¿Cuál es la aplicación de la Ley cero de la termodinámica?

Las leyes que establecen cómo funcionan las cosas en el planeta Tierra están allí, afectándonos todo el tiempo, aunque en ocasiones las perdamos de vista o, peor aún, no tengamos idea acerca de ellas. Por eso, en este artículo, veremos qué significa y dónde se aplica la Ley cero de la termodinámica.

Esta ley, que se conoce también como “ley del equilibrio térmico”, fue postulada en una primera instancia por Maxwel y adoptada luego por Fowler, argumentando que, cuando dos sistemas con sus propias temperaturas, distintas entre sí, entran en contacto, ambos intercambiarán calor hasta que esas temperaturas se igualen.

Por supuesto, aunque el ser humano como especie no pudo explicar el funcionamiento de estas leyes desde el comienzo de los tiempos, está claro que los conceptos de “frío” y “caliente” acompañan a nuestra especie desde sus primeras apariciones sobre el planeta.

Ya Leonardo Da Vinci y Galileo hacían mención a estas nociones, y tenían muy en claro que los cuerpos calientes tienen la tendencia a trasladar su energía a los cuerpos más fríos, un flujo denominado como “calor o energía calorífica” dentro de la jerga.

El proceso se mantendrá inalterable hasta que el cuerpo que en una instancia inicial presentaba la temperatura más baja, haya alcanzado la que ahora tiene el cuerpo originalmente más caliente.

Con esto adoptado, surge más tarde la elaboración de la teoría del equilibrio térmico, ese estado en el que ambos sistemas adquieren esa temperatura en común. ¿Por qué es tan importante esa idea? Porque es la que explicó, definitivamente, que la temperatura es una propiedad termodinámica descartando, como se creía hasta ese entonces, que era una propiedad de cada sustancia.

Aplicación de la Ley cero de la termodinámica

La aplicación de la ley cero es un método infalible para medir la temperatura de diversos sistemas, aprovechando esa propiedad termodinámica, normalmente calculable gracias a un termómetro hecho en vidrio, que indica el resultado por la misma expansión térmica de este material.

Y si bien en ciertos casos puede ser suficiente únicamente con el tacto de nuestras manos, en usos científicos o industriales se debe obtener el valor numérico exacto, lo que obliga al termómetro: producto versátil que igual cuantifica la temperatura de un refrigerador que de un horno.

Incluso, la NASA tiene termómetros de extrema precisión para saber cuál es el nivel de calor que alcanza una nave espacial en instancias claves, como al salir o entrar de la atmósfera.


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