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Costumbres curiosos de la Edad Media que te sorprenderán

La Edad Media puede definirse como una época en la que las costumbres y las tradiciones se seguían a rajatabla. La falta de avances tecnológicos que se vivía en estos tiempos limitaba a una sociedad en la que tenían que adaptarse a lo que tenían. Por eso las prácticas rudimentarias se enmarcaban como un aspecto del día a día con el que las personas tenían que sobrevivir.

Hemos querido indagar un poco más en este tipo de temas y por ello creamos una lista con las costumbres y hábitos más curiosos que tenían lugar en la Edad Media.

Caminos de heces

Las calles estaban siempre llenas de suciedad

Hace varios siglos, el asfalto de las calles no solo no existía, sino que ni siquiera se planteaba. La tierra o las calles empedradas tampoco eran el elemento que cubría la capa superficial del suelo como hubieras podido intuir, ya que la base de las carreteras de la época estaban conformadas por los excrementos. Animales y personas solían hacer sus necesidades en cualquier esquina o incluso en plena vía principal. Como te puedes imaginar… el olor era terrorífico.

Comer como primitivos

Comer con las manos era algo habitual

La existencia de los cuchillos y las cucharas era completamente habitual en las comidas elegantes de la época pero la mayoría de personas no los utilizaba de forma directa para comer. Los tenedores surgieron en los años posteriores por lo que las enfermedades eran cada vez más comunes debido a la falta de higiene de los instrumentos utilizados para comer: las manos.

Dentadura cuidada

Mantener la dentadura limpia era fundamental

La falta de higiene en los demás aspectos de la vida nada tenía que ver con el cuidado de la dentadura. En la Edad Media, incluso se inventado pastas de dientes tradicionales elaboradas con romero chamuscado. Cabe destacar que este tipo de técnicas no daban muy buenos resultados pero ayudaban a que la pérdida de muelles fuera menor.

Pan alucinógeno

Los hongos en el pan aparecían durante el verano

En la época estival venía casi siempre con una enorme escasez en cuanto a alimentos se refiere. Las reservas de trigo solían agotarse muy pronto por lo que los granjeros usaban el centeno que tenían almacenado de anteriores cosechas. El principal problema de todo esto es que en muchas ocasiones se contaminaba con ergot, una especie de hongo que producía alucinaciones a todo aquel que lo degustaba. Los efectos eran similares a los que puede producir el consumo de LSD en la actualidad.


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