Poco o nada importó el empate de la Juventus de Turín frente a la Lazio (2-1) tanto para la afición como para la propia plantilla. Este lunes, Giorgio Chiellini y Paulo Dybala, dos leyendas del club, jugaron su último partido en casa vistiendo la elástica ‘bianconera’ y fueron despedidos como lo pedía la ocasión, con una ovación.
Sí que es verdad que, puesto a irse, mejor hacerlo ganando para que el sabor de boca sea más dulce. Pero bueno, no cambió nada. El primero en recibir los honores de la grada fue Chiellini, quien se tuvo que retirar en el minuto 18′ por problemas físicos e hizo rugir a todo el Juventus Stadium, del que se retiró muy emocionado, abrazado por los suyos y dejando el brazalete a Dybala en un gesto precioso e icónico.
En ese minuto ya iba ganando al Juventus. En un fogonazo, y asistido por Álvaro Morata, Dusan Vlahovic conectó un cabezazo al fondo de la ‘red’ y aprovechó para dedicárselo a La Joya, imitando su celebración más conocida poniendo su mano en su rostro antes de fundirse toda la plantilla en un abrazo (10′).
Igual fue por tener los sentimientos a flor de piel, o quizás no, pero la Juventus no jugó su mejor encuentro. La Lazio dominó y las tuvo, aunque le faltó precisión en las finalizaciones, dando vida a la Juventus, que aumentó su ventaja con un golazo de Morata. Su disparo, a la escuadra, tocó en la madera antes de entrar y de celebrar también junto a Dybala (36′).
El guion de la segunda mitad no varió demasiado. Lo siguió intentando la Lazio y al final, en un autogol de Alex Sandro, encontró el premio (51′). Fue lo de menos. El Juventus Stadium estaba esperando el momento para decir adiós a Dybala y eso fue en el 80′. Todos se volcaron en ello. Hubo lágrimas en la grada y el argentino fue despedido por cada uno de sus compañeros de campo. Mientras, en la banda, Sarri, con el que no tuvo las mejores migas, se quejaba por la pérdida de tiempo en banda a Massimilaino Allegri, que no daba crédito de la queja. Y así terminó el partido, con Dybala acercándose a la afición mientras corría el crono y firmando camisetas, pancartas y todo lo que pudo, devolviendo de algún modo lo que la Juventus le dio en los 7 años que estuvo allí.
No obstante, la fiesta no fue completa. La Lazio aun tenía que decir, más que nada porque un punto le aseguraba su presencia en Europa League la próxima temporada y todo llegó en el último suspiro. Perin no supo atrapar un tiro desde media distancia y Milinkovic-Savic la remachó para dentro, poniendo la locura en el cuadro de Sarri (95′).