Continuidad para el buque insignia del Athletic


La juventud nunca ha sido un problema para Lucía García (14-7-1998). Al contrario. Siempre se ha movido con descaro en los terrenos de juego. La edad es solo una cifra que aparece en el DNI. El atrevimiento le ha llevado a su estatus actual. A ser una pieza clave en el engranaje del Athletic, todo un buque insignia que el miércoles escenificó la renovación hasta 2022 con el conjunto rojiblanco.



La asturiana, nació en Barakaldo debido a un parto de riesgo, ha ido quemando etapas a una velocidad de vértigo. Casi a la misma a la que tira desmarques en la delantera. Lucía García debutó en Primera con 15 años en las filas del Oviedo Moderno a pesar de adentrarse tarde en el mundo del fútbol. Su talento emergió a borbotones y en 2016 recaló en un Athletic que venía de proclamarse campeón de Liga. Gol a gol, la atacante se fue haciendo un hueco hasta convertirse en indiscutible y entrar en la rueda de la selección española. En el camino fue campeona de Europa sub-17 y sub-19 y añadió un subcampeonato del mundo siendo sub-20. Y el reciente verano fue citada para disputar el Mundial de Francia, en el que era la benjamina del equipo.

Una progresión meteórica. Ahora toca seguir acumulando méritos en el Athletic. Lucía ha vestido la camiseta bilbaína en un total de 84 encuentros a lo largo de las últimas cuatro campañas. Ha sumado 25 goles a su hoja de servicios. El tarro de las esencias lo destapó el pasado curso con 13 dianas que la llevaron a ser la máxima realizadora del equipo. En el actual ejercicio, todavía no se ha estrenado.

Lucía García está llamada a liderar la próxima generación del Athletic junto a Damaris, Maite Oroz u Oihane Hernández y tomar el testigo de Ainhoa, Gimbert o Erika. Ley de vida. La asturiana reclama su sitio. Se encuentra cómoda en el club rojiblanco y de ahí su renovación. “Han confiado en mi desde el minuto uno, ha sido todo muy fácil desde que estoy aquí”, señaló en declaraciones recogidas por los canales oficiales del Athletic.

A Lucía le toca afrontar un rol desconocido hasta la fecha. El de que el foco mediático se dirija a ella tras el boom con España en el Mundial. Arrancó los dos envites iniciales en el banquillo y ejerció como revulsivo en las segundas partes, con tanto incluido frente a Sudáfrica. Entró en el once titular ante China, en el último partido de la fase de grupos, y también para medirse a la todopoderosa Estados Unidos en octavos. Despuntó y fue de lo mejor de la selección en Francia.

El foco mediático apunta directamente a Lucía, que aún no ha podido estrenar su cuenta goleadora este curso, tras el boom en el Mundial

De momento, el gol se le ha resistido en el tramo inicial de temporada con el Athletic. Tampoco es que la escuadra bilbaína haya terminado de carburar en sus primeros compases a las órdenes de Ángel Villacampa. Aunque la victoria frente a la Real Sociedad seguro que ha supuesto un importante aumento en la moral.

Un derbi en el que precisamente Lucía no pudo vestirse de corto. La delantera sufrió una reagudización de la tendinopatía rotuliana de la rodilla derecha en el compromiso frente al Deportivo, justo antes del parón, que le obligó a caerse de la convocatoria de la selección española y a no jugar en Anoeta pese a que viajó con el equipo. La duda ahora está en saber si estará a disposición de Villacampa para recibir mañana al Betis.


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