¿Cómo sé si tengo un colon irritable y cómo puedo mejorarlo?

La prevalencia media del colon irritable es del 4,2% en España.
La prevalencia media del colon irritable es del 4,2% en España.Pixabay

“Creo que tengo colon irritable”, “me han dicho que tengo colon irritable”, “hoy no ha venido a trabajar por el colon irritable”, y expresiones similares son muy comunes en un sector amplio de la población al que afecta este problema, de una manera u otra.

En un estudio muy reciente se ha estimado que, en España, la prevalencia media es del 4,2%, es decir, que casi dos millones de compatriotas tienen, o tenemos, colon irritable, lo sepan o no y reciban o no algún tratamiento para ello. Y esta prevalencia no es nada en comparación con la de Ciudad de México, por ejemplo, donde en algún momento ha llegado a alcanzar a más de un tercio de la población.

Los hombres de menos de 50 años y las mujeres lo padecen con mayor frecuencia, al igual que aquellas que tienen fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, ansiedad, depresión o estrés, con los que se asocia.

Pero, en realidad, ¿qué es el colon irritable? Lo primero que hay que saber es que el término adecuado es “síndrome del intestino irritable” (SII), porque el trastorno no se limita al colon, sino que afecta también al intestino delgado. Se trata de un trastorno funcional, es decir, en el que está alterada la función intestinal, sin que se detecte ninguna enfermedad (orgánica) propiamente dicha, como una colitis, pólipos o un cáncer de colon.

Aunque el diagnóstico definitivo debe establecerlo el médico, que es quien nos aconsejará sobre una serie de medidas higiénico-dietéticas a seguir y el tratamiento más adecuado para cada caso, podemos saber, con un alto grado de probabilidad, si tenemos un SII, o no, atendiendo a una serie de criterios que se concretan en preguntas sencillas y fáciles de responder, junto con una serie de condiciones.

Estos criterios para hacer el diagnóstico, llamados de Roma (en su IV edición) son: tener dolor abdominal (es el síntoma esencial, condición sine qua non para tener colon irritable), que debe de ser crónico, recurrente e intermitente y aparecer al menos un día a la semana, y el dolor debe de estar relacionado con la defecación y estar asociado a un cambio en la frecuencia y/o en la forma de las heces. Estos síntomas deben de ser crónicos, tenerlos desde hace al menos seis meses y estar presentes durante los últimos tres.

Cuando aparece diarrea, esta suele caracterizarse por deposiciones blandas, frecuentes y de volumen pequeño o moderado. Las deposiciones suelen producirse durante las horas de vigilia, más a menudo por la mañana o después de las comidas. La mayoría de las deposiciones van precedidas de dolor abdominal bajo, urgencia y una sensación de evacuación incompleta.

La distensión abdominal no es un síntoma fundamental, pero sí común. Los pacientes la suelen expresar como que “se hinchan”.

Todo ello es válido para personas más o menos jóvenes y sin ninguna señal de alarma, como podrían ser la anemia, perdida involuntaria de peso, expulsión de sangre en las heces, tener antecedentes de cáncer de colon, notarse algún bulto en el abdomen, o que los síntomas hayan comenzado más allá de los 50 años. En tales situaciones, es recomendable acudir a nuestro médico de Atención Primaria o al gastroenterólogo, para que se realicen los estudios y pruebas pertinentes a fin de descartar alguna enfermedad orgánica.

Pensando en todo ello, para facilitar el diagnóstico de SII, fundamentalmente para los médicos pero también para pacientes interesados, se ha desarrollado una especie de calculadora médica disponible por internet y creada por el doctor Douglas Drossman, una autoridad mundial en todo lo relacionado con el SII, con el fin de orientar y ayudar en estos casos. Pero, como ya se ha dicho, la última palabra en el diagnóstico la tiene el médico.

Dentro del SII hay diferentes variantes, o subtipos, en dependencia del patrón predominante que adoptan las heces, ya sea diarrea o estreñimiento. Así, hay un subtipo en el que predomina el estreñimiento (SII-E), otro de predominio de la diarrea (SII-D) y un tercero en el que hay un hábito intestinal mixto o alternante diarrea/estreñimiento (SII-M).

Esta clasificación orienta al médico para dar las recomendaciones y aconsejar el tratamiento más adecuado a cada paciente. Sin embargo, hay una serie de recomendaciones generales que pueden seguir estos pacientes, antes y después de acudir a su médico.

Cuando los síntomas son leves e intermitentes, y no deterioran la calidad de vida, se recomienda modificar el estilo de vida y hacer algunos cambios en la dieta. En pacientes con síntomas moderados y que no responden al tratamiento inicial, y en aquellos con síntomas más graves que deterioran su calidad de vida, es deseable el uso de determinados medicamentos.

Es muy recomendable el ejercicio físico regular, dormir un número adecuado de horas y la meditación, tipo mindfulness, y algún tipo de psicoterapia.

Para quienes tienen un SII puede ser beneficioso reducir el consumo de ciertos hidratos de carbono de mala absorción y altamente fermentables de la dieta, denominados FODMAP (siglas inglesas de Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides And Polyols), siempre con la supervisión de un dietista para evitar que se produzcan deficiencias nutricionales.

Por otro lado, en caso de SII con diarrea asociada al consumo de lactosa, hecho muy frecuente en nuestro medio (en España, entre el 19% y el 28% de la población presenta intolerancia a la lactosa), se recomienda su exclusión de la dieta durante 4-8 semanas y posterior reintroducción hasta los niveles que no produzcan síntomas.

En los casos que cursan con diarrea, también se puede valorar la exclusión del gluten (particularmente productos elaborados a base de trigo) de forma completa y temporal, controlada por un profesional, para su posterior reintroducción gradual, con el fin de poder descartar una posible sensibilidad al gluten, diferente de la enfermedad celíaca, que podría empeorar algunos síntomas del SII.

El dolor abdominal puede mejorar con el aceite de Mentha piperita, el extracto de aloe vera y las infusiones de Matricaria chamomilla (manzanilla), por su efecto al reducir los espasmos intestinales.

Juan J. Sebastián Domingo es jefe de servicio del Servicio de Aparato Digestivo en el Hospital Royo Villanova (Zaragoza) y profesor Asociado del Departamento de Medicina, Psiquiatría y Dermatología de la Universidad de Zaragoza.

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