Cuál es la calle más empinada del mundo

En el noroeste de Gales, en la ciudad de Harlech, se encuentra la calle más empinada del mundo que está ya en el libro Récord Guiness por este motivo.

Es una calle corta que tiene una inclinación de un 37,5%. Hasta el momento la calle que ostentaba este título era Baldwin Street en Dunedin, Nueva Zelanda, y tenía una pendiente de un 35%.

La calle es histórica puesto que tiene 1.000 años y es algo destacado por sus habitantes. Para medir tales inclinaciones, un topógrafo experto en medición de montañas utilizó tecnología para demostrarlo. Ello estableció el porqué la cuesta es tan empinada y puede llegar a ser peligrosa.

En este sentido, los coches no pueden subir en algunas de las parte de la calle. Pero no por ello deja de haber establecimientos y casas. Es decir, en la parte alta también hay tiendas y establecimientos para todos los ciudadanos. La subida a la calle es de 330 metros y se eleva nuevamente otros 50 con una inclinación del 15%. En algunos tramos, como hemos apuntado, se llega a los 37,5% de inclinación.

Para las ciudades que suelen aparecer en el Libro Guiness de los Récords este hecho les aporta un buen número de turistas al año. Si bien hay quien no prefiere esto porque les provoca más contratiempos que otras cosas y beneficios. Por ejemplo, el lugar donde estaba la anterior calle más empinada del mundo sí recibió visitantes, aunque sus ciudadanos decían estar cansados de que hubiera personas que visitaran continuamente la calle porque limitaba la intimidad de sus habitantes. ¿Sucederá lo mismo en Harlech?

Harlech ¿qué sabemos de esta ciudad?

Pues más bien poco. Como hemos especificado se trata de una localidad situada en el condado de Gwynedd, en Gales (Reino Unido). Está junto a la península de Lleyn, el parque nacional de Snowdonia, la costa de la mar de Irlanda y frente a la isla de Anglesey.

Además de por esta calle, es famoso por el castillo que lleva el mismo nombre de la ciudad. Un castillo concéntrico construido en la cima de un acantilado cerca del mar de Irlanda. Fue construido por el rey Eduardo I de Inglaterra durante su conquista de Gales, y forma parte del conjunto de castillos y murallas del rey Eduardo en Gwynedd, designado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986.

 


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