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Ciudadanos: el riesgo de quedar relegado a la irrelevancia


Ciudadanos, el partido que llegó a tocar el cielo en abril de 2019 con 57 escaños y tuvo la llave del Gobierno, está ahora al borde del abismo apenas dos años después. La encuesta elaborada por 40dB. para EL PAÍS otorga a la formación de Inés Arrimadas un escaso 3,6% en estimación de voto en unas hipotéticas elecciones generales que se celebrasen hoy. El sondeo deja a Cs con entre dos y tres diputados en el Congreso, ocho menos que en la sonada debacle de los comicios de noviembre de 2019 que terminaron con la carrera política de Albert Rivera.

“Reconocemos que estamos en el disparadero. Van a ser meses en los que tendremos que lidiar con una situación dificilísima”, afirma este domingo un dirigente de la formación. Cs inicia 2022 obligado a medir ya en las urnas la complicada situación que atraviesa, con una fuga incesante de cargos —la última, este martes, con la marcha de la diputada del Parlamento asturiano, Laura Pérez Macho, que renunció a su acta por diferencias con la organización—, con la mitad de afiliados activos con los que contaba a principios de 2021 y con la opa hostil del PP enfrente. Las próximas elecciones de Castilla y León el 13 de febrero, a las que seguirán con toda probabilidad las de Andalucía, son dos pruebas de fuego. Atendiendo a los sondeos, podrían dejar la supervivencia de la formación que lidera Inés Arrimadas en la cuerda floja. “Lo que está claro es que este país está dividido. Y que las próximas elecciones van a ir de un pelo”, manifestó Arrimadas, este lunes, sobre los resultados de la encuesta de 40dB. y sobre la crisis de su formación. “Y esa opción liberal que representa Ciudadanos tiene que ser decisiva para que el peso de las decisiones no siga recayendo en partidos populistas y separatistas. Todos los que queremos que España vuelva a centrarse tienen en Ciudadanos un partido en el que confiar y que va a seguir siendo decisivo”, añadió.

Varios politólogos coinciden en que la muerte de Ciudadanos es una situación extrema y que, pese a los descalabros que se vaticinan en los comicios castellanoleonenses y andaluces, los nueve diputados que mantienen en el Congreso, los siete eurodiputados y los casi 3.000 ediles que conservan prolongarán, al menos un año más, su presencia en el tablero político. No así su papel autonómico, abocado a la irrelevancia si quedan fuera de los únicos gobiernos regionales que conservan.

Para el analista Pablo Simón, los “errores estratégicos” del pasado fueron tan flagrantes que no queda ninguna vía para resurgir de sus cenizas, máxime cuando Arrimadas era la número dos de la cúpula en 2019, año en el que empezaron los problemas. “Ciudadanos es un cadáver en ciernes”, afirma Simón. “La dirección actual es un transatlántico en llamas. Ahora tienen dos vías: Intentan aguantar el tipo lo máximo posible y lo venden desdibujado, como en una coalición electoral, o que traten de desdibujar su marca y lancen otra nueva”.

Fuentes de Ciudadanos en Castilla y León y en Andalucía revelan que la idea es, precisamente, esconder la insignia de Ciudadanos lo máximo posible y personalizar e incidir en los “logros” de los dos candidatos, Francisco Igea y Juan Marín, respectivamente, para escapar de “una marca muy denostada”, según precisa otro dirigente. Una vía de escape que el experto en Comunicación Política, Luis Arroyo, ve prácticamente inviable: “El problema es que Ciudadanos se ha convertido en un partido de risa y motivo de mofa, como ya le pasó a UPyD. Se ha convertido en un meme”. En Castilla y León, hasta la fecha, los últimos sondeos adjudican a Ciudadanos entre 0 y 1 escaños, frente a los 12 de 2019, y en Andalucía el arco estaría entre 3 y 5, donde caerían desde los 21 que tienen ahora. Con estas estimaciones, el partido perdería en 2022 uno de cada cuatro diputados autonómicos que consiguió en todas las últimas elecciones autonómicas anteriores, teniendo en cuenta las salidas de parlamentarios regionales que han abandonado la formación pero no han soltado el acta en los últimos meses, sobre todo a raíz de la fallida moción de Murcia.

