

En 2015, un año después de que Portugal saliese de la tutela de la troika (el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo), que había sometido al país a una austeridad sin miramientos, el Bloco alcanzó su cénit. Con 19 diputados se convirtió por primera vez en la tercera fuerza parlamentaria y Martins, lingüista, actriz y activista de largo recorrido, en una de las estrellas de la nueva izquierda europea. “El Bloco es un partido de izquierdas que no se identifica con la socialdemocracia que cedió ante el liberalismo económico. De ninguna manera somos una fuerza de extrema izquierda, la derecha usa esa palabra para neutralizarnos. Siempre hemos dado mucho valor a la democracia y el pluralismo”, defiende por teléfono José Soeiro, sociólogo, diputado por Oporto y miembro de la comisión política del Bloco.

Tan importante como el resultado de 2015 fue el apoyo histórico del BE al Partido Socialista para derribar, junto a los comunistas, con una moción de censura al Gobierno minoritario y recién estrenado del conservador Pedro Passos Coelho. Esa legislatura que lo tenía todo para vivir en el sobresalto permanente consagró a la geringonça, la alianza parlamentaria de la izquierda. Para asombro europeo, Portugal dio una lección de estabilidad política y presupuestaria.

Catarina Martins y António Costa firman el acuerdo que formalizó su alianza parlamentaria en 2015.
Catarina Martins y António Costa firman el acuerdo que formalizó su alianza parlamentaria en 2015.PS

Acabada la legislatura, los votantes premiaron al PS (subió 22 escaños), castigaron a los comunistas (perdieron cinco) y mantuvieron inalterada su confianza en el Bloco, que conservó sus 19 diputados. Pero en 2019 cambiaron los vientos parlamentarios. Esta vez no hubo pacto por escrito entre los antiguos socios y el PS gobernó acuerdo por acuerdo. El Bloco le abandonó en los segundos Presupuestos, aunque le respaldó en los estados de emergencia durante la pandemia. En noviembre pasado, en el pleno que condujo a las elecciones anticipadas, se apreció el cisma entre el socialista António Costa y Martins. En este tiempo Costa ha repetido que no eran fiables y Martins que los socialistas deseaban la crisis política para buscar la mayoría absoluta.

Las malas previsiones del PS en las encuestas —algunas empiezan a dar al Partido Social Demócrata como ganador— han desmontado la campaña de Costa, que ha recuperado el discurso de la mano tendida, también a los antiguos socios. “Nosotros insistimos en que la mayoría absoluta no era un objetivo positivo y es importante que el Partido Socialista haya abandonado ese mantra. El PS hizo un discurso de autosuficiencia, sugiriendo que el voto al BE sería inútil y excluyendo a los partidos de la izquierda de la solución para un nuevo ciclo político, pero esa apuesta no resultó”, explica José Soeiro.

Este domingo la coordinadora del Bloco emplazó a Costa a sentarse el lunes 31, al día siguiente de los comicios, para comenzar a dialogar un acuerdo para cuatro años. Al frente de la formación desde 2012, Martins trata de recuperar en campaña lo que perdió en el pleno de la Asamblea de los Presupuestos. Su firmeza ante André Ventura, al que afeó propuestas sacando a pasear al papa Francisco, recibió elogios. “En estos debates”, escribió la periodista Ana Sá Lopes en Público, “se ha esforzado por mantener una calma olímpica, evitar la agresividad (que aleja a algunos electores más moderados) y mostrar que es, muy probablemente, la mejor preparada de los líderes políticos que han aparecido en los debates”.

Nadie en el Bloco dice que fue un error tumbar los Presupuestos, aunque algunos de sus votantes así lo creen, como la poeta Ana Luísa Amaral, que ganó el año pasado el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana: “Es triste ver a la izquierda tan dividida después de lo bien que funcionó la geringonça, creo que hay una responsabilidad compartida, aunque pienso que el PCP y el Bloco deberían haber cedido en los Presupuestos y que el domingo se va a penalizar no haberlos aprobado. Esto no significa que yo no apoye al Bloco o a la izquierda, tenemos la obligación de proteger a los más vulnerables, esto no lo hace nunca la derecha”.

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