El pasado 5 de marzo Kirian Rodríguez, centrocampista en la UD Las Palmas, cumplió 27 años. Realmente, tiene un año de edad. Y es que ha vuelto a la vida después de que en agosto de 2022 el jugador debió abandonar la disciplina del equipo amarillo por un linfoma de Hodgkin hasta que en enero de 2023 el jugador volvió la disciplina deportiva y a readaptarse a trabajar. El de Kirian Rodríguez es un tipo de cáncer que en Canarias tiene una incidencia de 20 de cada 100.000 personas según el Registro de Cáncer de Canarias.
El entrenador de la UD Las Palmas, Xavi García Pimienta, lo convoca a los partidos del equipo amarillo y tiene alta médica pero no tiene tiempo para ensayos. García Pimienta dijo este fin de semana: “no ha tenido una lesión típica del fútbol, está haciendo un esfuerzo brutal, cada día que pasa está mejor, y cada día va a estar más cerca de jugar”. En agosto de 2022 el jugador decía “no me vengan con mensajes de pena” y en abril de 2023 en Twitter se harta de colocar mensajes de fotos aparentando normalidad.
Con el tratamiento en el Servicio Canario de Salud y en la clínica propiedad de Jorge Petit ya el jugador tiene el alta médica pero sigue vigilado en la lógica de estos procesos. El entrenador de la UD Las Palmas tiene muchas presiones para subir a Primera como para estar alimentando el morbo que genera volver a colocar ‘al renacido’ Rodríguez en un terreno de juego de LaLiga Smartbank: “nos estamos jugando todos mucho y en el momento que yo considere que Kirian puede ayudar”.
Los riesgos que hay. Sostienen los científicos de la Sociedad Británica del Cáncer que las personas tratadas por linfoma de Hodgkin a menudo son jóvenes y esto puede generar que se desarrolle otro cáncer en función a la zona donde se haya aplicado radioterapia.
La Asociación Británica del Linfoma, que lleva 35 años brindando información a pacientes del Reino Unido, señala que “dado que los tratamientos dirigidos sobre el linfoma de Hodgkin todavía son bastante nuevos, se necesita más tiempo antes de que los científicos puedan estar seguros de cualquier vínculo con segundos cánceres”.
El riesgo de desarrollar cáncer aumenta aún más con antecedentes familiares de cáncer. Los segundos cánceres que se desarrollan como un efecto tardío del tratamiento de quimioterapia para el linfoma incluyen los síndromes mielodisplásicos (SMD) y la leucemia. Otros cánceres pueden incluir cáncer de pulmón, intestino, mama y piel. Algunas personas tratadas por linfoma de alto grado desarrollan un linfoma de bajo grado.
Las personas que han recibido radiación en el tórax, por ejemplo, tienen un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y ataques cardíacos. Aunque esto se ha convertido en un problema menor con las técnicas de radiación más modernas. Algunos medicamentos de quimioterapia como la doxorrubicina también pueden causar daño al corazón. Y a veces el daño no se ve hasta más de 10 años después del tratamiento.
La radiación aumenta la posibilidad de un accidente cerebrovascular porque puede dañar los vasos sanguíneos del cuello que irrigan el cerebro. “Con la radioterapia, el tipo de segundo cáncer al que corre mayor riesgo depende del área del cuerpo tratada”, coincide la comunidad científica.