Para hacer un bocadillo perfecto solo hay que equilibrar bien su contenido: tiene que tener algo sabroso, algo cremoso o fundente, algo ácido o fresco –para mí, idealmente, las dos cosas– y algo crujiente o que aporte un contraste al mordisco, que en algunos casos puede ser el mismo pan. A partir de aquí, las especias y hierbas aromáticas, el picante, las salsas y cualquier cosa que pueda aportar sazón y fondo está más que invitada a integrarse.
“Menudo misterio el del bocadillo, meter cosas entre dos panes”, pensaréis algunos. Pero lo tiene, cuando se trata de conseguir un bocadillo que te eleve a la estratosfera desde el primer mordisco hasta el último, y además pueda servir –eventualmente, tampoco es un plan para cada día– como comida completa (o casi, acompañado de una ensalada si no la lleva ya dentro). Hacer un bocadillo de jamón ibérico no tiene más mérito que el del cerdo que ha puesto la pata y la persona que la ha curado, pero estos bocatas son como platos metidos entre dos panes.
Hemos diseñado los diez bocadillos pensando en diferentes supuestos, y cada uno con un tipo de pan específico como sugerencia. Evidentemente podéis cambiarlo por vuestro favorito o por un pan sin gluten si van a consumirlo celíacos o intolerantes, pero intentad usar alguno de textura similar al recomendado para evitar quesos que no funden o rellenos que se salen al primer mordisco.
Vegano
Empecemos con dos lonchas de un pan de hogaza con un sabor potente y miga apretada, por ejemplo de centeno o kamut integral, bien untado con paté de anacardos y curry. Como relleno, ocho champiñones laminados y salteados en aceite de oliva y seis rodajas de berenjena de 0´5 cm de grosor hechas a fuego medio en una sartén tapada durante tres minutos por cada lado (añadiendo un chorrito de agua al darles la vuelta), todo salpimentado. Un poco de cebolla picada le dará un estupendo toque, fresco y crujiente.
Un extra: un buen puñado de cilantro.
Rapidísimo
Abrir, cortar y mezclar es todo lo que necesitas para prepararte un bocadillazo listo para superar con nota una comida o cena completas. Corta medio pepino en rodajas bien finas, limpia unas horas de lechuga y mezcla un poco de cebollino picado con dos cucharadas de yogur griego, un poco de eneldo, pimienta y 4 lonchas de salmón ahumado. Ponlo todo dentro de un pan capaz de recoger esta mezcla, por ejemplo un panecillo esponjoso (puedes quitar parte de la miga para que quepa mejor), y ale, a comer.
De lata
Uno de mis bocadillos favoritos tiene solo seis ingredientes, y cuatro ellos salen de una lata o un tarro de cristal. En un pan de barra bien crujiente –con corteza, si no te pierdes parte del gustirrinín– abierto y untado con tomate, ponemos el contenido de una lata de bonito en aceite de oliva (escurrido), unas aceitunas verdes deshuesadas, cebollitas encurtidas cortadas y otra lata también escurrida de pimientos del piquillo. La combinación es tremendamente adictiva.
Un extra: si el bonito es en escabeche, no nos responsabilizamos de los gemidos de los comensales.
De queso fundido
Fundir queso entre dos panes, una técnica sobre la que ya os hemos explicado todo lo que sabemos para que podáis hacer vuestros bocadillos favoritos con conocimiento de causa. Ahí va uno de los míos: necesitaremos unos 80 g de queso, un poco más de la mitad uno neutro como un emmental tierno o un havarti y el resto un azul potente, como Stilton o Roquefort. Además, ½ manzana ácida rallada, un poco de col lombarda cortada muy fina y puesta en vinagre y sal durante media hora (todo bien escurrido) y cilantro o perejil. El pan tiene que ser de hogaza para que se funda bien, uno de trigo –blanco o con semillas– será perfecto.
Un extra: si tienes fermentados caseros, úsalos en lugar de la col.
Exótico
Es posible –y además recomendable– hacer una versión completamente casera del bocadillo de moda (con perdón del bao): el bahn mi. Necesitarás un panecillo alargado de pan blanco lo más neutro posible, tipo baguette francesa. El día anterior prepara zanahoria, nabo y pepinos encurtidos usando esta técnica, pero cortándolos en bastoncillos. Marina un filete de ternera de unos 150 g durante aproximadamente una hora con dos cucharadas de soja y una cucharadita de azúcar. Hazlo a la plancha y ponlo en el pan abierto y untado con mayonesa por un lado y paté por el otro –la receta original utiliza una terrina bastante complicada de hacer–, rellena con los encurtidos y cilantro al gusto y cómelo mientras aún está caliente.