Otro integrante de la cúpula del partido admite: “Si no se entra en Castilla y León ni en Andalucía, evidentemente tiene que haber una especie de catarsis o de reorientación, es que no tiene tampoco sentido seguir como si nada”. La encuesta que este domingo publica EL PAÍS muestra, además, que únicamente un 37% del electorado que en 2019 votó a Ciudadanos mantendría su decisión en las próximas elecciones. Y que, ante esa pérdida de confianza, el 20% de sus antiguos electores no sabría a quién apoyar ahora; el 18%, migraría al PP; el 8%, a Vox, y solo el 4,5% se decantaría por el PSOE.

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La presidenta del partido, Inés Arrimadas, reconoció en una entrevista en este diario, tras el adelanto electoral en Castilla y León, que “la negociación [con el PP] de 2019 fue un error”. Pero para miembros discordantes con la dirección, y también para los politólogos consultados, esa depuración de responsabilidades “llega muy tarde”. Una jugada a destiempo, como resume la experta en comunicación política Verónica Fumanal: “Arrimadas tuvo una oportunidad, pero no la supo aprovechar. Lo primero que hay que hacer es matar al padre, mostrar cuáles son los fracasos que te han llevado hasta allí. Para que la cosa diera la vuelta tendría que haber una refundación, un reposicionamiento del partido. Ahora no tienen un problema de comunicación, sino de producto. La gente ya no les va a votar porque no saben para qué sirven y porque se convirtieron solo en la muleta del PP”. Fumanal ejemplifica como una buena estrategia el giro que ha dado el partido ante el Gobierno de Pedro Sánchez frente a la reforma laboral, ya que Cs se ha abierto a dar su apoyo por “responsabilidad de Estado”. Fuentes socialistas califican a Ciudadanos de “poca utilidad y fiabilidad”. Al PP, por su parte, le queda como socio preferente Vox tras intentar fagocitar al partido de Arrimadas.

Miembros críticos dentro del partido coinciden con la tesis planteada por la experta en Comunicación Política. “No hay acciones, no hay hoja de ruta, no hay plan. Y no espero que la dirección busque ninguna responsabilidad si nos damos un batacazo en Castilla y León”, se queja un alto cargo público del partido. Con todo, otros integrantes de la dirección ven en los procesos electorales futuros “una oportunidad” para relanzar el proyecto, en sus horas más bajas, y “trabajar” para ganar la batalla del discurso de la “lealtad” con Igea y de los “éxitos de Marín en el Gobierno de coalición andaluz”. “Muchos nos quieren ver muertos, pero queda Ciudadanos para rato”, advierten fuentes de la dirección. “Nos queda un año y medio de esperanza, después Dios dirá, la cosa está muy mal…”, dijo este domingo una militante en un acto de campaña de Igea en Valladolid.

Una fundación y la marca “liberales” para salir a flote

Entre la estrategia para intentar salir a flote, Ciudadanos ratificó en su Consejo General del pasado 17 diciembre la creación de una fundación “liberal”. El ente estará liderado por el diputado en el Congreso, Guillermo Díaz, y en pocas semanas echará andar. La fundación pretente “engranar con la sociedad civil; hay mucha gente a la que le interesa la política, pero no los partidos, por lo que la fundación estará al servicio de la idea”, según precisan fuentes de Cs. El partido lleva meses, desde la convención del pasado mes de julio, impulsando la marca “liberales” en sus actos y apariciones, en un intento por mirarse en el espejo de otros partidos liberales europeos, como los alemanes, que también atravesaron una situación complicada en el pasado y ahora son parte del nuevo gobierno. Los politólogos consultados coinciden en que las circunstancias de los liberales alemanes y las de Ciudadanos son muy dispares y no pueden ser comparables. Los miembros de Cs, por su parte, insisten en sus similitudes.


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