En una convocatoria rodeada de secretismo, Colombia y el ELN han anunciado este martes el inicio oficial de las conversaciones de paz desde la primera semana de noviembre. Lo han hecho las delegaciones de uno y otro lado en Venezuela, acompañadas por la Iglesia Católica. Una moderadora leyó un escueto comunicado en el que se pregonaba que se ha llegado a un acuerdo para reinstalar las mesas de negociación de 2016 y que esta vez en las conversaciones estará presente una misión de verificación de la ONU. La actitud de los presentes fue parca, en el acto predominó la sobriedad.
De esta manera, el presidente Gustavo Petro marca el inicio de unas conversaciones que serán de todo menos fáciles. Los presidentes colombianos de los últimos 50 años han tratado sin éxito de llegar a algún tipo de acuerdo con esta guerrilla que nació en Cuba, cuando unos estudiantes colombianos quedaron deslumbrados por la revolución de Fidel Castro. Petro busca desmovilizar a este grupo, el último activo del país, como el primer paso hacia el concepto que él llama paz total, es decir, que por primera vez en la historia del país no existan en su territorio grupos armados al margen de la ley.
En la mesa en la que se hizo el anuncio estaban Danilo Rueda, el comisionado de paz colombiano; Paulo Beltrán y Antonio García, dos dirigentes del ELN; el senador Iván Cepeda y el monseñor Héctor Fabio Henao. Había representantes de Cuba, Venezuela y Noruega, los tres países que por ahora median en las conversaciones. Chile y España se han ofrecido a participar en el proceso. En el comunicado se agradecía a todos ellos por “el compromiso inquebrantable” por la paz. Sentadas hombro con hombro, las partes transmitieron la sensación de que apenas se estaban tanteado y que todavía falta por construir una relación de verdadera confianza.
Los comandantes del Ejército de Liberación Nacional: Pablo Beltrán, Antonio García y Aureliano Carbonell, el Alto Comisionado para la Paz Iván Danilo Rueda, el senador Iván Cepeda y Monseñor Fabio Henao en Caracas.LEONARDO FERNANDEZ VILORIA (REUTERS)
En la mesa en la que se hizo el anuncio estaban Danilo Rueda, el comisionado de paz colombiano; Paulo Beltrán y Antonio García, dos dirigentes del ELN; el senador Iván Cepeda y el monseñor Héctor Fabio Henao. Había representantes de Cuba, Venezuela y Noruega, los tres países que por ahora median en las conversaciones. Chile y España se han ofrecido a participar en el proceso. En el comunicado se agradecía a todos ellos por “el compromiso inquebrantable” por la paz.
El jefe máximo del ELN, Antonio García, dijo tras el anuncio que con el de Petro son tres los gobiernos consecutivos —antes con Juan Manuel Santos y después con Iván Duque— con los que han abierto diálogo y no se ha llegado a un acuerdo. “No es por negligencia del ELN, sino por los tiempos que han impuesto los gobiernos”, añadió. La realidad es que Duque acabó esas conversaciones tras un atentado de la guerrilla en la que murieron 24 militares jóvenes. García insistió en que los acuerdos deben respetarse. “Se ha abierto un camino”, prosiguió.
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Históricamente, los gobiernos colombianos no se han aplicado a fondo para defender los procesos de paz, que han dejado por fuera otros actores armados, incluyendo fuerzas paramilitares. El conflicto ha seguido y algunas administraciones no se han preocupado por proteger a los firmantes. Unos desmovilizados de las FARC crearon el partido Unión Patriótica en los años ochenta para participar en política. 3.000 de sus miembros fueron asesinados. Muchos decidieron regresar a la clandestinidad al sentirse desprotegidos por el Estado. En menor grado ocurrió con el M-19, la guerrilla a la que perteneció Petro como activista social. Algunos de sus exmilitantes también fueron asesinados, entre ellos su candidato presidencial, Carlos Pizarro. El ejército y fuerzas paramilitares, en ocasiones trabajando de manera conjunta, se han opuesto a darle espacio político a los guerrilleros que abandonan las armas. En el caso de las FARC, la que fue la guerrilla más poderosa de Latinoamérica, más de 300 firmantes del acuerdo de 2016 han sido asesinados.
El comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, Pablo Beltrán, el miembro del Senado, Iván Cepeda, y el monseñor Héctor Fabio Henao.LEONARDO FERNANDEZ VILORIA (REUTERS)
García espera que este proceso tome un camino distinto. Considera que debe abrirse una discusión más de fondo sobre las verdaderas causas del conflicto. “La paz en Colombia no solo pasa por las armas, sino por la causa del conflicto armado: la inequidad”. A continuación, de parte del Gobierno colombiano habló Danilo Rueda. Dijo que el Estado ha cumplido con los protocolos y las responsabilidades que Petro asumió. “Esta delegación de paz nos dio confianza con la liberación de detenidos, hay evidencia de un descalamiento del conflicto y el respeto al derecho a la vida”, explicó. Aun así, señaló que todavía se encuentran en una fase de construcción de confianza.
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