Cerrar bares, adelantar el toque de queda o limitar la movilidad: qué comunidades aplican medidas más duras contra el virus

En esta tercera ola, tras un pico de contagios y hospitalizados por covid-19, las comunidades vuelven a aplicar y levantar medidas. Pero no todas lo hacen igual: más allá de la obligación de llevar mascarilla, cada comunidad ha apostado por diferentes restricciones.

Después de considerar los casos de miles de municipios, EL PAÍS ha elaborado un índice de restricciones, con cinco categorías: movilidad, reuniones, hostelería y ocio, y educación y trabajo. El objetivo es tener una medida aproximada de qué regiones están aplicando medidas más duras. El gráfico resume las puntuaciones (que más abajo detallamos):

En este momento, la comunidad con limitaciones más severas sería La Rioja, seguida de Castilla-La Mancha y Galicia.

  • La Rioja decretó el pasado 22 de enero el cierre de la comunidad, de todos sus municipios y de la actividad no esencial. Las reuniones se limitan a convivientes, tanto en espacios privados como públicos.
  • En Castilla-La Mancha cerraron la región y sus municipios el pasado 18 de enero. Desde ese día, la hostelería y todas las actividades no esenciales permanecen con la persiana bajada.
  • En Galicia se aplicaron medidas muy similares: la comunidad y todos sus concellos permanecen aislados; la hostelería gallega solo ofrece comida a domicilio; el comercio no esencial cierra a las 18.00 y el toque de queda está fijado a las 22:00.

Del lado opuesto, las comunidades con medidas más suaves son ahora Cataluña, Navarra y Madrid.

  • Desde el lunes, el cierre perimetral de Cataluña pasa a ser, además de autonómico, comarcal. Los ciudadanos sí pueden moverse entre municipios de la comarca y se ha ampliado el horario de desayunos y comidas en la hostelería.
  • En Navarra, la hostelería puede abrir las terrazas, los ciudadanos pueden circular libremente dentro de la comunidad y en espacios públicos pueden reunirse hasta seis personas no convivientes.
  • Ese mismo límite es el que fijó Madrid para las terrazas el pasado viernes, la hostelería está abierta. Hay zonas básicas de salud y algunos municipios confinados.

Algunas medidas se aplican en toda España. Todas las comunidades han limitado la movilidad —cierres a nivel municipal, de barrio, autonómico o de otros perímetros— y los horarios de hostelería y comercios. Otras aplican limitaciones menos comunes, como restricciones en los lugares de trabajo o en las universidades. A veces hay prohibiciones municipio a municipio, que pueden consultarse aquí para cada localidad.

Un 40% menos de movimientos que en una semana normal

Estas restricciones limitan las actividades de las personas. Y eso, combinado con la cautela de los ciudadanos, explica que veamos reducciones de movimientos. Una forma de medirlo es con los datos de movilidad que publica Google a partir de la información de millones de teléfonos móviles.

Como se ve en el siguiente gráfico, en septiembre los desplazamientos en España habían vuelto a niveles normales, de antes de la pandemia. Pero el movimiento —y por tanto los contactos— volvieron a reducirse en octubre, cuando se levantó la segunda ola. El efecto se aprecia antes del estado de alarma del 25 de octubre, cuando empezaban a tomarse medidas y los ciudadanos, seguramente, aumentaron sus precauciones.

Según la información de Google, los desplazamientos a comercios y lugares de ocio se han reducido a la mitad de lo que eran hace un año. También hay menos movimiento en estaciones de metro y un 20% o 30% menos de viajes para acudir al lugar de trabajo.

Por lo que se sabe del virus, un mayor nivel de movimiento y actividad social suele ir seguido de un repunte en las infecciones. Se vio durante la primera ola, con las fiestas de Navidad o los puentes de otoño, como indica el trabajo del equipo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universidad Politécnica de Cataluña. En el puente de La Mercè de finales de septiembre, por ejemplo, un incremento de los movimientos disparó los contagios —hasta un número reproductivo (R) de 1,4—, y para mediados de octubre los positivos habían sufrido un acusado aumento en toda Cataluña.

Se ha estimado que un confinamiento estricto puede cortar la transmisión, rebajándola hasta en un 80%. Para evitar esa medida extrema, en casi todo el mundo se opta ahora por medidas algo más limitadas, que combinadas parecen suficientes para bajar los contagios. Un reciente estudio liderado por la Universidad de Oxford señala que los contagios se reducen de forma considerable con tres medidas: cerrar colegios y universidades; cerrar bares y restaurantes; y limitar las reuniones a un máximo de diez personas. Ese trabajo considera que el efecto extra de un confinamiento domiciliario es menor.

Las medidas de cada comunidad

A continuación mostramos el nivel de restricciones para los cinco ámbitos que utilizamos. Una celda coloreada significa que la comunidad incluye esa restricción en la última actualización de sus medidas.

Movilidad. Desde el comienzo de la pandemia las primeras medidas han ido dirigidas a limitar la movilidad. Con la segunda ola llegaron los confinamientos perimetrales de algunas comunidades para evitar entradas y salidas masivas, sobre todo en fiestas (lo hizo la Comunidad Valenciana en Navidad, por ejemplo), pero también los confinamientos municipales o más quirúrgicos, como en las zonas básicas de salud de Madrid o en los barrios de Palma de Mallorca, en Baleares. En el caso de Canarias, estas medidas tienen claras diferencias entre islas (en nuestro recuento contabilizamos como si la comunidad estuviera cerrada a nivel perimetral, la medida menos drástica de limitación de movimiento). Desde el otoño, a estas medidas se ha añadido la prohibición de salir de casa en determinadas horas.

Reuniones. Las reuniones se han limitado en unas pocas ocasiones solo a los conviventes y la mayoría de las comunidades ha diferenciado entre reuniones al aire libre, en casas privadas o en sitios públicos.

Hostelería y ocio. Las restricciones a las reuniones han afectado directamente al funcionamiento de bares y restaurantes. En algunos casos solo se ha permitido el uso de las terrazas (Asturias). En otros, se ha cerrado todo el servicio que no eran entregas a domicilio, como pasó en Cataluña en el peor momento de la segunda ola, o en Galicia y Castilla-La Mancha en las últimas semanas.

Educación y trabajo. Aunque el teletrabajo esté recomendado en todas partes, pocas comunidades han llegado a limitar la actividad profesional no esencial. Lo mismo ocurre con colegios, que han permanecido abiertos. Y también con las universidades que han mantenido casi siempre un régimen de clases presenciales.


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