China ha rechazado este miércoles que la visita de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, a Estados Unidos suponga una mera escala —así la han definido las autoridades de ambas partes— dentro de un viaje más largo y ha amenazado con tomar represalias si se reúne con el presidente de la Cámara de Representantes estadounidense, Kevin McCarthy. “Los errores del pasado no justifican los errores del presente, y la acumulación de errores no aporta ninguna legitimidad”, aseveró la portavoz de la Cancillería china, Mao Ning, antes de agregar que su país “defenderá con firmeza y determinación la soberanía nacional y su integridad territorial”. Está previsto que la líder taiwanesa realice una parada de unas 48 horas en Estados Unidos tanto a la ida como a la vuelta de su viaje a Guatemala y Belice, dos de los 13 Estados que reconocen a Taiwán como una nación soberana y que, por consiguiente, no mantienen vínculos diplomáticos con China.
Si hay un tema que irrita especialmente a las autoridades del gigante asiático, es la “cuestión de Taiwán”. Pekín no se cansa de repetir por activa y por pasiva que todo lo que concierne a la isla autogobernada “es un asunto interno de China”, pues la considera una parte inalienable de su territorio. Ya lo enfatizó a principios de mes de manera teatralizada el nuevo ministro de Exteriores, Qin Gang, durante su primera comparecencia ante los medios: “Es un deber inviolable de todo el pueblo chino, incluidos nuestros compatriotas de Taiwán, cumplir la gran tarea de reunificar la patria”.
Taiwán es la “principal línea roja” que no debe cruzarse en las relaciones sinoestadounidenses, apuntó entonces el canciller. Con ese telón de fondo, la respuesta china al viaje de Tsai no se ha hecho de rogar. Horas antes de que despegase su avión, la representante de la Oficina de Asuntos de Taiwán (agencia administrativa que responde al Consejo de Estado chino), Zhu Fenglian, advirtió de que el posible encuentro entre la presidenta taiwanesa y McCarthy sería “otra provocación” que “violaría seriamente el principio de Una sola China [en el que se basan las relaciones diplomáticas de Pekín con el resto de países]” y “sabotearía la paz y la estabilidad en el Estrecho de Formosa”.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino ha criticado “cualquier tipo de contacto entre autoridades taiwanesas y estadounidenses” y ha asegurado que Pekín “ha planteado formalmente y en múltiples ocasiones a Washington la cuestión de que Tsai Ing-wen haga una parada de tránsito en Estados Unidos”. “China se opone firmemente a que líderes taiwaneses viajen a Estados Unidos, sean cuales sean las circunstancias”, apuntó Mao Ning, quien agregó que su país “seguirá de cerca la evolución de la situación”. “No es China la que crea y provoca problemas, sino Estados Unidos y las fuerzas separatistas de Taiwán”, sentenció.
Si bien el Ministerio de Defensa taiwanés informó de que no había indicios de movimientos militares por parte del Ejército chino antes de la partida de Tsai, ha afirmado estar “preparado” para cualquier amenaza china, incluido “el peor de los escenarios”, sin aportar más detalles al respecto. El pasado agosto, China realizó unas maniobras militares sin precedentes en los alrededores de la isla (que incluyeron fuego real) para mostrar su firme oposición a la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi. Aquella parada de apenas 24 horas en Taipéi provocó que la relación entre China y Estados Unidos tocara mínimos, una situación que se repitió el pasado febrero, después de que Washington derribara un globo aerostático chino que sobrevoló su territorio sin permiso.
La Administración de Joe Biden asegura que su posición sobre el principio de Una sola China no ha cambiado y que Pekín no debería “utilizar esta visita rutinaria de tránsito como pretexto para llevar a cabo actividades agresivas o coercitivas contra Taiwán”. Se trata de la sexta ocasión en que Tsai efectúa este tipo de parada en Estados Unidos desde que asumió la presidencia en 2016, aunque esta será la de mayor duración: pasará dos noches a la ida en Nueva York y otras dos en Los Ángeles a la vuelta. Según informa Financial Times, Tsai se reunirá en California con McCarthy. Además, el jueves recibirá el Premio al Liderazgo Global del Instituto Hudson. La jefa del Ejecutivo taiwanés, que finaliza mandato el año que viene, condecoró en agosto a Pelosi con la máxima distinción que entrega Taiwán.
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SuscríbetePérdidas de reconocimiento como país
“La determinación de Taiwán de salir al mundo no hará más que fortalecerse”, declaró Tsai antes de subir al avión. La última vez que realizó una gira por países aliados fue en julio de 2019, cuando visitó las naciones caribeñas de Haití, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía. Su visita a Guatemala y Belice se considera crucial para exponer al mundo la capacidad diplomática de la isla, en un momento en el que la postura cada vez más asertiva de Pekín ha reducido su margen de maniobra. Desde 2016, Taiwán ha perdido el reconocimiento como país por parte de nueve Estados. El último en sumarse a esa lista fue Honduras, que rompió el domingo sus lazos con la isla para establecerlos con China.
Mientras Tsai visita a sus socios en América, su predecesor en el cargo, Ma Ying-jeou, del partido Kuomingtang, más próximo a Pekín, se encuentra en suelo chino, en un viaje que supone la primera vez que un mandatario o exmandatario taiwanés pone el pie en la República Popular desde 1949. En ese año, tras la victoria del Ejército comunista en la guerra civil, el bando nacionalista capitaneado por Chiang Kai-shek instauró en Taiwán el gobierno de la República China en el exilio. En la parte continental, Mao Zedong declaraba la fundación de “la nueva China”.
Durante el mandato de Ma (2008-2016) se vivió un periodo de acercamiento entre ambas orillas, que llegó a cristalizar en un encuentro histórico con el presidente chino, Xi Jinping, en Singapur en 2015. Ahora, el político taiwanés visitará durante 11 días varias ciudades chinas (aunque no la capital) acompañado de un grupo de estudiantes, con el objetivo de dirigir un intercambio entre jóvenes taiwaneses y chinos. Según ha notificado su fundación, “Ma está preocupado porque con la agitación política y la pandemia, los intercambios se interrumpieron y la hostilidad ha crecido. Ma considera que los jóvenes deben comunicarse y entenderse”.
El martes, durante su visita en Nankín al mausoleo de Sun Yat-sen, el fundador de la República de China en 1912, Ma expresó que “los habitantes de ambos lados del estrecho de Taiwán pertenecen a la misma nación china y son descendientes de los emperadores Yan y Huang” —postura que, según las encuestas, la mayoría de taiwaneses no comparte—. Citando las supuestas últimas palabras de Sun, agregó que era responsabilidad de los chinos de los dos lados “trabajar juntos para buscar la paz, evitar la guerra y esforzarse por revitalizar China”.
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