Cinco ‘thrillers’ y un ‘true crime’ para leer sin parar

El género negro en su más amplia acepción vive momentos de euforia editorial en los que cada uno busca su nuevo pelotazo. De ahí surgen las imitaciones, los relatos llenos de tópicos, las fotocopias y una sobreabundancia de títulos. Pero también se puede rascar en el panorama, dejarse las pestañas, descartar y buscar en la parte más lúdica del género títulos que nos permitan pasar un buen rato pero sin renunciar a cierta calidad. Lo que sigue es, como siempre, una selección leída y pensada de títulos que están en todas las librerías. ¿Hay más por los que apostar? Seguro, pero no me los he leído. ¿Se han quedado muchos en el camino? Sí, pero hablemos mejor de los que merecen la pena. Pasen y lean. 

Reina roja, Juan Gómez- Jurado (Ediciones B). Vamos a empezar por lo obvio porque hacer una lista así y no meter al rey del thriller en español sería complicado. Es Gómez-Jurado quien ha conseguido clavar la apuesta tradicional del thriller más espectacular. Y fíjense lo que tensa la cuerda: Antonia Scott, la mujer más inteligente del mundo, no es policía ni nada por el estilo, pero investiga casos complejos cobijada por el poder en sus facetas más inconfesables. En este caso, con la ayuda de un policía vasco caído de desgracia, gay y grandote, que no gordo, tiene que resolver el secuestro de la hija del hombre más rico del mundo, un español dedicado al negocio textil. Igual les suena. Pero, además, tienen entre manos la oscura muerte del hijo de una banquera de pañuelo rojo al cuello. Pues eso. Ingredientes todos para el desastre o la grandilocuencia o la acción sin sentido que Gómez- Jurado lleva con mucha habilidad a buen puerto. Empiezan por esta y siguen por las otras dos, seguro. ¿Fácil? Como decía el propio interesado en el reportaje que mi compañera Ana Marcos hizo sobre el fenómeno: “Me carcajeo cuando alguien me dice lo de best-seller: ‘Ya, muy bien, estupendo. Pues hazlo tú”.

Reportaje: Juan Gómez- Jurado, la dinastía del millón de libros.

Romy Hausmann en una imagen promocional.
Romy Hausmann en una imagen promocional.

Mi dulce niña, Romy Hausmann (AdN, traducción de Laura Manero). Recordaba Pamela Paul en The New York Times Book Review Podcast cuando hablaba de Mi dulce niña que estos libros pueden tener mucha literatura dentro. “El primer día pierdo la noción del tiempo, mi dignidad y una muela. A cambio, ahora tengo dos hijos y una gata”. Así se inicia el potente thriller de esta debutante alemana que ha causado sensación en su país. La narración de esta mujer va abriendo vías terribles de una historia cuyo horror, y emoción, no parecen tener fin. Estoy siendo voluntariamente oscuro porque no quiero estropear las primeras 100 páginas como hacen la mayoría de las contraportadas. Les diré que hay una chica desaparecida y varias versiones, que hay unos padres desesperados tras 14 años sin respuestas y un monstruo y que, a partir de ahí, todo deja de ser convencional. Los giros son perfectos, la trama está cosida al milímetro, la prosa te lleva aunque no quieras cuando empiezas a sospechar que todo es peor de lo que las primeras 30 páginas ya te dicen. Uno de los thrillers del año.

De entre los muertos, Jonathan Moore, (RBA, traducción de Pilar de la Peña). Volvemos aquí al thriller que bordea lo inverosímil pero se salva con creces del desastre. Una novela que empieza contando cómo el detective Lee Crowe, un tipo que ha vivido sin duda tiempos mejores, ve a una rica heredera, desaparecida hace 18 meses, caer desde un edificio y destrozar el techo de un coche de lujo en un barrio mísero de San Francisco. Es notable la cantidad de perrerías y actos en los márgenes de la ley que Crowe hace en las primeras 22 páginas. También la velocidad a la que Moore quema tramas y argumentos para abrir la narración a una aventura científica, con la genética de por medio, y muchos intereses en peligro. El personaje protagonista, narrador en primera persona, es el clásico detective hard boiled que recibe por todas partes, con un punto de cinismo pero sin sarcasmo. Su empeño en meterse donde no lo llaman y su forma de ver el mundo de los ricos para los que trabaja lo emparentan con mi adorado Lew Archer. No se puede decir mucho más de este thriller que, a diferencia de otros, da todo lo que promete.

