Josef H. Reichholf (Baja Baviera, Alemania, 76 años) explica que apenas tiene conciencia de sus primeros recuerdos de las mariposas; las solía ver revolotear por el jardín de su casa. Sin embargo, no se ha olvidado de cuando, siendo aun pequeño, capturó una, con mucho cuidado para no dañarla, para poder observarla tranquilamente: “Fue tan impresionante que permaneció hasta ahora en mi memoria”. Con el paso de los años empezó a estudiar el número y la abundancia de estos insectos, especialmente los nocturnos, que suponen el 90% de todas las mariposas que vuelan a diario en Europa Central y cuyo número de especies es 10 veces mayor al de las diurnas, según detalla el biólogo. “La importancia de las que vuelan de noche es mucho mayor que las que vuelan durante el día. Son el alimento para otros. Actúan como elementos clave en el ecosistema”, puntualiza.
Tras más de dos décadas de investigación, este biólogo evolutivo se dio cuenta de que el número de estos insectos está disminuyendo. Las observaciones han continuado a lo largo de los años y acaba de publicar en España su último libro, llamado La desaparición de las mariposas (Crítica), donde muestra los resultados. En él refleja la disminución de las mariposas nocturnas en más de un 80% en los últimos 50 años en su zona de estudio: la periferia de una población del sureste de Baviera. Las causas son múltiples, pero las principales están en manos de los humanos con el uso extensivo de pesticidas y la fertilización, asegura.
“Las mariposas nocturnas actúan como elementos clave en el ecosistema”
Reichholf incide en que, a pesar de que es algo generalizado, los países como Alemania, Países Bajos u otros del norte están mucho más afectados por este descenso de las mariposas que los del sur. Las causas más importantes de este fenómeno están relacionadas con el cultivo. El problema de los pesticidas, según argumenta, es que no solo actúan contra las plagas, sino también fuera de los campos, sobre la vegetación natural. En cuanto a la fertilización, el científico explica que se han creado condiciones muy útiles para un pequeño número de especies de plantas y que estas desplazan al resto: “La vegetación se está volviendo muy simple, compuesta por unas pocas especies que son altamente tolerantes al nitrógeno y que superan a las plantas más sensibles. Por tanto, las mariposas van a perder sus plantas”. Además, concreta que cerca del suelo la vegetación crea “condiciones más frías y húmedas”, pero que estas son “muy diferentes” en los lugares donde se fertiliza a un nivel más alto de lo normal. Este es el motivo por el que incluso en las áreas no envenenadas, la cantidad de mariposas está disminuyendo. En contra de lo que una mayoría pudiera pensar, las ciudades con huertos y los parques actúan como “un pequeño refugio” para los animales más pequeños.
Es necesario añadir las medidas de conservación en espacios no agrícolas, como arcenes de carreteras, que afectan especialmente al hábitat de las mariposas y que, con estas acciones llegan incluso a destruirlas.
El calentamiento global también tiene un espacio importante en esta cuestión. Si afectará de manera positiva o negativa en los siguientes años dependerá del lugar: “A corto plazo el calentamiento global en el norte de los Alpes será mejor para las mariposas y otros insectos, ya que la mayoría de estos últimos dependen de temperaturas cálidas. Sin embargo, hay paisajes demasiado grandes que se están secando y convirtiendo en desiertos y, por tanto, la abundancia de mariposas volverá a disminuir”, concluye.
Las consecuencias de la reducción de las poblaciones de lepidópteros se refleja en cambios en otros animales. Reichholf lo explica a través de los pájaros, cuyas especies, en muchos casos, dependen de ciertas “cantidades mínimas” de orugas e individuos voladores como mariposas diurnas y nocturnas.
Las políticas gubernamentales
El autor, que ha publicado una decena de libros en su país, critica que “la acción del Gobierno alemán es más o menos cercana a la nada”. “Los mejores resultados se han obtenido mediante la participación de las corporaciones de conservación de la naturaleza y la gente normal cuyos jardines están libres de pesticidas. El compromiso privado es más importante que las acciones gubernamentales para la protección del medio ambiente”. Otro punto de discordia es la ley de protección para la preservación de las mariposas porque considera que la legislación actual no funciona ya que no tiene en cuenta las cuestiones relevantes. “Es una pequeña parte de la población la que envenena y destruye la naturaleza”, acusa.
“La agricultura debe convertirse en una simbiosis con la población en general y no en un parásito”
Este problema salpica también a la Unión Europea. Reichholf plantea una regulación que combine los subsidios agrarios con los efectos que se basan en la naturaleza y no solo en la productividad. “Actualmente, no se considera el interés de la mayoría de la población europea en cuanto a la cantidad de fertilizantes y la cantidad de uso de pesticidas para la producción agrícola. La agricultura debe convertirse en una simbiosis con la población en general y no en un parásito”, sentencia.
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