Cómo sorprender a los amigos con una buena comida con alimentos ‘top’ (y de aquí al lado)


Hace tan solo unos pocos años, si lo que queríamos era sorprender a amigos y conocidos preparando una cena, lo que se llevaba era tirar de exotismo: una bandeja de sushi japonés, un curry tailandés, unos tacos mexicanos… pero si algo ha aprendido nuestra generación es a valorar cada vez más el producto cercano y de calidad. Tanto viaje alrededor del mundo –lo hemos recorrido varias veces a través del paladar– nos ha acabado llevando de nuevo al punto de partida, a lo que tenemos al lado, para descubrir alimentos de la máxima calidad… con los que, además, se puede montar una fiesta gastronómica por todo lo alto. Es el caso de los productos englobados bajo la marca “Campo y Alma Castilla-La Mancha”, que engloba aquellos que ya cuentan previamente con un sello de calidad como Denominación de Origen o Indicación Geográfica Protegida, garantía absoluta de buen hacer, sabor y excelencia. Y de que tus invitados van a quedar encantados. Hoy toca disfrutar al estilo castellano-manchego, un auténtico cóctel de autenticidad y tradición.

¿Una tabla de queso? Manchego, claroVirginia Martín Orive

Un entrante infalible es una tabla de queso… manchego. De pasta prensada, con al menos 30 días de maduración y producido a partir de leche de oveja de raza manchega, lleva toda la vida conquistándonos gracias a su color, olor, sabor y textura únicos, que actúan sobre nosotros como una auténtica magdalena de Proust. El queso manchego es una tentación en la mesa, que puede cortarse en cuñas y, para aportar un delicioso matiz dulce, acompañarse de miel de la Alcarria, que posee una sutileza y aroma extraordinarios. Puede presentarse en forma fluida, viscosa o con una cristalización fina, de aspecto cremoso y suave al paladar. Queso y miel: un combo irresistible para empezar con el mejor pie cualquier comida o cena.

La berenjena de Almagro, la reina de la conservaVirginia Martín Orive

Que las conservas están de moda nadie lo puede negar. Abrir una ya no quiere decir “me ha pillado el toro con la cena” sino “hoy el cuerpo me pide algo especial”. En esa liga de las estrellas juega la berenjena de Almagro: un bocado que es una explosión pura de sabor gracias a un aliño que incluye vinagre, aceite vegetal, sal, cominos, ajos, pimentón y agua. Sensaciones intensas que no hace falta buscar en el otro extremo del planeta porque nos esperan a la vuelta de la esquina. Las berenjenas de Almagro son el entrante ideal para los que buscan ese umami al que cuesta resistirse.

Un poquito de carne… de cordero manchegoVirginia Martín Orive

En una época en la que cada vez nos preocupamos más por el tipo de carne que consumimos, hay que tener un as en la manga para cuando, en una cena, los invitados más inquietos -y hambrientos- pregunten: “¿Pero cuándo llega el plato principal?”. Una apuesta segura es el cordero manchego, criado en municipios de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo. Preparado al horno, es uno de esos platos que conquista a todos, desde el que busca un producto con una trazabilidad exquisita al invitado gourmet que exige lo mejor de lo mejor.

Eso sí, si nos lo queremos currar a tope, podemos cuidar hasta el más mínimo detalle. ¿Cómo? Pues incluyendo en el asado dos ingredientes de la máxima calidad que aportan un plus de sabor único. Por un lado, el azafrán de La Mancha, el único amparado por una Denominación de Origen Protegida en España. Por otro, el ajo morado de Las Pedroñeras, todo un ‘superalimento’ capaz de dar el mismo sabor con un solo diente que otras variedades con dos o tres. Un plato perfecto con puro ADN castellano-manchego.

Un universo de vinosVirginia Martín Orive

No hace falta ser un consumado sumiller para proponer un maridaje de vinos que levante pasiones. Ni tampoco hay que saltar de una zona a otra. Un dato sorprendente y que no muchos conocen es que Castilla – La Mancha es la región vitivinícola más grande del mundo, con nada menos que nueve denominaciones de origen, con variedades diferentes y complementarias entre sí. Esto permite empezar abriendo botellas de blancos de Uclés, Manchuela o La Mancha; seguir con rosados de Ribera del Júcar o Almansa y terminar con tintos de Méntrida, Mondéjar, Jumilla o Valdepeñas. Un plan para disfrutar de copa en copa y un paseo sensorial por las mil y un maneras de entender el vino dentro de un mismo territorio.

Pan y aceite de cercanía para acompañarVirginia Martín Orive

Un mal pan puede arruinar el picoteo más top. Elegir uno de calidad saca el lado más disfrutón de todos los comensales: una invitación a mojar, rebañar y hacer barquitos sin control. Pero se puede ir más allá escogiendo uno del mismo origen que los productos que hay en la mesa. Si hemos apostado por un menú 100% castellano-manchego, la opción perfecta es el pan de cruz de Ciudad Real, una característica hogaza abombada con dos cortes que le dan su nombre, corteza lisa y una miga dura y blanca. Perfecto para empaparlo en aceite de oliva virgen extra de alguna de las cuatro denominaciones de origen de Castilla-La Mancha: Montes de Toledo, Campo de Montiel, Aceite de La Alcarria o Campo de Calatrava. O en las cuatro para improvisar una deliciosa cata de aceite. ¿Por qué no?

El final dulce: melón o mazapán (según la temporada)Virginia Martín Orive

El postre es clave para dejar un buen sabor de boca y un valor seguro es dejarse llevar según la temporada. ¿Que estamos en verano? Pues podemos apostar por un melón de La Mancha, que cuenta con el dulzor, la alta jugosidad y la escasa fibrosidad de su carne como principales rasgos. Si los meses de calor son ya un vago recuerdo que no cunda el pánico: hay plan b. ¡Y menudo plan! El mazapán de Toledo es el perfecto broche a cualquier comida o cena gracias a su sabor incomparable, que se debe a que las almendras son el principal ingrediente. Y no cualquier almendra, las que se utilizan son de variedades dulces, repeladas y tienen un contenido mínimo de materia grasa del 50%. Eso explica por qué el mazapán de Toledo está a otro nivel. Si no hay melón ni mazapán a mano, no pasa nada: siempre es un buen plan regresar al queso para terminar por todo lo alto: placeres circulares.


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