Ciro Gomes, el tercero en discordia que aún asoma la cabeza entre Lula y Bolsonaro

Ciro Gomes, el tercero en discordia que aún asoma la cabeza entre Lula y Bolsonaro


Ciro Gomes, durante una entrevista para el Correio Braziliense por su calidad de precandidato a las elecciones de 2018, en Brasilia.Andre Coelho (Bloomberg)

Las elecciones que Brasil celebrará en octubre se perfilan como un gran cara a cara entre Lula y Bolsonaro, pero aún existe un tercero en discordia que se resiste a tirar la toalla. Ciro Gomes, un político de centro-izquierda, intentará por cuarta vez llegar a la presidencia. De momento las encuestas le dan apenas un 7% de intención de voto, pero sus electores son irreductibles. Jannine Feitosa es una de ellas. Estudia medicina y está cansada de ver como sus parientes se pelean en el grupo de WhatsApp de la familia. Ella es la rara, la que no ha optado por ninguno de los dos bandos. “Ahora mismo en Brasil tenemos una guerra entre Lula y Bolsonaro. Hay que votar a Bolsonaro para que no gane Lula o al revés. Pero yo no soy el tipo de votante que vota a uno para que no gane el otro. Creo que lo correcto es votar a quién tú crees que es mejor”, explica por teléfono.

Según la última encuesta Datafolha, Lula sigue siendo el favorito con el 47% de apoyos, por delante de Bolsonaro, con el 32%. Gomes está muy por detrás, pero aun así es el político brasileño que más cerca ha estado de encarnar la tercera vía alternativa, tras una desgastante carrera que por el camino ha dejado a figuras que en algún momento parecieron prometedoras, como el exgobernador de São Paulo João Doria o el exjuez Sérgio Moro, que ahora busca a la desesperada un asiento en el Senado.

Cuatro años atrás, fue muy sonada la actitud de Gomes en el segundo turno que disputaron Bolsonaro y Fernando Haddad, sustituto de última hora de Lula, impedido de participar en las elecciones por su condena por corrupción. Tenía un caudal de votos similar al actual, y el Partido de los Trabajadores (PT) esperaba que declarara apoyo a Haddad y se implicara a fondo para frenar a un Bolsonaro en ascenso, pero en vez de eso dijo rápidamente que no votaría a Bolsonaro y se fue de vacaciones a Europa, algo que los votantes ‘petistas’ todavía no le han perdonado.

Gomes tiene una vida entera dedicada a la política: ha sido diputado, alcalde, ministro con Fernando Henrique Cardoso y con Lula, y gobernador del estado de Ceará, en el noreste de Brasil, su gran feudo electoral. Junto con sus hermanos también políticos, Cid Gomes e Ivo Gomes, forma un clan que sus adversarios definen como una oligarquía regional. Para Feitosa, eso poco importa. Aunque ella es de Ceará, ahora vive en São Paulo, y se desespera porque en su opinión en el resto de Brasil no se conoce su trabajo. “La educación de Ceará es una de las mejores del mundo, sus promesas me las puedo creer porque yo lo he visto de cerca”, dice la fiel electora.

Su programa electoral es minucioso y detalla un exhaustivo programa de desarrollo nacional y las mil y una reformas que Brasil necesita, pero deja en el aire cómo las sacaría adelante, sobre todo porque en el Congreso Nacional, que suele ser un nido de víboras con el que hay que pactar de forma inevitable, tiene muy pocos amigos. En su estrategia para coronarse como la alternativa a Bolsonaro y Lula, ha ido repartiendo ataques e insultos a los dos, que en vez de hacerle emerger como una figura de centro le han ido dejando cada vez más solo.

Lula tiene el apoyo de ocho partidos, prácticamente todos los que van del centro a la izquierda, algo clave no solo para la futura gobernabilidad, sino también para acceder a más recursos y tiempo de propaganda electoral. Ninguno de esos partidos vio en Gomes a un candidato competitivo.

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Conocido por sus exabruptos y su temperamento incontrolable (dio mucho que hablar el accidentado debate en YouTube con el humorista Gregorio Duvivier, simpatizante de Lula), no ha tenido reparos en calificar a Bolsonaro de genocida y exigir su impeachment inmediato, pero tampoco en llamar “mierda” o “ladrón” a Lula, con quien comparte espacio progresista. Considera que Bolsonaro fue elegido por la frustración de los brasileños con la crisis y los escándalos de corrupción que dejaron de herencia los gobiernos del PT.

En realidad, buena parte de la izquierda ve con buenos ojos sus propuestas (como una renta mínima de 1.000 reales, 195 dólares, o tasar las grandes fortunas), pero entiende que con sus insistentes críticas a Lula acaba echando un capote a la ultraderecha. En las últimas semanas ha ido moderando el tono, y en su última entrevista en televisión apareció con un ánimo más conciliador.

Aun así, los puentes de diálogo con Lula están rotos, y la relación entre los dos a día de hoy parece irreconciliable. En el PT ya han desistido de seducirle y solo confían en que sus seguidores se decanten por el voto útil en el último minuto antes del primer turno, cuando se convenzan de que no tiene opciones. Pero todo indica que los ciristas resistirán hasta el final, como ya hicieron en las elecciones de 2018. “No entiendo cuándo dicen eso del voto útil. Mi voto es útil y va para Ciro”, rebate Feitosa algo indignada. Gomes tampoco parece estar dispuesto a dar su brazo a torcer. Preguntado en una reciente entrevista sobre qué haría ante un eventual duelo final Lula versus Bolsonaro, afirmó: “Lo diré con todas las letras: No me junto con ningún bandido en ninguna circunstancia, ya sea bandido del PT, sea Bolsonaro. Nunca más hago una campaña al lado de bandidos”.

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