“Con un aforo de 6.000 personas no se pueden mantener ni el toro ni la exigencia de Las Ventas”

“Con un aforo máximo permitido de 6.000 personas es imposible programar una corrida de toros en Las Ventas. Una cosa es un festival como el del día 2, con los toros regalados y gastos mínimos, y otra muy diferente un festejo mayor con la exigencia de Madrid”.

Así de tajante se muestra Simón Casas, empresario de la plaza de toros de Madrid. Y no contento con su afirmación, se empeña en hacer las cuentas:

“Con un precio medio de 40 euros por localidad, la facturación en taquilla sería de 240.000 euros; réstele 80.000 euros de gastos fijos de organización (la empresa cuenta con 400 empleados), a los que hay que añadir el precio de una corrida de calidad, que oscila entre 80.000 y 120.000 euros, y el salario de una figura del toreo, que puede alcanzar los 240.000 euros. ¿Ve usted como no salen los números?”.

“Para abrir las puertas de Las Ventas”, insiste, “el aforo se debe ampliar, al menos, hasta el 75%, unas 18.000 personas; de lo contrario, no pueden venir las figuras”.

Simón Casas, cabeza visible de la empresa Plaza1 junto a Rafael García Garrido, sabe que está en el ojo del huracán. La afición lo responsabiliza de que el coso de referencia de la tauromaquia esté cerrado desde el 13 de octubre de 2019, y el productor francés se defiende con uñas y dientes.

“Para abrir la plaza, el aforo se debe ampliar, al menos, al 75 por ciento”

Él culpa en exclusiva a la pandemia, e insiste una y otra vez en que el futuro está pendiente de que se forme nuevo Gobierno en la Comunidad de Madrid, y se convoque una reunión en la que se establezca la hoja de ruta que dé luz verde a los festejos.

“Lo que tengo muy claro es que no finalizará este 2021 sin que se celebren grandes eventos taurinos en Madrid”, prosigue. “Habrá una temporada reducida, pero la habrá. El objetivo final es que se programe una gran Feria de Otoño a finales de septiembre y principios de octubre, durante varios fines de semana; y antes, en una fecha sin concretar todavía, alguna corrida extraordinaria, como la Beneficencia o la Cultura”.

Casas hace hincapié una y otra vez en un asunto crucial para su empresa.

“El contrato que firmamos en noviembre de 2016 con la Comunidad de Madrid está suspendido desde que apareció la pandemia, que arrasó no solo con los toros, sino con la economía mundial. Y ahora es necesario reequilibrarlo para que se puedan ofrecer festejos taurinos”.

Y el empresario explica el significado del verbo ‘reequilibrar’.

Tarde de toros en Madrid.
Tarde de toros en Madrid.

“El planteamiento es el siguiente: el beneficio de la Feria de San Isidro es el que sostiene la economía de la plaza durante todo el año; pero como no se ha podido celebrar, no hay dinero para montar otros espectáculos y, por lo tanto, hay que buscar una solución con la Comunidad. Ese es el reequilibrio, que está en la ley y no es una exigencia nuestra; es una necesidad que todos deben entender”.

“Madrid no es una plaza cualquiera”, continúa el empresario, “por el bien de la fiesta hay que mantener una programación de alto nivel; el toro de Madrid es insustituible, como lo es la exigencia de su afición, y ambas realidades son legítimas y deben ser respetadas. En consecuencia, aquí es más difícil rebajar los honorarios de una figura que viene a jugarse la vida y que, además, llena la plaza”.

Casas asegura que las relaciones con el Gobierno de la Comunidad son excelentes, y está convencido de que será posible alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes porque las dos están interesadas en que los toros vuelvan a Las Ventas.

“No hay problema político”, asegura. Y añade que el diálogo con la propiedad es constante, abierto y constructivo: “Pero todos debemos entender que si no hay Feria de San Isidro no hay beneficio, que es el que la empresa reinvierte, en parte o en su totalidad, para mantener el resto de la temporada”.

“Nosotros queremos abrir la plaza y la vamos a abrir”, concluye, “pero ¿en qué condiciones? Para eso necesitamos sentarnos y analizar la situación. Lo que no podemos hacer es suicidarnos”.

“No finalizará este año sin que se celebren grandes eventos taurinos en Madrid”

Pregunta. De todos modos, cualquiera podría pensar que dos años sin Feria de San Isidro es un fracaso de la empresa…

Respuesta. Quien así piense tiene libertad para hacerlo, pero se equivoca. Mi socio y yo no podemos dar toros, aunque quisiéramos, porque el contrato está suspendido.

P. Pero no podrá negar que es un lunar negro en su currículo.

R. No, por qué. Hemos organizado tres ferias de San Isidro y tres de Otoño en condiciones normales, y han sido un éxito. Luego, llegó la pandemia, y al igual que una guerra o un terremoto, ha arrasado con todo. Por tanto, no es un lunar negro para mí, sino para toda la sociedad.

P. Pero no podrá negar que casi dos años sin toros en Madrid es una catástrofe…

R. No es una catástrofe. No es bueno para Sevilla, Pamplona, Bilbao, México… ¿Por qué me habla solo de Madrid?

P. Porque es la plaza más importante.

R. De acuerdo, y qué quiere que yo haga. No pretenderá que me disponga a morir. La pandemia no es buena para los toros ni para ningún sector económico.

P. La Asociación El Toro de Madrid envió el pasado viernes una carta a la Comunidad y a su empresa en la que muestra su repulsa por la situación de la plaza y su indignación porque no se celebren festejos.

R. A veces, las cosas son más complicadas de lo que piensan algunos aficionados. Yo soy el primer interesado en que se celebren toros en Madrid, pero hay que acordar las condiciones en función de las circunstancias.

P. Por cierto, faltan solo unas horas (la entrevista se celebra el viernes al mediodía) para que comience la Feria de San Isidro de Vistalegre. ¿No se le revuelve el estómago?

R. Francamente, no. Es evidente que San Isidro no se podía celebrar en Las Ventas; si Vistalegre la puede organizar, bienvenida sea, y, si hiciera falta, compraría una entrada para apoyar esa iniciativa. No es lo mismo gestionar una plaza privada que una pública. En la primera hay libertad de actuación, mientras que Las Ventas depende de la decisión de un consejo de gobierno.

P. Lo que no podrá negar es que con la pandemia habrá dejado usted de ganar mucho dinero…

R. No, porque casi nunca gano, y no porque sea tonto, sino porque antepongo mi pasión a la especulación. No he tenido ingresos, que es diferente, y ello me ha obligado a equilibrar económicamente mi empresa, y lo he conseguido. Vamos, que no estoy en la ruina, como algunos pregonan. Si así fuera, no habrá ganado este año dos concursos en Francia (Beziers y Nimes), y dos en España (Alicante y Albacete).

Simón Casas se ha fumado en dos horas medio paquete de cigarrillos rubios; con barba de un par de días y ese estilo informal de quien se niega a reconocer que ha cumplido los 70, se dirige a su apartamento del Madrid central para ver por televisión la corrida de Vistalegre. “Aún no me he vacunado y me da miedo”, dice. “Y no olvide, por favor, que la ilusión de mi vida era ser empresario de Las Ventas y organizar grandes eventos… pero cuando sea posible…”.

Y se pierde, con esos andares de cowboy malencarado, por las calles de la gran ciudad.


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