El Sevilla vivió otra noche mágica en la temporada más inesperada, una campaña con muchos problemas. Una planificación deficiente, tres entrenadores, la amenaza del descenso y un final feliz de la mano de José Luis Mendilibar, que hizo el milagro en un mes y medio. Salvación y, de regalo, os noches mágicas ante Manchester United y Juventus y una final.
Pero el triunfo sobre la Juventus, forjado con épica, raza y fútbol, mete al equipo andaluz en su séptima final de la Europa League, el próximo 31 de mayo en el Puskas Arena de Budapest. Una remontada que tuvo su culminación sobre el minuto 100 de partido, en la primera parte de la prórroga, cuando, con 1-1 en el marcador tras el tanto de Suso que forzó el tiempo extra, una conexión entre dos ex futbolistas del Tottenham logró la conjunción perfecta.
El centro de Bryan Gil desde la banda izquierda y el remate inapelable de Lamela picando el balón para ponerlo imposible para Szczesny desató a locura en Nervión. Una relación ‘Spur’ para provocar el éxtasis y la gloria.
Erik Lamela, curiosamente, llegó al Sevilla en el verano de 2021 incluido en la negociación de traspaso de Bryan Gil al Tottenham por 25 millones de euros. El de Barbate había brillado con Mendilibar cedido en el Eibar y el argentino recorría el camino inverso: del Támesis al Guadalquivir, de Londres a Sevilla. Monchi recuperó a Bryan Gil en el mes de enero en calidad de cedido al no contar con Antonio Conte y en la noche más hermosa la conexión brilló. Los caprichos del fútbol y sus infinitas relaciones.
Para rizar el rizo, el tanto llegaba en una de las acciones y jugadas preferidas de Mendilibar. Centro de extremo a pierna natural, el zurdo por la izquierda, como toda la vida. Y el cabezazo marcando los tiempos. Ahora espera la Roma de Mourinho en Budapest.