Un extra: salsa satay. Ni te lo pienses.
Ligero
Un pan de barra de trigo integral con semillas puede ser una buena base sobre la que montar este combo imbatible de sabor sin asomo de culpa. Marina durante una hora 150 g de pechuga de pollo o pavo con tus hierbas aromáticas favoritas y un poco de ajo bien picado. Haz rodajas finas con ¼ de cebolla roja y ponla en un bol con el zumo de medio limón y un poco de sal durante una media hora. Mezcla una cucharada de queso quark con una cucharadita de mostaza y bátelo bien: lo usaremos para untar el pan. Encima, el ave hecha a la plancha con un poco de sal y pimienta, 8 tomates cherry a cuartos, un puñado de mezclum o unas hojas de lechuga, perejil al gusto y la cebolla en limón bien escurrida.
Un extra: si quieres tomarlo frío o rápido cambia el pollo por pechuga de pavo horneada de la que se compra en la charcutería –pero de la de verdad, no el fiambre con soja y puré de patata– y añade las hierbas a la salsa.
Picante
Marina 100 g de langostinos pelados con sésamo, un poco de aceite y un chorro de zumo de lima durante media hora. En un cazo a fuego bajo, reduce a la mitad ¼ de taza de leche de coco con curry en pasta: tienen que quedar unas 3 o 4 cucharadas. Unta un pan tipo baguette con la salsa, pon encima ¼ de aguacate laminado, los langostinos brevemente salteados en una sartén con un poco de ajo y termina con cacahuetes picados y un buen puñado de hojas verdes.
Un extra: más curry y más aguacate.
Clásico
En realidad es un clásico con trampa, porque aunque el Reuben lleva preparándose desde los años 30, su país de orígen son los Estados Unidos, así que por aquí sigue siendo relativamente novedoso. Para prepararlo necesitaremos dos lonchas de un buen pan de centeno, media lata de corned beef –una carne de ternera cocida en la misma lata, bastante fácil de encontrar en un supermercado bien surtido–, un poco de chucrut y un par de lonchas de queso suizo. Aunque la versión canónica lleva salsa mil islas, mi versión favorita es la de la Costa Oeste, que lleva mostaza en su lugar y es mucho menos guarripé. Escogido el aderezo, solo hay que ponerlo todo entre los dos trozos de pan y calentarlo en un sartén a fuego medio hasta que el queso se funda.
Un extra: en el famoso Katz´s de Nueva York también lo preparan con pastrami.
Gocho
Le llamo gocho porque lleva cerdo y también porque la combinación de ingredientes da un resultado de lo más lujurioso. Necesitaremos pan de hogaza, preferiblemente integral, unos 80 g de lacón y unos 50 de queso de tetilla. Además, prepararemos una especie de compota agridulce con una cebolla, una cucharada de pasas, 1 cucharadita de aceite, una punta de pimentón (dulce o picante) y 2 cucharadas de vinagre a fuego bajo, hasta que coja un color caramelo claro. Montamos poniendo el queso sobre una de las rebanadas, el lacón encima y compota al gusto para terminar. Tostamos a fuego medio en una sartén hasta que el queso se funda.
Un extra: si cambias la tetilla por San Simón, tendrá un punto ahumado interesante.
Crudo
Preparar un bocadillo fenomenal sin necesidad de usar el fuego es posible (sin recurrir a embutidos y precocinados). Empezaremos dejando 6 lomos de sardina en una salmuera de 100 g de sal por litro de agua durante media hora. Después de sacarlos y salarlos bien, los dejamos media hora más en vinagre de vino blanco. Con un puñado de brotes de espinacas, algunas alcaparras, unos rabanitos laminados y dos cucharadas de olivada verde o negra para untar el pan de coca o cristal –si es muy densa, aligerarla con un poco de aceite– habremos rematado la jugada. Si te sienta bien el pimiento rojo crudo, ponle un poquito (picado).
Un extra: si se prefiere un avinagrado más sutil, se puede hacer con esta caballa en vinagre de arroz.
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