El Espanyol afronta este domingo (RCDE Stadium, 21 horas) uno de los derbis más trascendentales de los últimos años, la ‘madre’ de todos los derbis. El equipo de Luis García está obligado a ganar al Barça para poder alimentar las opciones de salvación que le quedan a cinco ‘finales’ para el final de LaLiga y con tres puntos por debajo del descenso. No hay margen para el error, sólo sumar tres puntos.
No será tarea fácil noquear a un Barcelona líder que caso de ganar, podría cantar el alirón en feudo perico, un campo donde hace muchos años donde no se ve un triunfo blanquiazul ante el eterno rival en el campeonato de Liga.
El espanyolismo no tira (todavía) la toalla y se aferra al espíritu de 2007 para creer en el necesario triunfo ante el Barça. Y es que para ver el último triunfo del Espanyol ante el cuadro azulgrana en campo perico y en la Liga, nos debemos remontar hasta 2007. Hace 16 años y 4 meses se dio la última victoria del Espanyol como local en un derbi liguero. Desde entonces, desde ese 13 de enero de 2007, siete empates y siete derrotas en los derbis ligueros en feudo perico.
Aquel partido se recordará por el triunfo por 3-1 de un Espanyol que dirigía Ernesto Valverde y por el puñetazo que propinó Frank Rijkaard, rompiendo el cristal del banquillo del estadio de Montjüic, curiosamente la próxima casa de los azulgrana en su exilio. El entonces técnico holandés del Barça, un hombre de talante tranquilo, sorprendió a propios y extraños con dicha reacción después de encajar su equipo uno de los goles blanquiazules.
En aquella victoria perica de hace 16 años (13 de enero de 2007), Luis García, el actual técnico del Espanyol, abrió el marcador, Saviola igualó para los azulgrana, pero Tamudo y Rufete ataron la victoria local, provocando el delirio en Montjüic.
El Espanyol no ha vuelto a ganar en casa al Barça desde entonces en la Liga. Su único triunfo llegó en la Copa del Rey con un gol de Melendo en enero de 2018. ¿Acabará este domingo la maldición? Más que nunca el Espanyol necesita vencer, le va la vida y seguir creyendo en el milagro de la salvación. De ahí que todos los pericos se encomienden al espíritu de 2007, soñando con ver una reacción de Xavi tan airada este domingo, como hace 16 años protagonizó el tranquilo Rijkaard.