El día del fin del mundo, Lawrence Wright (Ediciones B, traducción de Laura Rins). Este novela del gran periodista Lawrence Wright está escrito mucho antes de la pandemia. Conviene decirlo porque leerlo asusta y hay que saber que no es un relato de los hechos desencadenados en el mundo hace un año. Hay elementos comunes como la obsesión de los gobiernos por quedar bien, las reticencias para tomar medidas, la carencia de bienes básicos y medios médicos en los peores momentos de la crisis, el problema viene de los murciélagos, hospitales colapsados, teorías conspiranoicas, etc. En realidad, lo que hizo Wright es imaginarse el mundo que le describían los expertos, inmunólogos y virólogos a los que él sí escucho y acelerar un poco las consecuencias de todo. Pero no se crean que estamos ante un denso libro científico. Aquí la trama −en la que mezcla con habilidad guerras, terrorismo, conspiraciones rusas y chinas y pandemia− funciona a toda velocidad; los escenarios internacionales por los que viaja el lector son perfectos; el protagonista, un prestigioso científico, es ideal para ver la otra cara de la tragedia.

Entrevista: Lawrence Wright: “El virus radiografía el estado de un país”

La jurado 272, Graham Moore (Lumen, traducción de Laura Martín). “Descarga una jeringuilla de adrenalina en el corazón de 12 hombres sin piedad y obtendrás La jurado 272”, dice el escritor A. J. Finn en una de las frases de promoción de este thriller judicial. Y me parece que resume muy bien la idea: Maya Seale es la mujer que consigue dar la vuelta a los otros 11 miembros del jurado para que declaren no culpable a Bobby Nock, un profesor negro acusado del asesinato de Jessica Silver, una rica heredera de Los Ángeles. Con habilidad, Moore sitúa la acción años después, con el caso sin resolver, un posible asesino en la calle y la vida de todos los miembros del jurado patas arriba. Los flashback para explicar lo que ocurrió en aquel juicio están bien llevados en un libro que solo peca, si eso es pecado en estos casos, de estar descaradamente pensado para la pantalla. Moore es un prestigioso guionista con un Oscar por Descifrando enigma y eso se nota.

Coda: un true crime español

La farmacéutica, Carles Porta (ReservoirBooks). Tiene razón el autor cuando dice que en España no hay paciencia para los true crime, que en televisión se venden los reportajes antes casi de hacer un trabajo que luego no llega al fondo de la cuestión. Y con los libros, eso ya lo digo yo, suele pasar lo mismo. No hay mucha investigación, porque no hay anticipos como en EE UU, nada que ver con los proyectos transversales de los anglosajones y, últimamente, de los franceses. Lean si no Le Bûcher des Innocents o Blood Echos por citar solo dos ejemplos. O a David Grann. Después de años de investigación y entrevistas para desentrañar el caso del secuestro de Maria Angels Feliu, la farmacéutica de Olot, Carles Porta trae aquí una narración unívoca de uno de los crímenes más míticos de la historia de España. Se ve todo, desde el primer día hasta el último: las peleas entre la Policía Municipal y la Guardia Civil, los sinvergüenzas que intentaron sacar rédito, los errores de la investigación, la miseria moral de los perpetradores y su torpeza y el sufrimiento de Feliu y su familia. Y todo en el primer relato total de los hechos. Se agradece. Ahora, no hay aquí Truman Capote o Norman Mailer o Gay Talese. Lo digo por si se lo encuentran en la promoción. Este libro está bien, pero es otra cosa.

En Babelia: Cinco de ‘true crime’, por Kiko Amat.


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