El Dakar es épica y sufrimiento. Alimenta su leyenda a base de gestas recordadas durante el tiempo. Siempre hay historias que marcan, y una de ellas es la que protagonizó el Carlos Sainz ayer, en la etapa 9. Terminó abandonando porque era imposible reparar los daños de su coche una vez llegado al campamento, de forma cruel, pero lo hizo peleando hasta el último segundo y demostrando el pundonor de los mejores deportistas de todos los tiempos.
Su Dakar no será recordado por el accidente que sufrió en la etapa 6. Se contarán primero otras hazañas que engrandecen su figura. Quiso seguir ante todo tras su choque en una duna cortada en la etapa 6. Se paró a ayudar a Ekström en la etapa 7 para desmontar las piezas de su coche y quedarse tirado en el desierto solo para que su compañero de Audi no perdiera tiempo. Y ayer, se pasó el juego. Ya no tenía opciones de ganar el Dakar este curso, pero sí quería ganarle la partida a la carrera más dura del mundo llegando al final contra viento y marea. Lo intentó con todo. Lo de ayer fue el ejemplo mayúsculo de la raza de todo un campeón de 60 años que no se rinde.
Carlos Sainz se marcaba el objetivo de ganar “el mayor número de etapas posibles” y a su vez, como dijo a MD, aprovechar estas jornadas, sin nada en juego, para “probar cosas que no probarías si estuvieras luchando por la victoria”. Fue a por ello desde el inicio de la jornada. Pero a las primeras de cambio, volcó su Audi en el km 6 y parecía verse obligado a abandonar. Minutos después, estaba siendo trasladado en helicóptero al hospital por “fuertes dolores torácicos en el lado derecho”, según aseguró la organización en Haradh. Sin embargo, jamás llegó a Riad. ¡El ‘Matador’ pidió al helicóptero que diera la vuelta para que le llevara de nuevo al lado de su coche para continuar en carrera! Lo nunca visto.
4 horas de espera
El español saltó una duna y cayó de morro contra la arena. Acabó volcando, bocarriba. Sainz sufría dolores y Lucas salió ileso. La tripulación española le dio la vuelta al coche con la ayuda de tres espectadores. El vehículo estaba muy tocado y Sainz parecía optar por abandonar. Pero ya en el helicóptero, cambió de opinión. Según la organización, consultada por MD, “no hay nada escrito en el reglamento que te impida volver a competir en carrera si te has subido al helicóptero”. El coche seguía allí y lo aprovechó para regresar. Iba a lograrlo pese al dolor.
Tras 4 horas y 5 minutos, Carlos reanudó su marcha y se salió de la especial para ir hacia el vivac por carretera. Parecía que lo más difícil estaba hecho. Audi debía analizar el estado del coche para ver si podían repararlo para que Carlos usara su último comodín para reengancharse a la carrera en la etapa 10 de hoy. Faltaba también que el médico le diera su ‘ok’ al madrileño.
El coche sufría daños irreparables
Sainz y Lucas estaban bien. Podían seguir. No así el coche. En vídeo, el accidente no hace justicia con la gran fuerza del impacto frontal que sufrió el vehículo (27G), tanto que provocó daños estructurales en el chasis monocasco de fibra de carbono del Audi. Irreparable. Debían abandonar.
Todo ello, tras un esfuerzo gigante de Carlos y también de Lucas. Para salir del coche volcado, Cruz tuvo que romper la puerta a patadas y llegar al vivac sin ella, pasando mucho frío. No sirvió para continuar, pero sí para exhibir el espíritu dakariano de ambos. El ‘Matador’ es único. Patrimonio del deporte mundial.