Todos los focos se centrarán mañana en la figura de Martin Odegaard. Analizarán su rendimiento tanto los aficionados de la Real como los del Madrid. Los primeros porque están molestos con las prestaciones del crack noruego en las dos primeras citas tras el confinamiento, ante Osasuna y Alavés, en las que su rendimiento fue paupérrimo, a mil millas del ofrecido durante todo el curso. Los seguidores blancos escrutarán su quehacer en el campo para establecer si le ven con el suficiente calado como para vestirse de blanco la próxima temporada. La mejor noticia es que los ojos escrutadores de unos y otros tendrán destinatario porque, según pudo saber ayer MD, Martin Odegaard sí podrá saltar mañana al campo para jugar contra el equipo al que pertenece y le pretende para el próximo año a pesar de las molestias musculares por las que fue sustituido en el minuto 62 del encuentro contra el Alavés.
El nórdico rubricó una de sus peores performances desde que viste de txuri urdin en Mendizorrotza. Apático, apenas tocó 27 balones en todo el partido y no arriesgó como habitúa en envíos verticales, sino que siempre prefirió dar pases fáciles. Y además desperdició un libre directo jugosísimo cerca de la frontal del área.
10 partidos sin ‘mojar’
Se le sigue esperando al de Drammen, que en esta ocasión sí estará rodeado de los jugadores con los que él se siente más plácido y seguro en la medular: Zubeldia y un Merino que retorna tras cumplir su partido de sanción. No obstante, comienza a ser urgente que Odegaard concrete en asistencias o goles todo ese trabajo que desarrolla entre líneas, que llegó al esplendor en determinados momentos del curso. Suma 10 encuentros de Liga, de los que ha tomado parte en ocho, sin anotar un solo tanto y sin servir un esférico de gol a un compañero. Sus únicos goles en 2020 fueron en Copa, al Real Madrid en el Bernabéu y al Mirandés en Anoeta. La condición de estrella se debe alimentar durante todo el curso con cierta continuidad.
Es evidente que el de mañana no es un partido más para Odegaard y no sólo por la necesidad de ganar tras dos traspiés para mantener ventaja en la lucha europea. El mediapunta de la Real tendrá enfrente al equipo del entrenador que pretende tenerle en su equipo la próxima temporada, Zinedine
Zidane. Precisamente de la conversación que mantenga con el técnico francés dependerá que el escandinavo siga en la Real la próxima temporada o incumpla el pacto sellado el pasado verano y vuelva al Madrid un año antes.
Charla pendiente con Zidane
No se espera que ese diálogo pendiente tenga lugar mañana en Donostia porque el Madrid viajará en el día y los protocolos sanitarios no permiten el contacto entre los integrantes de los equipos.
El primer paso para quedarse ya lo dio Odegaard cuando, según informó en exclusiva este periódico, comunicó formalmente a la Real que su intención es cumplir su segunda campaña de cesión, aunque al final no se clasifiquen para Europa. Queda por saber cuál es la postura definitiva del Madrid, que ha mantenido conversaciones y negociaciones con Olabe y Aperribay que evidencian que están valorando recuperarle antes de tiempo.
Odegaard es consciente de que en Madrid se le juzgará mucho más por este partido que verán todos los que siguen al club blanco que por muchos otros de la temporada. Llega tras dos de sus peores encuentros con la Real y con algunos problemas musculares, pero es en estos escenarios donde deben distinguirse los más grandes.
Nueve partidos más la final de Copa les quedan a Odegaard y todos los realistas para convertir esta temporada que estaba siendo tan extraordinaria en algo exitoso o en otro año de transición.
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