Nueva reunión entre representantes de EE UU y China, y nuevo desencuentro, a juzgar por las declaraciones de unos y otros. La parte estadounidense ha descrito en un comunicado como “francas y transparentes” -esa socorrida convención diplomática para describir un diálogo poco amistoso- las conversaciones en la ciudad costera china de Tianjin entre la numero dos del Departamento de Estado, Wendy Sherman, y altos representantes del Ministerio de Exteriores en Pekín. La parte china ha acusado a Washington de mantener una política hacia su país “extremadamente peligrosa” y ha entregado una lista de errores estadounidenses que EE UU debe corregir para tratar de encauzar de nuevo una relación sin visos aparentes de enderezarse.
El encuentro, el primero entre altos funcionarios de Exteriores de los dos países desde el fracaso de la mantenida en Alaska en marzo, no invitaba al optimismo siquiera desde las negociaciones preliminares. La visita de Sherman, la última etapa de la gira por Extremo Oriente de la subsecretaria de Estado, no se había confirmado hasta bien avanzado su viaje por Japón, Corea del Sur y Mongolia, debido a diferencias entre Washington y Pekín sobre quiénes exactamente debían de ser los interlocutores chinos en esa parada.
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Y en su reunión cara a cara, el número dos del Ministerio chino, el viceministro Xie Feng, ha tenido palabras muy duras. En las declaraciones distribuidas por su Ministerio, ha acusado a Estados Unidos de querer convertir a Pekín en el “enemigo imaginario” y de buscar “culpar a China de sus problemas estructurales propios”. La relación bilateral, advertía el representante chino, se encuentra en un “punto muerto” y encara “serias consecuencias”.
En declaraciones tras la reunión, Xie aseguró haber entregado a Sherman una lista de exigencias, incluida una relajación de las restricciones de visados a periodistas, funcionarios del Partido Comunista y estudiantes chinos, y el fin de la demanda a Canadá de extradición de la directora financiera del gigante tecnológico Huawei, Meng Wanzhou. Una segunda lista, de asuntos en torno a la relación bilateral que preocupan a China, incluyen lo que Pekín considera aumento del sentimiento antichino y antiasiático en Estados Unidos y el trato injusto a sus ciudadanos en ese país.
El viceministro chino también declaró la “fuerte insatisfacción contra las declaraciones y acciones de Estados Unidos” en lo que respecta a las investigaciones sobre el origen de la pandemia de coronavirus y la situación en Hong Kong, Taiwán o la minoría uigur en Xinjiang.
Superar la era Trump
Tras cuatro años de choques cada vez más duros entre Pekín y Washington durante el mandato de Donald Trump, la Administración de Joe Biden asegura que quiere desarrollar una relación práctica con China, de colaboración en asuntos de interés mutuo como el cambio climático, y de presión en áreas en las que estén en desacuerdo, como los derechos humanos o el ciberespacio. Pero, aunque ya la relación entre los dos países no se maneja a golpe de tuit a cual más agrio, los lazos continúan muy distantes, en el mejor de los casos. En el discurso de conmemoración del centenario del Partido Comunista, el presidente chino, Xi Jinping, había asegurado que su país, en auge, ya no está dispuesto a aceptar “lecciones arrogantes” de ninguna otra potencia.
En sus declaraciones, Xie dejó claro el malestar chino con la política estadounidense, que Pekín considera que pone “el verdadero énfasis en el aspecto de la rivalidad, el área de la colaboración es oportunismo y el aspecto competitivo es una trampa narrativa. La política estadounidense parece exigir cooperación cuando quiere algo de China; desacople, corte de suministros, bloqueo o sanciones contra China cuando cree que tiene la ventaja; y recurso al conflicto y la confrontación a toda costa”.
Por su parte, Sherman ha indicado en una serie de tuits que en su reunión con el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, habló del compromiso de EE UU con una “competición sana, la protección de los derechos humanos y los valores democráticos y el fortalecimiento del orden internacional basado en las leyes que nos beneficia a todos”. La alta funcionaria agregó que en la reunión con Xie trató sobre la crisis climática, la pandemia de covid y “nuestra grave preocupación por los actos de China en Hong Kong, Xinjiang y al otro lado del estrecho de Taiwán. Estados Unidos y nuestros socios y aliados siempre defenderemos nuestros valores”.
Desde la toma de posesión de Biden en enero, la nueva Administración estadounidense presiona a China sobre la campaña de reeducación y lo que considera un programa de trabajos forzosos impuestos a la minoría musulmana uigur en Xinjiang. También se declara preocupada por el efecto de la Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong y lo que percibe como hostigamiento a Taiwán. Un comunicado del Departamento de Estado indica que la subsecretaria sacó a relucir, asimismo, los casos de ciudadanos estadounidenses y canadienses detenidos en China o a los que se ha prohibido salir de ese país. “Recordó a los funcionarios chinos que las personas no son fichas canjeables”, apunta el portavoz del Departamento, Ned Price.
Investigación del coronavirus
La llegada de Sherman a Tianjin este fin de semana coincidió con el intercambio de nuevas sanciones entre los países en relación con Hong Kong. La semana pasada ambos Gobiernos también intercambiaron críticas después de que Washington y sus aliados denunciaran que una amplia campaña de ciberataques se había desarrollado desde suelo chino. Y Pekín descartó con rotundidad la nueva fase que ha propuesto la OMS en la investigación sobre el origen de la pandemia. La Organización Mundial de la Salud propone enviar de nuevo científicos internacionales a Wuhan, la ciudad donde se detectaron los primeros casos, con el objetivo específico, entre otros, de investigar si el virus pudo escapar de un laboratorio. Trump defendía esa teoría y Biden ha pedido a sus servicios secretos que presenten un informe sobre la hipótesis.
Pekín, por contra, niega tajantemente que la pandemia pudiera surgir de alguna de sus instalaciones científicas e insinúa que sí pudo hacerlo de un laboratorio militar estadounidense. El Gobierno chino insiste en que la misión de la OMS que viajó a Wuhan a comienzos de este año ya examinó suficientemente todos los datos y que la próxima fase de investigación sobre el origen de la covid debe desarrollarse en otros países.
En su comunicado, el Departamento de Estado remarca que Sherman “reiteró la preocupación sobre la falta de voluntad de China de cooperar con la OMS y permitir una segunda fase de la investigación dentro de China sobre los orígenes de la covid”.
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