Son más de dos millones de personas las que han confirmado su asistencia al evento de “Asalto al Área 51”, un evento en Facebook del cual su creador se ha echado para atrás, y aun así hay quienes mantienen la idea de asistir al evento dentro de una zona militar restringida.
Por otro lado, hay quienes se preguntan: ¿qué le puede pasar a las personas que invaden la propiedad del gobierno?
El caso más reciente es el de Ties Granzier y Govert Sweep, de 20 y 21 años, dos “YouTubers” de los Países Bajos que traspasaron en auto el Sitio de Seguridad de Nevada el pasado 10 de septiembre, adentrándose tres millas pasando la línea restrictiva.
Los jóvenes ignoraron los letreros que impedían el paso y tuvieron que pagar una fianza de $500 para poder salir bajo fianza, aunque eventualmente se les condenó con 3 días de cárcel y $2,280 de multa cada uno, además de tener que cumplir con ciertas condiciones como no acudir a ningún evento cerca o relacionado con el área.
En el 2003, un astrónomo aficionado del Condado Rachel se llevó un sensor de movimiento inalámbrico enterrado en el Área 51. Para encontrarlo, rastreó 40 artefactos con un contador de frecuencia portátil; le desestimaron los cargos cuando pagó por el sensor y cumplió con las condiciones.
En enero de este año, un hombre de Iowa fue baleado a muerte por un guardia cuando condujo hasta la puerta de seguridad del Sitio de Pruebas en Mercury, Nevada, a 65 millas de Las Vegas.
Los únicos que pueden entrar a estas áreas son los trabajadores del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Los de alto rango suelen hacerlo por aire, en un avión que despega desde Las Vegas operado por una de las aerolíneas más herméticas del mundo: Janet
El hangar se encuentra cerca de los contenedores de combustible en el aeropuerto McCarran, hacia los que disparó Stephen Paddock en la masacre del 1° de octubre, con la supuesta intención de hacerlos explotar.