Contactos en cuarentena para renovar a Llorente


El Estado de Alarma decretado por todos los rincones del mundo provoca efectos colaterales que, según el caso, pueden ser devastadores. El fútbol no es ajeno a esta corriente que se ha revelado imparable camino del mes de confinamiento. Los partidos se han quedado aplazados ‘sine die’ y el futuro de ciertos futbolistas, a corto, medio o largo plazo, no se desmarca del suspense generalizado. Uno de los casos en la Real atañe a Diego
Llorente. Un futbolista con cartel que, como el resto del sector, queda a expensas de las consecuencias de la pandemia.



Las conversaciones que mantuvieron en invierno la Real, el defensor madrileño y su entorno se han congelado a raíz del parón generalizado. El club txuri urdin se interesó, allá por el mercado de enero, en entablar negociaciones con el objetivo de tratar el contrato de Llorente. Su actual vínculo con la Real dura hasta 2022 y la cláusula del jugador internacional asciende a 40 millones de euros.

Sólo se trató de una toma de contacto, pendiente de acercamientos más concretos, después de que Llorente volviera a ser objeto de deseo en la última ventana de fichajes, la que se abrió en invierno. El Mónaco puso encima de la mesa 20 millones por el defensa nacido en Leganés, que no salió de la Real, donde completa su tercera temporada. Varios equipos punteros de Italia, Francia o Inglaterra se interesaron en el madrileño y el Wolverhampton de la Premier League le hizo una oferta de 25 millones en verano de 2019. Es, por lo tanto, un central que en el concierto europeo está muy cotizado.

Con el ánimo intacto

Diego
Llorente no juega los 90 minutos de un partido desde el 3-0 que le endosó la Real al Mallorca el 26 de enero. La rotura de fibras que le frenó la semana siguiente y la posterior recaída le desplazaron del terreno de juego durante mes y medio. Regresó en el penúltimo partido previo al toque de queda, en el Camp Nou, y fue sustituido en el minuto 71. Contra el Eibar fue suplente y no jugó.

La temporada se le ha ido complicando a un Llorente que, en todo caso, no ha perdido un ápice de una ilusión que mantiene intacta. Nunca ha ocultado que se siente cómodo en la Real, como demuestra el hecho de que no se ha marchado pese a tener ocasión de hacerlo en varias ocasiones.


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