El Real Madrid jugará, también, la final de la Euroliga de baloncesto. Anoche, en Belgrado, no necesitó ni a su base titular (que se lesionó en la primera jugada) ni al gigante Tavares que no tuvo ni que salir en el último cuarto. Se bastaron con Abalde y Causeur para remontar los 13 puntos de desventaja que tenían al inicio del segundo tiempo. El equipo de Jasikevicius, como tantas veces, vio el partido encarrilado, dejó de defender y ya no supo igualar el hambre del Madrid.
Durante la semana previa a la Final Four, el entrenador lituano dijo que esa sería la clave. Y lo fue. ¿Un ejemplo? Vincent Poirier. Él hizo el tapón a Laprovittola que impedía al Barça ponerse por delante en el último minuto y, en la jugada siguiente, el mismo pívot francés cogía el rebote en ataque que permitió a los de Laso plantarse en la final. Una lástima dejar perder un partido que se ganaba de 11 en el descanso, que se empató a 75 cuando ya parecía perdido y que, en el cara o cruz final, faltó acierto, cabeza fría e igualar el deseo rival.
Mirotic anotó 26 puntos, triples increíbles, y capturó 12 rebotes. El líder estuvo demasiado solo. Del resto, Davies, Laprovittola y Abrines estuvieron a la altura. La final de la Euroliga la jugarán el 4º y el 6º de la Liga Regular. Al Barça, tras tantos meses de lucha, ser el primero sólo le ha servido para acumular otra decepción. ¿Ganas de volver a veros? ¿Seguro? Eso sí, el presidente ya no tendrá el dilema de donde estará el sábado. En Turín. Ellas sí eliminaron al Real Madrid.