Tras la batalla, los rivales contienen la respiración. En la noche del lunes, EE UU denunció a China ante el FMI por manipular su moneda. Pekín dijo que este “caprichoso” acto unilateral de Washington socavaría la economía global. “Dañará el orden financiero internacional y dará lugar a volatilidad en los mercados”, añadió. Pese a las declaraciones altisonantes, la batalla de divisas parece por ahora congelada. La potencia asiática dejó prácticamente intacto el tipo de cambio, ligeramente por debajo de la barrera de siete yuanes por dólar. Y Donald Trump envió señales de que no desea que la sangre llegue al río. Después del desplome del día anterior, los mercados vivieron el martes un día más sosegado.
Estados Unidos y China emitieron el martes señales contradictorias. El primero denunció a su rival asiático ante el Fondo Monetario Internacional, un paso que no se atrevía a dar desde 1994. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, pidió al Fondo que “proceda a eliminar la ventaja competitiva injusta creada por las últimas acciones de China”. Se refería a la decisión de Pekín de devaluar su moneda a un nivel no visto en los últimos 11 años.
La maniobra de Washington encontró su respuesta inmediata en el Banco Popular de China (BPC), que tildó la denuncia estadounidense de “un acto caprichoso de unilateralismo y proteccionismo”. “[Esta decisión] debilita las normas internacionales y tendrá un impacto material en la economía global y las finanzas”, aseguró en un comunicado el banco central de la segunda potencia mundial que rivaliza con la primera. “China insta a EE UU a frenar a su caballo al borde del precipicio, a retroceder en el camino equivocado y regresar a un camino racional y objetivo”, añadía el mensaje.
Pero tras estas gruesas palabras, llegaron los síntomas de distensión. Al menos por el momento. Porque pese al duro discurso del BPC, el yuan se mantuvo el martes más o menos estable, revalorizándose unos pocos decimales, hasta cambiarse por 0,1417 dólares. Aún cotiza muy bajo, pero al menos no registró movimientos importantes. El BPC, además, anunció una fuerte emisión de deuda pública de 30.000 millones de yuanes (unos 3.780 millones de euros), una medida pensada para drenar liquidez y velar por la estabilidad de la divisa.
Aitor Méndez, analista de IG, no cree que esta decisión sea un intento de China por aliviar las tensiones con EE UU, sino “un movimiento para evitar problemas a su economía”. La situación es muy complicada para China, ya que aunque un yuan débil logre amortiguar el efecto negativo de los aranceles, también podría desencadenar una salida de capitales ya que no sería rentable invertir allí, un escenario indeseado por las autoridades de Pekín.
Señales de sosiego
Las señales de mayor sosiego también llegaron de Washington. Larry Kudlow, el principal asesor económico de Trump, justificó la decisión de designar a China como país manipulador de la divisa con el argumento de que las reglas del comercio internacional deben ser respetadas por todos. “Las devaluaciones de divisa son injustas”, dijo.
Pero también trató de calmar los ánimos. “El presidente ha dicho muchas veces que quiere negociar”, aseguró Kudlow. Añadió que confía en que la delegación china viaje en septiembre a Washington para retomar las discusiones. Y sugirió que Trump es flexible respecto a la aplicación de la nueva ronda de aranceles, prevista para el 1 de septiembre. “Las cosas pueden cambiar”, aseguró, abriendo la puerta a una mejora de las relaciones entre las dos potencias.
Larry Kudlow, asesor económico de Donald Trump. BRENDAN SMIALOWSKI AFP
Tras las turbulencias del lunes, los mercados asiáticos registraron importantes caídas. La cosa se calmó en Europa, aunque tras subir la mayoría de Bolsas durante el día acabaron cerrando en rojo, con caídas inferiores al 1%. En Wall Street, en cambio, el Dow Jones ha acabado subiendo el 1,2%, después de que el día anterior hubiera vivido su mayor desplome del año..
