Un año más, Correos sigue con su política de disparar los precios muy por encima de la inflación, y sobre todo, en aquellos productos y servicios que tienen consideración de servicio público universal, es decir, que debe prestar obligatoriamente y por los que recibe una subvención del Estado. Para 2022, la sociedad estatal solo ha comunicado públicamente que los sellos de las cartas ordinarias nacionales suben un 7,1%, pero su catálogo de tarifas, al que ha tenido acceso EL PAÍS, desvela aumentos de precios mucho mayores para la mayor parte del resto de sus productos, especialmente para la paquetería, la correspondencia internacional y los servicios oficiales como certificados, que experimentan subidas de entre el 10% y el 20%.
Desde el 1 de enero de 2022, el sello para el envío de cartas y tarjetas postales (normalizadas y de hasta 20 gramos de peso) a destinos nacionales sube un 7,1%, y pasa a costar 0,7 euros, cinco céntimos más que el año anterior. Si la carta es certificada (no urgente), el aumento es del 8,4% de 4,15 a 4,50 euros.
Los aumentos son mucho mayores en los franqueos al extranjero. Así, las cartas y tarjetas postales internacionales (ordinarias y normalizadas hasta 20 gramos) con destinos europeos, incluido Groenlandia, suben un 10%, y se franquearán este año con 1,65 euros (1,50 euros en 2021); las cartas con destino Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda experimentan la mayor subida, ya que su franqueo es ya de 2,10 euros (1,90 euros en 2021), lo que supone un aumento del 10,5%; para el resto de destinos, la subida es del 9,3%, pasando a costar 1,75 euros (1,60 euros en 2021).
Pero el producto que se lleva la palma en el incremento de precios es el de la paquetería. El paquete azul, uno de los servicios más populares de Correos para envíos nacionales (incluye aviso de recibo, reembolso y devolución en caso de no entrega), sube un 18,5% hasta los 15 euros para envíos de hasta un kilogramo. Las subidas son ligeramente menores en los de mayor peso (por ejemplo, los de entre 15 a 20 kilogramos suben un 16,2% hasta los 44,35 euros). La paquetería ordinaria no urgente registra incrementos menores, del entorno del 5%, para los envíos intrapeninsulares y a las islas.
Desde 2015, el precio de los sellos para las cartas ordinarias nacionales se ha incrementado en un 79%, pese a que la inflación en esos años ha sido mucho menor, pasando de los 0,42 euros a los 0,75 euros, mientras que el franqueo de las cartas a destinos europeos se encarecido un 83% y a Estados Unidos se ha más que duplicado (+110%). Como viene siendo tradicional, Correos ha justificado la subida de este año de las cartas ordinarias en que sus tarifas siguen estando por debajo de la media europea. “España seguirá figurando en 2022 entre los países de la Unión Europea con las tarifas postales más económicas, con una diferencia respecto a la tarifa media europea en 2021 (0,86 euros) de 11 céntimos de euro por envío, y por debajo de Alemania (0,80 euros), Reino Unido (1,00 euros), y Francia (1,08 euros)”, indicó la sociedad estatal.
La justificación solo se refiere a las tarifas de las cartas nacionales ordinarias, cuya importancia económica es muy limitada, y no al resto de productos, en particular, a la paquetería, principal fuente de ingresos de Correos. Además, hay que recordar que la sociedad recibe todos los años una subvención pública por prestar el servicio universal postal, en el que están incluidos las cartas y los paquetes de hasta 20 kilogramos.
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Cuestionado por la CNMC
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha sido muy crítica con la política de precios de Correos. En su último informe preceptivo fechado en enero de 2021, ya advertía de la distorsión en la política tarifaria que aplica la empresa pública dependiendo del tipo de cliente, ya fueran particulares o empresas. En ese análisis, Competencia llegaba a la conclusión de que los precios con descuentos que Correos aplica a grandes clientes (empresas y administraciones públicas) para sus envíos masivos se situarían muy por debajo de sus costes, en una proporción superior al ahorro de costes que generarían tales clientes. “Por lo tanto, existen indicios de que Correos incumple con una de las obligaciones que le marca la normativa a la hora de fijar sus tarifas: la de orientar sus precios a los costes reales que le supone prestar el servicio”, indicaba el informe, que recordaba que esa política de descuentos a grandes clientes ha sido cuestionada en sucesivas resoluciones del organismo desde 2014.
Por el contrario, Competencia hacía hincapié en que el paquete azul doméstico de hasta 20 kg y el paquete con destino Europa (paquete exportación económico) “no presentan unos precios asequibles para los clientes en comparación con los precios medios que se pagan por estos servicios en la Unión Europea”. Y resaltaba también que “el incremento notable del precio de la carta ordinaria con destino Europa desde 2015, que se sitúa actualmente en el nivel de precio medio europeo, sugiere continuar una estrecha vigilancia en los próximos años”.
Los precios que aplica Correos en la paquetería son determinantes, ya que su dominio del mercado es absoluto. Dos de cada tres españoles eligen la compañía estatal para realizar sus envíos de paquetería (según los últimos datos del Panel de Hogares CNMC del segundo trimestre de 2020). Le siguen MRW, utilizada por casi un 9% de los clientes, y Seur, por un 6%. El resto de compañías de envío de paquetería aglutinan el 14% restante.
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