Cuando en Israel los helados se mezclan con la política


La famosa compañía estadounidense de helados Ben & Jerry’s ha desencadenado agrias reacciones en el Gobierno de Israel después de anunciar la próxima cancelación de sus ventas a los aproximadamente 650.000 residentes israelíes que viven en los territorios palestinos ocupados. En un comunicado publicado el lunes, la compañía explicaba que considera “incompatible con sus valores” que sus productos se vendan en “los territorios ocupados de Palestina”.

El primer ministro israelí, Naftali Bennett, ha declarado que la decisión de la empresa, una de las divisiones de la multinacional angloholandesa Unilever, de poner fin a la licencia concedida a la firma israelí que elabora las tarrinas de helados para el mercado hebreo a finales del año próximo, es “una rendición al terrorismo y al antisemitismo”. En una llamada con el consejero delegado de Unilever, Alan Jope, el primer ministro le advirtió que “Israel actuará agresivamente contra cualquier tipo de boicoteo hacia sus ciudadanos”, según el diario Haaretz. “Hay muchas marcas de helado, pero solo un Estado judío”, sentenció Bennett.

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Ben & Jerry’s fue fundada en 1978 en Estados Unidos con el lema “paz, amor y helado” y tiene su sede principal en South Burlington, en el Estado de Vermont. Desde 1987, la producción y distribución de sus productos en Israel se realiza a través de una empresa subsidiaria, a la que ha decidido no renovar la licencia tras su vencimiento. “Aunque Ben & Jerry’s ya no se venderá en los territorios palestinos ocupados, nos quedaremos en Israel a través de un acuerdo diferente”, concluía el comunicado de la compañía.

El anuncio de Ben & Jerry’s, compañía comprometida con varias causas progresistas, ha provocado una reacción tan fuerte del Gobierno israelí porque supone una importante victoria de la campaña BDS, siglas de boicoteo, desinversión y sanciones, con la que se busca concienciar a las empresas e instituciones de la ilegalidad de los asentamientos judíos en Palestina.

La única entidad judía que celebró la decisión fue Americanos por la Paz, filial de la israelí Shalom Ajshav (Paz ahora), que condena por ilegales, igual que buena parte de la comunidad internacional y Naciones Unidas, unos 200 asentamientos judíos levantados en la ribera occidental del río Jordán, Cisjordania, parte integral de la Palestina histórica, o de las bíblicas regiones de Judea y Samaria.

La institución pacifista de la comunidad israelí de EE UU felicita a la compañía “por hacer una distinción de principio entre el Israel soberano”, reconocido internacionalmente, “y los asentamientos israelíes, que son ilegales e ilegítimos”, según la legislación internacional.

El embajador israelí en Washington, Gilad Herdán, afirmó este martes que “son los palestinos los que se niegan a negociar la paz y no por ello se debe castigar a Israel”. El diplomático responsabilizó al movimiento BDS de la decisión de la empresa y lo acusó de “no tener interés en negociaciones de paz, ni querer un Estado judío” en Oriente Próximo.

El Concejo de los Asentamientos judíos reaccionó declarando que espera que la compañía dé marcha atrás por una decisión que considera “discriminatoria e inmoral”. Lo que no está claro es si la población palestina podrá consumir los helados de Ben y Jerry´s, pues lo resuelto por el directorio de la compañía no lo indica, a menos que otorgue su licencia a alguna firma de la ribera occidental. La decisión no menciona la franja de Gaza.

Entre los que más echarán de menos los helados entre los israelíes serán los sionistas que en los últimos años emigraron desde Estados Unidos, donde la marca está muy arraigada, y ahora están radicados en los asentamientos israelíes.

“No nos quedaremos de brazos cruzados”, afirmó el ministro de Exteriores, Yair Lapid. “La decisión de Ben & Jerry´s es un acto de cooperación con el terrorismo económico teñido de fobia a los judíos”, agregó fogosamente.

Las autoridades israelíes y sus representantes de Washington han enviado una carta a unos 35 gobernadores estadounidenses a fin de que pongan en marcha las leyes locales que condenan el boicot a Israel, que también se ha visto expuesto a la necesidad de marcar los alimentos y otros productos cuando proceden de loas asentamientos en las tiendas.

La compañía estadounidense está desde hace años bajo el punto de mira de la campaña BDS, que defiende, además, el boicot a los productos y alimentos procedentes de los asentamientos judíos, en los que se ganan diariamente la vida alrededor de 20.000 palestinos.


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