Goldman Sachs da por hecho que EE UU y China no serán capaces de resolver sus diferencias antes de las elecciones presidenciales de 2020, donde Donald Trump espera ser reelegido. Los dirigentes de las dos potencias, señalan desde el banco, están adoptando una línea cada vez más dura. Fidelity cree el conflicto de esta semana “abre la puerta a una guerra de divisas” y eleva aún más la presión en el frente comercial.
Países manipuladores y otros sospechosos
Manipulador de divisas es una de las acusaciones preferidas de Trump desde la campaña electoral. La utilizó también contra el Banco Central Europeo, por la depreciación sufrida por el euro y para criticar su laxitud monetaria. La devaluación de una divisa, como denuncia el republicano, les permite compensar el impacto de los aranceles y así poder rebajar el valor de sus exportaciones para que sean más competitivas. Sin embargo, hasta este lunes no se había realizado una acusación formal contra China.
El Tesoro de EE UU publica cada seis meses un informe en el que analiza las políticas cambiarias de sus socios comerciales. Lo viene haciendo desde hace dos décadas. El más reciente es de mayo pasado. El documento insiste en que la Administración que preside Trump está trabajando “activamente” para desmontar las barreras al comercio. Eso, señala, incluye “combatir prácticas injustas” en las divisas.
El documento ya indicaba que “estaba siguiendo muy de cerca” el desarrollo del tipo de cambio chino y señalaba que se había depreciado un 8% durante el último año. También acusaba una “falta de transparencia” por parte del banco central chino respecto a las intervenciones que hace en mercado. Y denunció el recurso por parte de Pekín a subsidios y otras prácticas económicas que distorsionan el comercio.
Washington evitó en los últimos informes meter a China en la lista de países manipuladores pese a estas advertencias y las reiteradas acusaciones de Trump en público. El anuncio de este lunes, por tanto, se hizo al margen del informe, lo que muestra cuáles son las intenciones del republicano. Al catalogar a China como país manipulador, puede adoptar acciones sancionadoras específicas en comercio.
China ya fue declarada como país manipulador de la divisa en 1992 y 1994. También lo hizo en el pasado con Corea del Sur y Taiwán. Y hasta ahora, estaba incluida solo en la lista de países “bajo vigilancia”, en la que están también Japón, Corea del Sur, Alemania, Italia, Singapur, Malasia y Vietnam. También se indicó en el último informe que iba a seguir de cerca la situación de Suiza e India, que cayeron del grupo.
¿Qué implica ser un manipulador de divisas?
El Tesoro de EE UU sigue básicamente tres criterios para determinar que un país manipula su divisa. El primero, que tenga un superávit comercial “extremadamente grande”. Se estimó el pasado año en 419.000 millones de dólares (375.178 millones de euros). También sigue la evolución del superávit en la balanza de pagos. Y al mismo tiempo se controlan los movimientos en el tipo de cambio durante seis meses.
Una vez designado un país como manipulador, se pide al Fondo Monetario Internacional que adopte acciones para poner fin a esa distorsión. El organismo debe analizar antes la situación de una forma objetiva. En el último informe sobre el sector exterior publicado hace tres semanas señaló que el dólar estaba sobrevalorado, aunque dijo también que el yuan estaba en línea con los fundamentales.
El FMI indicó que el superávit en la balanza de pagos de China creció ligeramente en 2018, al equivalente de un 1,7% de PIB. La institución financiera incluye así a la economía china entre los países con superávit excesivo, una lista en la que también aparecen Alemania, Corea del Sur, Holanda, Suecia y Singapur. EE UU tiene un déficit excesivo, es decir, pide prestado en exceso.
Lo que está por ver ahora es hasta qué punto el presidente Trump estaría dispuesto en plena furia a intervenir directamente en el mercado de divisas, recurriendo al fondo de estabilización que tiene el Tesoro. Los analistas lo ven en este momento más como un arma retórica y consideran que la calificación del país manipulador refuerza el mensaje de cara a la negociación comercial.
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