¿Cómo saber si una sandía está buena? Los mejores trucos

La sandía es, junto con el melón, la fruta estrella del verano. El 90% de su composición es agua, así que hidrata el organismo en profundidad y tiene un gran efecto diurético. Además, mejora la salud cardiovascular y mejora el sistema inmunológico. Si a esto le sumamos que tiene un sabor exquisito y que podemos disfrutar de ella en cualquier momento del día, la sandía se convierte en nuestra mejor amiga durante la época estival. Ahora bien, cuando vamos a comprarla, ¿cómo podemos saber si la sandía está buena?

Forma

Lo primero en lo que tenemos que fijarnos es en la forma de la sandía. Tenemos que buscar una redonda, que no presente ningún bulto ni protuberancia. ¿Qué ocurre si tiene alguna? Significa que no ha recibido agua ni luz de manera uniforme, así que su sabor no va a ser muy bueno.

Peso

Una de las mejores formas de saber si la sandía está buena es fijarnos en su peso. Si al cogerla de la estantería pesa algo más de lo que parece a primera vista, ¡es muy buena señal! Esto significa que tiene mucha agua en su interior y, por lo tanto, está muy dulce y sabrosa.

Color

Por supuesto, debemos tener muy en cuenta el color de la sandía. Es fácil dejarnos llevar por los tonos intensos y brillantes, pero es justo lo que debemos estar. Cuanto más oscura sea y menos brillo tenga la corteza, mejor. Es un claro indicativo de que la fruta está madura y tiene un sabor delicioso. También tenemos que prestar atención a la base. Si es de color amarillo oscuro, es que la sandía ha estado apoyada en la tierra.

Golpes

Uno de los mejores trucos para comprobar si la sandía está en su punto óptimo de maduración es el siguiente. Hay que darle pequeños toquecitos con el dedo. ¿El resultado es fuerte y hueco? Es la fruta que queremos. ¿El sonido es flojo y suena algo de eco? A la sandía todavía le falta madurar.

Como puedes comprobar, saber si una sandía está buena no es nada complicado. Por último, queremos destacar que es una de las frutas más saludables que existen. Apenas aporta 23 kilocalorías por cada 100 gramos y tiene propiedades antioxidantes gracias al licopeno de la pulpa. También contiene magnesio, potasio y vitamina A. ¡Muy baja en calorías y muy rica en agua!


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