claves para desconectar este verano

El autocuidado es una de las cuestiones más importantes en la actualidad. Después de dos años marcados por la crisis del coronavirus y en un momento en el que la vida virtual ha pasado a ser una de las grandes protagonistas de nuestra vida diaria, son muchos los problemas que se generan por la falta de desconexión digital. Las vacaciones son un momento ideal para tomarnos un tiempo y dedicarnos a nosotros mismos,  hacer un Social Media Detox. Esto puede estar muy asociado a la práctica de meditación y a dejar de lado de manera temporal las redes sociales.

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Una mujer meditando. / Gtres

De un tiempo a esta parte, el enganche a las plataformas sociales va progresivamente en aumento, lo cual tiene efectos negativos para nuestra vida. Durante la pandemia, las estadísticas determinaban que usábamos el móvil y otros dispositivos cinco horas al día, un 27% más que el año anterior. Por suerte, el uso ha disminuido, pero no de manera significativa.  Según el informe Digital 2022, con datos de Global Web Inde, ahora mismo el promedio es de dos horas y veintisiete minutos al día. Eso sí, el tiempo varía mucho de un país a otro: España está por debajo, con casi dos horas de uso al día.

Lo cierto es que pasamos más tiempo del necesario en el entorno digital, aunque el uso de las nuevas tecnologías no es siempre negativo. Para Ananda Ceballos, psicóloga y colaboradora de Petit BamBou, “Internet ha revolucionado nuestra vida cotidiana de una forma positiva: ha aportado nuevas formas de socialización, nuevas actividades de ocio, formas de aprendizaje e información. Pero también han aparecido nuevos trastornos pertenecientes al espectro adictivo, ya sea a videojuegos, pantallas o smartphones”.

Según esto, el problema no son las redes, sino el uso que le damos. Deben estar a nuestro servicio, no al revés: “Se trata de mantener el control sobre ellas y utilizarlas en nuestro beneficio”, comenta la especialista. Esto genera estrés digital y agotamiento a todos los niveles, porque nuestro cerebro vive en piloto automático por defecto. La atención divaga permanentemente, y las redes sociales refuerzan este modo de funcionamiento. Además, las redes fomentan la comparación social, así como una sensación de felicidad que no siempre es real y que puede generar graves problemas de autoestima, incluso depresión.

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Una mujer en la naturaleza. / Gtres

Un estudio de la Universidad de Granada concluye que la adicción a la tecnología depende de la personalidad. Al parecer, la conducta adictiva se basa en tres ejes fundamentalmente.

La predisposición de la persona: Hay factores agravantes, como los rasgos obsesivos, el ser introvertido o tener una autoestima baja. También tienen más riesgo quienes son más vulnerables a las adicciones en general, porque son más dependientes e inseguros y tienen una necesidad permanente de estimulación; o quienes padecen depresión, trastornos de déficit de atención e hiperactividad o fobia social. Y si hablamos de franjas de edad, hay grupos más sensibles, como niños y adolescentes, expuestos sin control y posibles víctimas de ciberacoso.

Las características de las propias redes:  “Proporcionan accesibilidad inmediata, anonimato, sensación de omnipotencia y aseguran el acceso a una gran variedad de contenidos atractivos y placenteros con un impacto significativo en el circuito de recompensa”, cuenta Ananda Ceballos. El sistema de recompensa son los mecanismos cerebrales que nos permiten asociar ciertas situaciones con el placer.

El contexto:  Si hay un entorno hostil, como de exclusión, violencia, conflicto emocional o pérdida de un trabajo o una relación, la adicción puede empeorar.

Tips para un Social Media Detox

Según Ananda Ceballos, hay una serie de claves importantes para llevar a cabo el Social Media Detox:

  • Establece límites de tiempo.
  • Desactiva todas las notificaciones del móvil. “El único momento en el que debe sonar es cuando se recibe una llamada”.
  • No lo pongas siempre sobre la mesa. Especialmente cuando estemos con amigos, familia, o en un restaurante.
  • Borra las aplicaciones que no sean prácticas. Alejar las tentaciones es un buen método, y también aprender que hay otras distracciones más satisfactorias, como leer un buen libro, hacer deporte o cocinar.
  • Practica mindfulness. “Como la tecno-adicción es un comportamiento compulsivo y actuamos bajo un piloto automático, las técnicas de mindfulness, al ayudarnos a relacionarnos de forma más consciente con el entorno, nos permiten desarrollar una relación más adaptativa con la tecnología. Nos impulsarán a cultivar la capacidad de ser conscientes de hacia dónde dirigimos la atención y así desarrollar nuestra capacidad de elegir la actividad sobre la que elegimos dirigir la atención y la energía”.

Además de esto, la aplicación de meditación de Petit BamBou puede ayudar mucho a favorecer la instrospección.  Entre sus programas cuenta con uno específico llamado “Detox Digital”. Son sesiones de 15 minutos dirigidas a quienes desean limitar la dependencia a los dispositivos digitales mediante la meditación. Y aunque pueda parecer paradójico, seguir las sesiones a través de la red no es un problema, porque este no está en la tecnología, sino en el uso que hacemos de ella.




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